Columna

Torres Vela contra Chaves

En este insoportable agosto, Torres Vela acaba de echarnos un jarro de agua fría. Se agradece, pero no sé si era su intención exactamente la de refrescarnos o qué. El presidente del Parlamento de Andalucía ha discrepado en público de la voluntad del presidente del Gobierno andaluz de llevar al próximo otoño una reforma del Estatuto. Ambos son del mismo partido, el PSOE, y se supone que en una materia tan importante deberían haberse puesto previamente de acuerdo. Pero no es así. Lo que indica, una de dos, que ha sido imposible esa sintonía previa, o que Chaves no ha consultado con el representa...

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En este insoportable agosto, Torres Vela acaba de echarnos un jarro de agua fría. Se agradece, pero no sé si era su intención exactamente la de refrescarnos o qué. El presidente del Parlamento de Andalucía ha discrepado en público de la voluntad del presidente del Gobierno andaluz de llevar al próximo otoño una reforma del Estatuto. Ambos son del mismo partido, el PSOE, y se supone que en una materia tan importante deberían haberse puesto previamente de acuerdo. Pero no es así. Lo que indica, una de dos, que ha sido imposible esa sintonía previa, o que Chaves no ha consultado con el representante del Legislativo. No sé qué es peor. Y desde luego no está el paño político para estas arrugas, cuando todo el país se enfrenta a un otoño más que caliente en materia de autonomías y del modelo final del Estado, con unas elecciones repetidas en Madrid, otras en Cataluña y un lehendakari dispuesto a no dejarnos vivir en paz, cueste lo que cueste. Más aún: cuando todo el PSOE parece caminar al unísono, por fin, en la única dirección posible frente al neocentralismo furibundo de Aznar: la dirección que conduce al Estado federal.

No sé si ya le habrán tirado de las orejas a Torres Vela, un político que desde luego no pasa por su mejor momento, tras los malos resultados municipales del PSOE en su feudo de Granada. Tal vez por eso se esfuerza en hacerse notar (a ver si van a tener razón los que dicen que toda su estrategia pasa hace tiempo por calibrar sus posibilidades de sustituir algún día al propio Chaves) y se permite salir del tiesto, ahora, en el momento más inoportuno. Pero lo importante es examinar los argumentos de tan llamativa discrepancia. Una, que la reforma del Estatuto requiere "un clima político constituyente, que suponga que todas las fuerzas políticas tengan la actitud de buscar puntos de encuentro". Desde luego ese clima no existe, ni el PP va a colaborar hoy en lo más mínimo. Pero de eso se trata, por cierto: de poner en evidencia al partido del Gobierno en su estrategia de acoso y derribo a las autonomías todas, y a la andaluza en particular. Dos, que no da tiempo en lo que queda de legislatura. Pues claro, eso es tan obvio, que no puede constituir sino argumento en contrario: también se trata, justamente, de llevar el debate al periodo preelectoral, para que los ciudadanos juzguen. En fin, que no se entiende a qué viene este pronunciamiento estival de Torres Vela, y que él sabrá lo que hace.

Hace dos años, en el debate sobre el estado de la Comunidad, Chaves ya lanzó un resonante proyecto de reforma del Estatuto. Pero algo ocurrió, que el asunto se dejó enfriar, tal vez demasiado. O Chaves no tuvo los apoyos necesarios o prefirió esperar un momento más idóneo. Ese momento, desde luego, parece estar llegando. Frente a un Aznar que está destruyendo, concienzudamente y desde dentro, el Estado de Derecho y el de las Autonomías, envolviéndose en la bandera de la Constitución, en la que no cree, y un PNV dispuesto a llevarnos a la quiebra de ese mismo Estado, no cabe otra salida que el acuerdo de todas las fuerzas políticas progresistas en una reforma controlada y concordada de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía, hacia el Estado federal. Ésa es la verdadera cuestión.

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