Columna

Donantes: ¿quiénes son los perdedores?

En los mismos días en que se celebraba la Conferencia de Donantes para Irak en Madrid, diversas organizaciones no gubernamentales hacían una llamada desesperada a los países de todo el mundo demandando fondos para sacar de una hambruna inmediata a 16,9 millones de personas del cuerno de África (Etiopía, Eritrea, Sudán). La primera pregunta que los mandatarios que han dirigido la cumbre de Madrid han de contestar es si las cantidades anunciadas para la reconstrucción de Irak son "más a más" o saldrán de otros capítulos de la ayuda al desarrollo. Si la respuesta fuese la última habría unos claro...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

En los mismos días en que se celebraba la Conferencia de Donantes para Irak en Madrid, diversas organizaciones no gubernamentales hacían una llamada desesperada a los países de todo el mundo demandando fondos para sacar de una hambruna inmediata a 16,9 millones de personas del cuerno de África (Etiopía, Eritrea, Sudán). La primera pregunta que los mandatarios que han dirigido la cumbre de Madrid han de contestar es si las cantidades anunciadas para la reconstrucción de Irak son "más a más" o saldrán de otros capítulos de la ayuda al desarrollo. Si la respuesta fuese la última habría unos claros perdedores de la Conferencia de Donantes: los países más atrasados habrían sido sustituidos -por una prioridad geopolítica- por el país que tiene las segundas reservas estratégicas de petróleo del mundo.

Según algunos cálculos de urgencia -como los propios de la Conferencia de Donantes- Irak va a beneficiarse de una ayuda equivalente a un tercio de la ayuda oficial al desarrollo mundial, durante el año 2004. El economista norteamericano Jeffrey Sachs ha hecho este cálculo mortífero: Washington gastará en Irak, en 2004, 71.000 millones de dólares, y sólamente depositará 200 millones de dólares para el fondo mundial contra el sida, la malaria y la tuberculosis, enfermedades que provocarán ocho millones de muertos ese mismo año.

Por ello es tan importante contestar a la primera pregunta y desagregar las cifras aprobadas genéricamente en la Conferencia de Madrid. El periodista de La Vanguardia describe un momento singular en la conferencia de prensa final de la reunión, cuando se pregunta a los intervinientes cuánto dinero va en donaciones y dirigido a qué fondo y cuánto en préstamos: "El secretario del Tesoro estadounidense, John Snow, pasó la pelota a su colega Colin Powell, éste cedió la palabra a la ministra de Exteriores española, Ana Palacio, que actuaba de presidenta, y ésta, tras señalar que es una cifra global [los 33.000 millones de dólares publicitados] que tiene que ser desglosada, le hizo el pase al comisario europeo de Exteriores, Chris Patten: `Miren, he asistido a otras conferencias y les puedo decir que se hace un cálculo grosso modo de lo prometido; los expertos del Banco Mundial y de la ONU tendrán que definirlo´ ".

Grosso modo pues, sabemos muy poco de los aprobado. Que los 13.000 millones de dólares recaudados (al margen de los 20.000 millones de EEUU, que forman un capítulo aparte) suponen apenas un tercio de las necesidades de reconstrucción que había marcado el Banco Mundial, y sólo una cuarta parte de las estimaciones hechas por la Autoridad Provisional de la Coalición (las autoridades americanas en Bagdag). En otra aproximación, se dice que dos terceras partes son préstamos a devolver y sólo la tercera parte donaciones a fondo perdido. Si esto es así, tiene dos consecuencias. La primera, directa: que aumentará en más de 8.000 millones de dólares la deuda externa iraquí. Las cifras de esta última, como todas las de la economía de esa nación, son bastante aleatorias: se calcula que esa deuda externa oscila entre los 120.000 y los 350.000 millones de dólares, dependiendo de si en ella se incluyen las reparaciones de guerra de los dos conflictos (el del Golfo, de principios de los años noventa, y el actual). Ha habido países (como Francia, Rusia y Alemania) que han defendido que la mejor ayuda era la condonación de la deuda externa, pero ello suponía que no entraba dinero fresco para la reconstrucción.

La segunda consecuencia es el efecto emulación sobre EEUU. El Congreso americano aprobó la pasada semana una partida presupuestaria de 87.000 millones de dólares para los gastos de las guerras de Afganistán e Irak. 67.000 millones son para financiar los gastos militares (140.000 soldados en Irak), y los 20.000 restantes son fondos para la reconstrucción. Pero los representantes de la Cámara de Representantes y el Senado dejaron para otra discusión qué parte de estos 20.000 millones serán donaciones y qué parte serán préstamos a devolver, con sus correspondientes intereses.

Los protagonistas de la Conferencia de Donantes.ULY MARTÍN

Archivado En