Reportaje:

Maniobras fiscales en Francia

Las subidas del tabaco y del gasóleo compensan la rebaja del impuesto sobre la renta

A partir de hoy, la cajetilla del rubio más popular costará 4,60 euros en Francia, dos más que en España, gracias a un aumento de la tasa sobre el tabaco a la que seguirá otra en enero. A su vez, el Parlamento votó el sábado una subida de tres céntimos por litro de gasóleo a los particulares. Como la anunciada rebaja del 3% en el impuesto sobre la renta disminuirá la recaudación en unos 1.700 millones de euros, el erario público podrá resarcirse con una mano de lo que deje de cobrar con la otra.

Por supuesto, la izquierda está en contra. Pero las maniobras fiscales del Ejecutivo provoca...

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A partir de hoy, la cajetilla del rubio más popular costará 4,60 euros en Francia, dos más que en España, gracias a un aumento de la tasa sobre el tabaco a la que seguirá otra en enero. A su vez, el Parlamento votó el sábado una subida de tres céntimos por litro de gasóleo a los particulares. Como la anunciada rebaja del 3% en el impuesto sobre la renta disminuirá la recaudación en unos 1.700 millones de euros, el erario público podrá resarcirse con una mano de lo que deje de cobrar con la otra.

Por supuesto, la izquierda está en contra. Pero las maniobras fiscales del Ejecutivo provocan desconcierto también en una parte de la mayoría de derechas. El grupo centrista UDF, encabezado por François Bayrou, se ha negado a apoyar la rebaja del 3% en el impuesto sobre la renta. La tasa sobre el gasóleo es un combustible vital para agricultores y otros profesionales y trabajadores autónomos, es decir, "para los que se levantan temprano", argumentó en vano Marc Le Fur, diputado del partido gubernamental UMP.

Una profesión tan tranquila como la de los estanqueros ha montado para hoy la primera huelga general de su historia: acusan al Gobierno de llevarles a la ruina y dan por hecho que se va a organizar un contrabando masivo de tabaco a partir de países fronterizos como España, donde costará la mitad. Entre el impacto de la tasa que sube hoy y de la anunciada para enero, el precio del tabaco habrá aumentado un 40% en menos de tres meses.

Para el Gobierno no se trata de compensar la rebaja de impuestos. Lo que se consiga con el gasóleo se destinará a mejorar los ferrocarriles, mientras la tasa sobre el tabaco es una medida preventiva a largo plazo, cuya pretensión consiste en mejorar la salud de la población o, dicho de otro modo, frenar la carga de enfermos sobre una Seguridad Social en grave déficit. Se perseguirá también el fraude en la tasa por tenencia de televisores -con la que se sufraga la televisión pública-, si bien el Ejecutivo ha renunciado a la idea de entrar a saco en los ficheros de las empresas de televisión de pago para buscar a los infractores.

Todo esto ocurre cuando el actual Gobierno ha rebajado un 9% la tarifa del impuesto sobre la renta, sumando las del segundo semestre de 2002 a la de 2003 y la decidida para 2004. A ese ritmo será imposible alcanzar el objetivo del 30% en cinco años como prometió Jacques Chirac durante la campaña para su reelección como presidente. Aun así, el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, ha preferido ofrecer a los electores la señal de que no se abandona la tendencia a bajar el impuesto directo.

Pero el Gobierno apenas puede disimular la imperiosa necesidad de compensar la pérdida de recaudación, cuando el Presupuesto estatal para 2004 ha sido elaborado con una previsión de déficit casi idéntico al de 2003: 55.000 millones de euros, el 3,6% del producto interior bruto (PIB). En términos relativos, el porcentaje de déficit previsto es algo inferior al de 2003 (4%), a pesar de que el monto es el mismo, porque el Ejecutivo supone que en 2004 habrá más crecimiento económico.

La oposición y algunos diputados próximos al Gobierno argumentan que se está forzando demasiado la mano a favor de los hogares con mayores recursos, rebajándoles la carga fiscal más directa (uno de cada dos no paga el impuesto sobre la renta, porque no alcanza el mínimo de ingresos necesario), a costa de sangrar, por la vía de las tasas, a grupos sociales de amplia composición. Sin olvidar que los impuestos locales también suben velozmente, enmarañando más el mensaje político de que se puede y se debe bajar los impuestos.

Imagen de archivo de una gasolinera situada en la ciudad francesa de Burdeos.REUTERS

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