Los ecologistas critican la reestructuración de Medio Ambiente y los empresarios la aplauden

Oposición, sindicatos y profesores lamentan la desaparición de la consejería

La reestructuración del Consell se ha traducido en un nuevo cambio de rango de la Consejería de Medio Ambiente. Desde que el PP accedió al Gobierno en 1995, Medio Ambiente ha pasado de ser una consejería a compartirla con Agricultura, luego a recuperar su independencia para ahora desaparecer de los membretes oficiales y ser incluida en Territorio y Vivienda, con competencias en urbanismo, que dirige Rafael Blasco. Este cambio suscita escepticismo y crítica entre profesores, ecologistas, vecinos y oposición, mientras se acoge con optimismo entre los empresarios.

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La reestructuración del Consell se ha traducido en un nuevo cambio de rango de la Consejería de Medio Ambiente. Desde que el PP accedió al Gobierno en 1995, Medio Ambiente ha pasado de ser una consejería a compartirla con Agricultura, luego a recuperar su independencia para ahora desaparecer de los membretes oficiales y ser incluida en Territorio y Vivienda, con competencias en urbanismo, que dirige Rafael Blasco. Este cambio suscita escepticismo y crítica entre profesores, ecologistas, vecinos y oposición, mientras se acoge con optimismo entre los empresarios.

La reestructuración del presidente del Consell, Francisco Camps, abunda en un un contexto de desencanto casi generalizado con la política medioambiental del PP. Para Emèrit Bono, ex consejero de Medio Ambiente con el PSPV, que creó la consejería en 1993, la decisión es "coherente" con la "nefasta política medioambiental que se ha hecho". "La Consejería de Medio Ambiente ha de ser transversal, ha de iluminar y controlar al resto porque su función es una política de políticas", afirma el catedrático de Política Económica de la Universitat de València. "La desaparición es una marcha atrás clarísima; se consagra la tesis del uso intensivo del territorio como una de las únicas estrategias políticas de este país", añade.

Escéptico se muestra también Ernest Garcia, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universitat de Valéncia, quien considera que "no es razonable esperar que al ser subsumida en otras áreas las prioridades internas no se decanten del lado del urbanismo y la vivienda". Por lo demás, "la consejería ha sido perfectamente inútil en los últimos años; se puede pensar que no pasa nada". "Nunca he creído que hiciera falta una consejería, que no ha pintado mucho, lo que hace falta es que se lo crean de verdad", sostiene Joan Olmos, profesor de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Valencia. Y añade: "Las infraestructuras son un potente elemento de colonización del territorio y un condicionante mucho mayor que los planeamientos urbanísticos". Olmos considera un error que la planificación territorial vaya "a remolque" de las grandes obras.

Por contra, a Ramón Martín Mateo, ex rector de la Universidad de Alicante y Premio Jaime I de Investigación en Medio Ambiente, la creación de la nueva consejería le parece bien y aplaude la elección de Blasco. No obstante, señala que "el medio ambiente es de todas las consejerías, por lo que debería tener una unidad en cada una". Tampoco ven perjuicios para el medio ambiente los empresarios. "Esta reestructuración es positiva porque facilitará la coordinación entre las direcciones generales con competencia en planificación y ordenación territorial con las de gestión del medio y calidad ambiental", según la Confederación Empresarial Valenciana. Tras entrevistarse con Blasco, Arturo Virosque, presidente de la Cámara de Comercio, cree que "se ampliarán las actuaciones" medioambientales en las empresas e industrias.

Contundente se muestra en su crítica Antonio Cañuelo, portavoz de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia, para el que en "época de pelotazos, Medio Ambiente podía poner un freno al urbanismo, y ahora será como mandar a la zorra a cuidar a las gallinas". "Vemos con preocupación que todo quede en las mismas manos", dice Cañuelo, que, sin citarlo, se refiere a la etapa de Blasco en Obras Públicas, en el Gobierno socialista de Joan Lerma, en la que opina "que hubo interés por urbanizar zonas de valor ecológico".

