Dos encapuchados asesinan a un comerciante judío marroquí en el centro de Casablanca

Menos de cuatro meses después de la oleada de violencia que ensangrentó Casablanca, la capital económica de Marruecos fue de nuevo, ayer, 11 de septiembre, escenario de un atentado. Albert Revivo, un judío marroquí de 55 años, fue asesinado por dos encapuchados que les dispararon a bocajarro cuando, poco después de la una de la tarde, cerraba su comercio en el mercado de Lakria, en pleno centro de la ciudad, según indicaron testigos presenciales.

Los asesinos, presumiblemente integristas, del negociante de madera se apoderaron después de un automóvil, de marca Mercedes, con el que se di...

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Menos de cuatro meses después de la oleada de violencia que ensangrentó Casablanca, la capital económica de Marruecos fue de nuevo, ayer, 11 de septiembre, escenario de un atentado. Albert Revivo, un judío marroquí de 55 años, fue asesinado por dos encapuchados que les dispararon a bocajarro cuando, poco después de la una de la tarde, cerraba su comercio en el mercado de Lakria, en pleno centro de la ciudad, según indicaron testigos presenciales.

Los asesinos, presumiblemente integristas, del negociante de madera se apoderaron después de un automóvil, de marca Mercedes, con el que se dieron a la fuga. Las fuerzas de seguridad acordonaron rápidamente el centro de la ciudad y establecieron controles en los accesos por carretera, mientras los helicópteros de la Gendarmería sobrevolaban la urbe, para intentar impedir la huida de los terroristas.

La pequeña comunidad judía de Casablanca, evaluada en unas 3.000 personas, consternada

La pequeña comunidad judía de Casablanca, evaluada en unas 3.000 personas, estaba consternada. El 16 de mayo ya había sido blanco del terrorismo cuando unos "kamikazes" hicieron estallar las cargas explosivas que llevaban cerca de la Alianza Israelita, de su antiguo cementerio y de un restaurante regentado por un judío.

El general Hamidu Laanigri, que en julio asumió el cargo de director de la Seguridad Nacional, almorzó el martes pasado con los embajadores de la Unión Europea en Rabat a los que describió un panorama tranquilizador.

El atentado de ayer se produjo cuando se desarrollan a marchas forzadas los juicios de cientos de integristas -906 islamistas han sido llevados ante la Justicia según Mohamed Buzubaa, titular de ese departamento- y tras la polémica suscitada por la audiencia, concedida la semana pasada en Tetuán, del rey Mohamed VI a Silvan Shalom, ministro israelí de Exteriores. Shalom visitó después a los judíos de Casablanca mientras el monarca hablaba, el viernes pasado, por teléfono con Ariel Sharon, el primer ministro israelí.

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Los semanarios independientes publicaron editoriales críticos con la iniciativa real y los islamistas del Partido de la Justicia y Desarrollo se preguntaron también, en un comunicado, sobre la oportunidad de esa audiencia. Al Ahdat al Magrebia, el principal diario marroquí, afín a un sector del partido socialista, también se atrevió a arremeter contra la visita de Shalom Ante esta reacción un consejero real, Moha Moatassim, convocó a los partidos políticos para explicarles que los aparentes gestos de Marruecos con Israel habían sido hechos a petición de la dirección palestina. Hassan Alí Kassem, representante en Rabat de la Autoridad Palestina, lo confirmó a continuación.

Pese a las palabras apaciguadoras de Laanigri, Marruecos vive una cierta efervescencia de radicalismo islamista. La semana pasada fueron, por ejemplo, detenidas en Rabat dos gemelas, Imane y Sana Laghrissi, de 14 años, que con la ayuda de unos cómplices querían volarse entre las estanterías de bebidas alcohólicas del supermercado Label.

A principios del verano una francesa residente en Agadir fue asesinada por el vendedor de "casetes" con prédicas integristas, según el diario As Sabah. Días después otro islamista radical apuñaló, en la misma ciudad, a siete camareros y clientes del bar de un camping en el que se consumía alcohol. Después se quitó la vida.

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