NUEVE MESES DESPUÉS DE LA CATÁSTROFE DEL PETROLERO / 1

La extracción del fuel se intentará en septiembre

Han pasado casi nueve meses desde que el Prestige se partió en dos antes de hundirse en las profundidades abisales. Desde entonces, los científicos no han dejado de trabajar en el pecio. Han probado de todo para tratar de parar el vertido que seguía saliendo de sus depósitos y acababa en las costas cantábricas. Al principio se escapaban 125 toneladas cada día.

Poco a poco, primero con el batiscafo Nautile, tripulado por tres personas, y ahora con cuatro robots teledirigidos, las empresas pagadas por el Gobierno han ido taponando las 20 grietas que presentaban los restos de...

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Han pasado casi nueve meses desde que el Prestige se partió en dos antes de hundirse en las profundidades abisales. Desde entonces, los científicos no han dejado de trabajar en el pecio. Han probado de todo para tratar de parar el vertido que seguía saliendo de sus depósitos y acababa en las costas cantábricas. Al principio se escapaban 125 toneladas cada día.

Poco a poco, primero con el batiscafo Nautile, tripulado por tres personas, y ahora con cuatro robots teledirigidos, las empresas pagadas por el Gobierno han ido taponando las 20 grietas que presentaban los restos del barco.

Mientras trataban de cerrarlas por ellas salieron al mar más de 6.000 toneladas de fuel que ampliaron la gravedad del vertido. Nueve meses después, los expertos ya han logrado reducir el escape a unos 700 kilos diarios, pero aún no se ha taponado completamente. Se espera concluir este trabajo en los próximos días, según la Oficina del Comisionado del Gobierno para la gestión de la crisis.

Los cuatro robots, de dos tipos, retocados especialmente para trabajar a 4.000 metros de profundidad, algo que no se había hecho nunca hasta ahora, funcionan a destajo, siempre dos a la vez, 20 horas al día, y al límite de sus posibilidades. Son más potentes que el Nautile (pueden mover media tonelada, mientras el batiscafo sólo transportaba 25 kilos), y además, si se estropean, no se ponen en riesgo vidas humanas.

Sellado definitivo

Sólo cuando se taponen definitivamente las grietas, a finales de este mes, según las previsiones de la Oficina del comisionado del Gobierno, Rodolfo Martín Villa, se harán las pruebas para tomar una decisión definitiva sobre el destino del fuel que aún queda en los restos del barco.

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Antes habrá que saber cuánto es eso. Los últimos cálculos hablan de 37.000 toneladas de combustible, la mayoría en la popa del barco. En estos días los expertos que trabajan sobre el buque hundido están utilizando una técnica denominada de "neutrones térmicos" que concluirá con más fiabilidad cuánto fuel queda en el fondo del océano. Los científicos se quejan de que no se ha podido saber siquiera cuánto combustible llevaba realmente el Prestige por la falta de colaboración de la empresa responsable, Crown Resources.

Se están realizando todo tipo de pruebas para saber cómo son las corrientes de la zona y el fondo marino. Al acabar este proceso, en septiembre, se probará el método elegido inicialmente, que es el de las bolsas lanzaderas. Primero se abre un agujero en el barco, se coloca la bolsa con el robot, y ésta se llena de fuel hasta 250 toneladas. Luego se deja que vaya subiendo porque su densidad es mayor a la del agua, y se controla su recorrido con unas cadenas. En la superficie espera una embarcación con una piscina. Cuando se llena, el barco parte camino de una refinería.

En septiembre se hará la prueba con dos bolsas; con la primera se probará el ajuste al pecio y, si se engancha satisfactoriamente, la segunda se llenará de petróleo para subirlo a la superficie.

Si funciona, ésa será la decisión definitiva. Aunque nadie lo garantiza. Por eso hay otra solución preparada, que es la de colocar una marquesina colosal encima del barco para recoger el chapapote que fluya de sus depósitos. Pero las bolsas deberían servir, según los estudios de la Universidad de Huelva. Allí se han logrado probar a una presión de 150 atmósferas. La que se soporta donde está el barco es de 380 atmósferas, debido a los casi cuatro kilómetros de agua que tiene encima. En tierra, la presión normal es de una atmósfera.

Aunque funcionen las bolsas, la solución tardará. En invierno el mal tiempo impide los trabajos, así que tendrán que dejar la recogida hasta la primavera de 2004. Confían en acabar entonces en tres o cuatro meses, pero si finalmente las bolsas no funcionan y hay que fabricar y colocar la marquesina, nadie se atreve todavía a hacer unos cálculos para saber cuándo dejará el pecio de ser una amenaza para las costas atlánticas y cantábricas.

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