Crítica:

La jugada imposible

Cuentan que cierto escritor le dedicó su último libro a Antoni Tàpies. Y que el pintor, ávido, lo abrió por las últimas páginas para comprobar si el índice onomástico contenía su nombre. Enseguida llegó a la T y vio que no solamente aparecía su nombre sino que además había una nota escrita con bolígrafo que decía: "A mi querido amigo Toni Tàpies. Te escribo aquí la dedicatoria porque conozco tus debilidades". Cierta o no la anécdota, parece que ya es costumbre comenzar a leer los libros de biografías por el final. El que firma Arnau Puig (Barcelona, 1926) es un azaroso y, a ratos, entretenido ...

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Cuentan que cierto escritor le dedicó su último libro a Antoni Tàpies. Y que el pintor, ávido, lo abrió por las últimas páginas para comprobar si el índice onomástico contenía su nombre. Enseguida llegó a la T y vio que no solamente aparecía su nombre sino que además había una nota escrita con bolígrafo que decía: "A mi querido amigo Toni Tàpies. Te escribo aquí la dedicatoria porque conozco tus debilidades". Cierta o no la anécdota, parece que ya es costumbre comenzar a leer los libros de biografías por el final. El que firma Arnau Puig (Barcelona, 1926) es un azaroso y, a ratos, entretenido resumen de toda una existencia dedicada a la filosofía y a la acción. Dau al Set, una filosofía de la existencia resulta un título engañoso, un corsé desatado para un hombre que nunca se dejó atrapar. Todo el libro resume la eterna cuestión de cómo y por qué hay que llenar de sentido un existir desde lo que uno tiene a mano, desde la conciencia de la pérdida. El libro es también la jugada imposible, una oportunidad perdida. Arnau Puig tiene el libro de la selva artística de toda la segunda mitad del siglo XX metido en la cabeza, con sus monos, buitres, víboras, elefantes y cazadores. Pero ha preferido soñarlo en forma de anecdotario del grupo vanguardista catalán formado por Ponç, Tàpies, Cuixart, Brossa y el propio Puig. De cualquier forma, la mejor reseña de este libro está en su índice: De Carlomagno a Vázquez Montalbán. Muy diferente al relato autobiográfico de Antoni Tàpies que se reedita ahora. Memoria personal es, en palabras de su autor, no "una fotografía muerta de mi vida, sino un fragmento de ella que sigue combatiendo". Y en el centro, su obra pictórica y la única persona que aparece en el índice de su vida: Teresa.

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