Reportaje:

El secreto de la cueva del Mirlo

El Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas ofrece la combinación perfecta de turismo, deporte y aventura

"La emoción supera al miedo", confiesa José María León, un joven cordobés que junto al resto de sus compañeros se prepara para practicar, por primera vez en su vida, el descenso de cañones, también conocido como barranquismo, por el río Guadalquivir en pleno Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén).

Como José María, Jerónimo y Juan, desde Sevilla; o Elena, desde Huelva; y Julia, desde Granada; han decidido pasar sus vacaciones en el albergue juvenil de Cazorla con la intención de "salir de la rutina de la playa y vivir nuevas experiencias", señalan.

Y sus expectativa...

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"La emoción supera al miedo", confiesa José María León, un joven cordobés que junto al resto de sus compañeros se prepara para practicar, por primera vez en su vida, el descenso de cañones, también conocido como barranquismo, por el río Guadalquivir en pleno Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén).

Como José María, Jerónimo y Juan, desde Sevilla; o Elena, desde Huelva; y Julia, desde Granada; han decidido pasar sus vacaciones en el albergue juvenil de Cazorla con la intención de "salir de la rutina de la playa y vivir nuevas experiencias", señalan.

Y sus expectativas se han visto cumplidas con creces. Senderismo, rappel (descenso con cuerdas por paredes rocosas), escalada, barranquismo, piragüismo, tiro con arco y rutas por la sierra en 4x4 son algunas de las actividades que han practicado durante sus días de vacaciones en Jaén.

"En los Pirineos, esto se lleva haciendo desde hace 20 años y ahora nos toca a nosotros", explica Juan Benavente, director de Tierra Aventura, una de las muchas empresas que ofrecen este tipo de deportes en el parque natural. Para Benavente, el perfil del turista que visita la sierra jiennense ha cambiado en los últimos años. "Existe una demanda real de un turismo cada vez más activo y que exige actividades vinculadas al mundo de la montaña", explica Benavente.

Deportes seguros

Pero al contrario de lo que pueda parecer, realmente no son deportes que conlleven un alto riesgo. Como ejemplo, Ana Belén Piña, técnico deportivo de Tierra Aventura, recuerda las actividades que han organizado para niños discapacitados y, especialmente, la escalada con un niño invidente. "Ha sido lo más emocionante hasta ahora", subraya la monitora. Y añade: "lo más importante es una buena explicación, durante el tiempo que haga falta, y tener un plan de evacuación por si nos encontramos con algún inconveniente".

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Las actividades se realizan en zonas de fácil acceso y en un marco de una gran belleza. El Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas es el espacio protegido más grande de España y sus sierras forman un macizo montañoso que conecta Sierra Morena con la Cordillera Bética. Su variedad paisajística viene determinada por las diferencias de altitud que van desde los 650 metros sobre el nivel del mar (embalse del Tranco), hasta las cumbres de Las Empanadas (2.107 metros), El Cabañas (2.028 metros), Las Banderillas (1.993 metros) o El Yelmo (1.809 metros).

El escenario del descenso del Guadalquivir lleva a José María y a sus compañeros hasta una zona conocida como la Cerrada de Utrera, a 15 kilómetros del nacimiento del río, donde las paredes de la montaña se estrechan y el agua desciende por pequeñas cascadas.

Al grupo se ha sumado, a última hora, Wolfrang, profesor de Sociología de la Universidad de Graz (Austria) y su hija Christina, de 14 años, que visitan por primera vez el parque.

Mientras ascienden hasta la Cerrada de Utrera, Ana Belén Piña, explica las características de la vegetación y señala las diferentes especies de pino (carrasco, negral y laricio) que coexisten con las encinas de la zona.

Así, los monitores de Tierra Aventura se convierten también en profesores de flora y fauna. Diferenciar las huellas de un jabalí de las de una cabra montesa es otro de los muchos valores añadidos que tiene la caminata hasta el río. "Intentamos que el turista no sólo se divierta, sino que también conozca la riqueza biológica del parque", indica Piña.

Finalmente, el gran momento ha llegado. Enfundados en los trajes de neopreno y protegidos por cascos, el grupo se introduce en el agua uno detrás de otro y bajo la atenta mirada de los monitores. Las emociones están a flor de piel.

El descenso ha comenzado para Jesús, Julia, Wolfrang y el resto del grupo que no puede evitar soltar algún que otro grito que ayuda a aliviar la tensión. La cueva del Mirlo es la primera parada. Ana Belén Piña invita al grupo a entrar y conocer el secreto de la cueva: un nido que una pareja de mirlos construyeron esta primavera.

"La primera prueba no ha sido muy difícil", bromea Jesús. Sin embargo, queda un kilómetro de descenso durante cerca de tres horas, y saltos de hasta nueve metros para los más atrevidos. La aventura acaba de comenzar.

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