Tampoco ha gustado la remodelación a Ecologistas en Acción, que constata una rebaja del rango administrativo de Medio Ambiente y se pregunta cómo actuará la consejería en proyectos como la Ruta Azul, ya que se ha convertido en juez y parte. Carlos Arribas, su portavoz, critica también que los espacios naturales protegidos se asignan a la Dirección General de Planificación y Ordenación Territorial. La Associació Valenciana d'Educació Ambiental i Desenvolupament Sostenible, integrada por profesores universitarios, educadores y empresas de servicios medioambientales, espera que la educación, incluida en la dirección de Calidad Ambiental, no siga bajando puestos.

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Para Víctor Navarro, de Acció Ecologista-Agró, "al menos se podría haber mantenido el nombre de la consejería". En la etapa del PP, inicialmente de la mano de su entonces socio, UV, "Medio Ambiente ha sido una moneda de cambio político, no hay un interés específico en el tema". "El concepto de Territorio y Vivienda sería correcto porque se trata de hacer una actuación transversal, pero que vivienda tenga título y medio ambiente no...", añade.

El secretario de Relaciones Institucionales de CC OO, Juan Ortega, opina que es "necesario que la sociedad visualice la importancia del medio ambiente, lo que se hace también dando el nombre a la consejería, no sólo diciendo que se hace una política trasversal". UGT, mientras, guarda su opinión y espera a valorar "hechos y actuaciones". La oposición también rechaza el cambio. Para Francesc Signes, secretario de Medio Ambiente del PSPV, se produce "una clara subordinación" al urbanismo, "enmascarada en una teórica prioridad a las políticas de vivienda". Para Joan Antoni Oltra, diputado de l'Entesa, "Medio Ambiente es la primera víctima de Camps" y "pasa al furgón de cola". El Bloc, a través de su secretario general, Pere Mayor, abunda en la crítica al afirmar que "el medio ambiente no destaca por ser un tema importante para el PP".

Integración avanzada

El consejero de Territorio y Vivienda, Rafael Blasco, afirma que "la reestructuración está en la línea de las posiciones más adelantadas en Europa" y se basa en "un principio de racionalidad y coherencia en las funciones y en la toma de decisiones que afectan al territorio". En las "regiones más avanzadas de Europa" se han recorrido tres etapas: una primera centrada en el desarrollo de las infraestructuras de soporte al desarrollo económico; una segunda de "concienciación" social y de fomento de la protección del medio ambiente, y la actual, "donde la complejidad de las relaciones sociales comporta la creación de modelos que compatibilizan el desarrollo económico, social y humano". La nueva consejería se crea, según Blasco, desde el concepto de "una integración avanzada" del territorio con la fusión de varios departamentos. "El territorio, que es el paraguas bajo el que se crea la consejería, comienza por una vivienda digna, sigue en el barrio, un entorno de convivencia, y termina en el territorio como espacio de socialización", sostiene.

El consejero afirma que "se puede urbanizar desde una postura de respeto al medio, no se puede ver sólo como una agresión". "Haremos una política de planificación territorial moderna con una claro respeto al medio ambiente", recalca Blasco, que prevé "en lo posible" aumentar las partidas destinadas al medio ambiente y fomentar la participación en los consejos asesores.

Mientras, la oposición y grupos ecologistas dudan de que Blasco muestre sensibilidad por el medio ambiente y critican su gestión al frente de Obras Públicas en el Gobierno socialista de Joan Lerma. Bajo la dirección de Blasco se creó la Agencia del Medio Ambiente, y se declararon varios parques naturales, pero su gestión acabó en destitución a raíz del caso Calp, en diciembre de 1989, en el que no estaba implicado. El asunto derivó, no obstante, en otro juicio relacionado con la enajenación de unos terrenos en Paterna, un asunto del que Rafael Blasco fue absuelto.

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