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Daniel Rodríguez, el policía bendecido para cantar

Daniel Rodríguez canta "para levantar el espíritu de la nación". No le parece extraño haber saltado a la fama en EE UU a raíz de los atentados del 11 de septiembre; lo considera "una bendición de Dios". Este neoyorquino de 39 años, hijo de puertorriqueños y nieto de gallegos, siempre quiso dedicarse profesionalmente a la canción. Nunca se atrevió a dar el salto, entró en el cuerpo de policía y allí estuvo hasta el día en que se celebró el velatorio por las víctimas de los atentados de las Torres Gemelas. Aquel día, el entonces alcalde de Nueva York, Rudolph Giulianni, le pidió "que reconfortar...

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Daniel Rodríguez canta "para levantar el espíritu de la nación". No le parece extraño haber saltado a la fama en EE UU a raíz de los atentados del 11 de septiembre; lo considera "una bendición de Dios". Este neoyorquino de 39 años, hijo de puertorriqueños y nieto de gallegos, siempre quiso dedicarse profesionalmente a la canción. Nunca se atrevió a dar el salto, entró en el cuerpo de policía y allí estuvo hasta el día en que se celebró el velatorio por las víctimas de los atentados de las Torres Gemelas. Aquel día, el entonces alcalde de Nueva York, Rudolph Giulianni, le pidió "que reconfortara los ánimos" de los estadounidenses cantando a capella el God bless America. Rodríguez cantó y adiós al uniforme. Ya no es policía, ahora recibe clases de Plácido Domingo en Washington, aparece en el popular programa de Oprah Winfrey, actúa para el presidente Bush en la Casa Blanca y va por su tercer disco. Sólo de su primer trabajo, que lleva el revelador título The spirit of America, ha vendido casi 300.000 copias. Rodríguez no se cree "una megaestrella" pero su carrera suma y sigue. Ha editado dos discos más este año y este verano se ha pasado por España para promocionar el último, Be my love.

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"Yo ya era cantante antes de la tragedia de las torres. Tenía un show los fines de semana, todos me conocían como el policía

cantante". Uno de los que le conocían era Giulianni. "Nos vimos por primera vez en 1995, cuando salí de la academia. Coincidí con él en ceremonias de la policía en las que cantaba yo".

Aquellas ceremonias fueron el germen de su carrera. Giulianni se prendó de la voz del policía y le invitó a interpretar el himno nacional en un estadio de fútbol repleto. Incluso intentó conseguirle una actuación en el Metropolitan de Nueva York. "Nunca estudié ópera. Siempre he cantado folk, canciones románticas, operetas estilo Broadway... El Metropolitan me rechazó". Eso fue antes del 11-S. El velatorio por las víctimas de las torres resultó ser, finalmente, mejor escenario de despegue que la ópera neoyorquina. Semanas después de la actuación, Rodríguez tenía sobre la mesa ofertas de cinco grandes compañías. Fichó por EMI y grabó The spirit of América. "Es un disco de canciones patrióticas", explica. "Era un momento en el que había que ofrecer a la gente música buena, no rock and

roll". Su versión de God bless America salió como primer sencillo. "Los beneficios de aquella canción los donamos a la Fundación Torres Gemelas, que ayuda a la recuperación de la policía, el cuerpo de bomberos y los servicios de emergencias de Nueva York". En pocos meses, Rodríguez pasó de patrullar las calles de Queens a convertirse en "la voz del consuelo del pueblo americano".

Consolado el pueblo, el ex policía salió por primera vez de EE UU para grabar en Praga From my heart, un disco de "canciones románticas". Para su lanzamiento en Europa, Rodríguez ha recopilado temas de sus dos primeros trabajos y los ha reunido en Be my love. La canción que da título al disco tiene un significado especial para él: "Hace tres años, durante un concierto, le pedí la mano a mi actual esposa mientras cantaba este tema".

Las aspiraciones musicales de Rodríguez van más allá del amor y la patria. Lleva meses preparándose para cumplir su sueño: grabar un disco de ópera. El cantante se ha unido al Programa Vilar de Artistas Jóvenes, que dirige Plácido Domingo en la capital estadounidense. "¿Para cuándo el disco? Pronto, estoy esperando que el maestro me dé su bendición".

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