El doble rasero

Con la pantomima de investigación que se está llevando a cabo sobre lo ocurrido en la Comunidad de Madrid, mi grado de indignación va en aumento cada día al contemplar hasta qué punto las instituciones no responden al fin para el que fueron creadas, sino que están al servicio exclusivo de los intereses del partido en el Gobierno.

El último dato que nos llega a través de la prensa (nunca de la comisión investigadora, que tiene vetado el acceso a todo tipo de documentación) acerca de la empresa de fotocopias en la que el señor Rodríguez de Tejada figura en nómina nos aclara que no sólo es...

Con la pantomima de investigación que se está llevando a cabo sobre lo ocurrido en la Comunidad de Madrid, mi grado de indignación va en aumento cada día al contemplar hasta qué punto las instituciones no responden al fin para el que fueron creadas, sino que están al servicio exclusivo de los intereses del partido en el Gobierno.

El último dato que nos llega a través de la prensa (nunca de la comisión investigadora, que tiene vetado el acceso a todo tipo de documentación) acerca de la empresa de fotocopias en la que el señor Rodríguez de Tejada figura en nómina nos aclara que no sólo esta empresa consigue contratos millonarios con el Gobierno, sino que además en los últimos tres años no ha presentado cuenta alguna al organismo competente, a pesar de que, a juzgar por su desbordante actividad, éstas deben ser cuantiosas. Yo me pregunto: ¿con qué autoridad ética o moral, o como queramos llamarla, el Ministerio de Hacienda nos va a exigir que coticemos cada año si no entra a destapar todo lo que huele a podrido en torno a ello?

En mi declaración del año pasado, al cambiar mi situación de prejubilada a jubilada, percibí cantidades por diferentes conceptos en distintos periodos. Tras 40 años de cotización como asalariada sin ningún contratiempo, cometí un error al consignar una de las cantidades y Hacienda, muy eficientemente, lo detectó.

Con total celeridad aboné el importe omitido y la multa correspondiente, a pesar de que la propia oficina fiscal me aconsejó que apelara. Al contemplar la falta de acción del Ministerio de Hacienda ante las graves irregularidades que están apareciendo, no me queda otra alternativa que pensar que existe el "doble rasero" a la hora de aplicar la justicia: una para el ciudadano de a pie y otra para los que se sitúan en torno a los grupos de poder.

La impotencia y pasividad con la que los ciudadanos estamos contemplando las mentiras, irresponsabilidades e irregularidades que impunemente comete el actual Gobierno debería tocar a su fin. Yo albergo la esperanza de que esta vez sí lo tendremos en cuenta a la hora de votar.