La gran muralla

L'Horta o área metropolitana de Valencia, habitada por más de 600.000 personas, pelea estos días contra el trazado oficial de la línea de alta velocidad que enlazará en menos de dos horas Madrid con la costa valenciana. Un trazado, aprobado por el Ministerio de Fomento en 2001, de cuyo detalle los alcaldes de la comarca se enteran conforme las máquinas excavadoras inician sus trabajos. Los municipios afectados por este AVE, al que han bautizado como "la gran muralla", piden un trazado nuevo más respetuoso con esta área metropolitana, un entorno ya degradado por la gran cantidad de infraestruct...

L'Horta o área metropolitana de Valencia, habitada por más de 600.000 personas, pelea estos días contra el trazado oficial de la línea de alta velocidad que enlazará en menos de dos horas Madrid con la costa valenciana. Un trazado, aprobado por el Ministerio de Fomento en 2001, de cuyo detalle los alcaldes de la comarca se enteran conforme las máquinas excavadoras inician sus trabajos. Los municipios afectados por este AVE, al que han bautizado como "la gran muralla", piden un trazado nuevo más respetuoso con esta área metropolitana, un entorno ya degradado por la gran cantidad de infraestructuras que la atraviesan.

"Lo que mal empieza, mal acaba", comentan los detractores del proyecto oficial de Fomento, contra el que se han presentado cuatro recursos ante la Audiencia Nacional. La mayoría de ayuntamientos afectados, en gran número socialistas, repiten una y otra vez que el subtramo del AVE entre Benifaió y Valencia no ha salido a exposición pública con el adecuado nivel de detalle para que los municipios alegaran conforme a la ley. Este es el argumento formal sobre el que descansan los recursos. Pero el motivo de fondo no es otro que la fórmula de penetración elegida para la entrada del AVE a Valencia y su área metropolitana. Mientras la ciudad gozará de una línea de alta velocidad bajo tierra, el cinturón metropolitano se verá partido en dos por una línea en superficie, cuando no en una plataforma elevada a varios metros del suelo y sobre más metros de taludes que los imaginados en un principio por los alcaldes afectados, que insisten una y otra vez en que no están contra el progreso, que quieren la línea, pero no a costa del desarrollo del municipio.

El soterramiento del proyecto oficial de Fomento está desechado por su elevado coste

El alcalde de Alcàsser, Julio Chanzá, de Unión Valenciana, es el único que ha firmado una orden de paralización de las obras. El AVE, que discurre a unos 100 metros del casco urbano y del polígono industrial, atravesaba el municipio, según el proyecto de 1999, semisoterrado y el actual, de 2001, lo hace por una plataforma de cinco a ocho metros de altura. Alcàsser es el único caso.

En Torrent, localidad doblemente afectada por el ramal del AVE que enlaza Madrid y Valencia por Cuenca -el trayecto más directo- y por el ramal de Albacete, el trazado de Fomento asfixia la expansión urbanística por el sur del municipio. En ambos casos el proyecto inicial, sin planos de detalle, ha sido sustituido ahora por un trazado nuevo aprobado en 2001, con modificaciones importantes, según los alcaldes, y que no pasó por el preceptivo trámite de exposición pública.

En Picanya, la línea destroza una zona de huerta (el Realenc) protegida en el PGOU y pasa a escasos metros del polideportivo municipal y una escuela. En Picassent ocupa una zona agrícola de alto valor económico y en Albal, circula a escasos 150 metros del paraje de Santa Anna, una zona de esparcimiento vecinal. En el caso de Beniparrell, localidad gobernada por el PP, además de afectar a la huerta, discurre por un área inundable del barranco de Beniparrell, con el consiguiente riesgo. En Silla, el AVE afecta al polígono industrial y obliga a tomar medidas para evitar los riesgos de inundación.

Estas son afecciones provocadas por la línea que viene por Albacete, pero también el ramal de Cuenca toca a otros cuatro municipios de l'Horta. En Alaquàs, aunque está previsto que circule en zanja, pasa a escasos metros de una urbanización habitada por 350 familias, en Aldaia divide en dos los 2,1 kilómetros del término que discurren paralelos a los barrancos de Els Cavalls y el Poio y eleva el riesgo de inundaciones. Finalmente, en Xirivella y Quart pasa cerca de sus zonas industriales.

De poco han servido las alternativas dadas por los alcaldes y cuatro colectivos cívicos -Mancomunitat de l'Horta Sud, Fundacion de Desarrollo, Unió de Llauradors, Fòrum de Empresaris e Institut d'Estudis-, que, dentro de las alegaciones al proyecto de 1999, pidieron a Fomento que aprovechara el corredor ferroviario Silla-Valencia para duplicar las vías, dando cabida a las del AVE, y soterrándolo. Fomento no ha contestado a esta ni a ninguna otra de las alegaciones presentadas en su día.

El soterramiento del proyecto oficial de Fomento está desechado por su elevado coste. Considera que el trazado de 2001 atraviesa los municipios de l'Horta lo más alejado posible de los cascos urbanos y además no atraviesa ningún espacio natural protegido, pero sí extensiones de huerta. El consejero de Infraestructuras de la Generalitat, José Ramón García Antón, rompió su silencio la pasada semana cuando, ante la protesta generalizada que ha provocado el inicio de las obras, subrayaba, apoyándose en un estudio elaborado por Fomento, que el soterramiento aumentaba el riesgo de inundación. Curiosamente, unos meses antes, coincidiendo con la campaña electoral, un alto cargo de la Generalitat consideraba posible un AVE soterrado en la zona. El debate está sin resolver.

Los detractores del proyecto "impuesto" por el ministro Francisco Álvarez Cascos, que ha amenazado a los municipios críticos con retirarles las subvenciones públicas si se oponen al trazado oficial, reiteran los inconvenientes de una barrera así. "El ruido del AVE se compara con el de un avión sobre las pistas", apunta Vicent Torres, consultor que ha participado en la elaboración de los recursos de la Audiencia Nacional. Torres cuestiona el "AVE para todos y todos los AVE a Madrid" que ha planteado el Gobierno del PP porque "una línea nueva del AVE sólo se justifica con un volumen de 15 millones de pasajeros al año". El consultor recuerda además que un gran número de impactos se han evaluado con posterioridad al trazado de la línea y que el proyecto se ha dividido en tramos y subtramos para "burlar" los procedimientos administrativos.