Cartas al director

Sobre Serrano Suñer

La muerte de Ramón Serrano Suñer ha provocado numerosas glosas del que fue, entre otros cargos, ministro de Asuntos Exteriores de la dictadura franquista.

Se ha hablado de su inteligencia, de sus cualidades de seductor y, como de una excentricidad, de su manía de inventarse su propia historia.

Sólo desde una visión condescendiente y cómplice se puede ignorar que si lo que él escribía se contradice con la documentación histórica, lo hacíadesde la óptica del vencedor que cree posible reescribir la historia impunemente.

A través del testimonio de mi padre que sobrevivió a cas...

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La muerte de Ramón Serrano Suñer ha provocado numerosas glosas del que fue, entre otros cargos, ministro de Asuntos Exteriores de la dictadura franquista.

Se ha hablado de su inteligencia, de sus cualidades de seductor y, como de una excentricidad, de su manía de inventarse su propia historia.

Sólo desde una visión condescendiente y cómplice se puede ignorar que si lo que él escribía se contradice con la documentación histórica, lo hacíadesde la óptica del vencedor que cree posible reescribir la historia impunemente.

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A través del testimonio de mi padre que sobrevivió a casi cinco años en el campo de concentración nazi de Mathausen, tengo indicios suficientes para entender que la suerte de miles de refugiados españoles detenidos en la Francia ocupada por los alemanes estuvo en manos de Serrano Suñer.

Al llegar los deportados a Alemania les quitaban toda su documentación y los fichaban como "rojos españoles". Los oficiales nazis les indicaron que escribieran a la Embajada española en Berlín, cosa que hicieron en dos ocasiones con una petición de ayuda unos meses antes de que Serrano Suñer visitara Berlín en septiembre de 1940.

No hubo respuesta: el 6 de agosto de 1940 entró en Mathausen el primer grupo de 400 presos españoles, en el que iba mi padre, considerados ahora "apátridas", con lo que los nazis tenían vía libre para exterminarlos.

En los campos de concentración nazis, recordémoslo, murieron miles de republicanos españoles después de sufrir horribles humillaciones, torturas, hambre y trabajos forzados.

Durante el juicio de Núrenberg, cuando el único ex deportado español que testimonió iba a hablar del "asunto Serrano Suñer" fue interrumpido por el delegado adjunto del Gobierno francés.

Montserrat Roig, en su libro Els catalans als camps nazis, entrevistó a muchos ex deportados que confirmaron estos hechos. Ella, personalmente, le preguntó a Serrano Suñer en 1976 qué sabía del asunto. Éste respondió que alguien le comentó en el avión la existencia de presos españoles.

Con todo lo dicho, no parece muy verosímil que no estuviera enterado con anterioridad, a través de la embajada, de la existencia de estos españoles.

Que alguien con una tan grave sospecha de responsabilidad en la suerte de miles de españoles en los campos de exterminio nazis, y de una no disimulada afinidad con la ideología nazi, haya podido vivir sin tener que responder de sus actos hasta los 101 años es muy ilustrativo de nuestra, para muchos, modélica transición democrática.

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