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Los MBA comparten valores

Esade no ve grandes diferencias entre alumnos de todo el mundo

"No hay grandes diferencias en los valores que tienen los estudiantes que siguen un master en Dirección y Administración de Empresa", sin importar el país en el que vivan o la nacionalidad que tengan. Lo asegura Simon Dolan, profesor de Esade y responsable de un estudio que ha intentado analizar esta cuestión con una muestra de 200 estudiantes de 35 nacionalidades distintas y de centros de todo el mundo. De Estados Unidos a la India, pasando por Europa.

El objetivo de la investigación era averiguar si los alumnos de estos cursos de posgrado mantienen un equilibrio entre sus objet...

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"No hay grandes diferencias en los valores que tienen los estudiantes que siguen un master en Dirección y Administración de Empresa", sin importar el país en el que vivan o la nacionalidad que tengan. Lo asegura Simon Dolan, profesor de Esade y responsable de un estudio que ha intentado analizar esta cuestión con una muestra de 200 estudiantes de 35 nacionalidades distintas y de centros de todo el mundo. De Estados Unidos a la India, pasando por Europa.

El objetivo de la investigación era averiguar si los alumnos de estos cursos de posgrado mantienen un equilibrio entre sus objetivos éticos, emocionales y económicos en todos los ámbitos de la vida. Para medir esta cuestión, el equipo liderado por Dolan ha definido 23 valores diferentes, a partir de una lista inicial de 100.

La ética manda en el trabajo, mientras que en la vida personal priman con gran diferencia los valores emocionales

Entre los valores económicos seleccionados para la encuesta final están la eficacia, el éxito, la productividad o los resultados, hasta siete diferentes. Entre los seis de carácter emocional, están la creatividad o el entusiasmo. Y los nueve valores éticos agrupan rasgos como el compañerismo, la dignidad o el respeto.

Los alumnos encuestados han otorgado una puntuación de 0 a 4 según la importancia que otorgan a cada uno de esos valores, tanto en su vida profesional como fuera de ella. Con esta base, la encuesta arroja los siguientes resultados: los valores a los que más importancia dan todos los estudiantes en el trabajo son los éticos, aunque las diferencias son mínimas entre todos ellos: 3,49 para los éticos, 3,46 para los emocionales y 3,45 los económicos. En la esfera personal, sin embargo, se da un desequilibrio mayor. Ganan la emoción (3,73), frente a la ética (3,32) y, muy alejados, los aspectos económicos.

Por regiones, los alumnos anglosajones -sin contar los estadounidenses, que se analizan por separado- sienten "verdadera pasion por su trabajo", una pasión que no trasladan al resto de su vida; los del centro de Europa muestran una mayor congruencia entre ambas esferas, si bien dan una importancia ligeramente mayor a los valores éticos; en China, "el trabajo lo domina todo"; los indios equilibran ambas cuestiones; los mediterráneos -y aquí entra España, a través de alumnos del Instituto de Empresa- dan mucha más importancia a las cuestiones éticas en su vida ajena al trabajo que a ninguna otra cuestión, y los americanos priman el trabajo y, para sorpresa de los investigadores, no dan mucha más importancia a las cuestiones éticas en el trabajo.

El trabajo, que fue presentado en Barcelona, es sólo un primer paso en una investigación más ambiciosa. "Las preguntas que queremos responder es qué papel desempeñan las escuelas de negocios en la formación de los valores de los líderes del futuro y si éstas pueden cambiar los sistemas de valores de sus alumnos", resume Simon Dolan. Para ello, el año que viene ampliarán la muestra para hacerla más representativa y contrastarán las respuestas de los estudiantes con la información que proporcionan las escuelas en su página web.

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