Columna

'Le reTour' del euskera

Es increíble. ¿Cómo es posible que esa gente insensible "no pueda ver con tranquilidad" todo lo relacionado con la situación de Euskalherria. Después de todo, el Tour tan sólo quería "respetar la personalidad del Pueblo Vasco" al firmar un convenio con una organización, Batasuna, que en las últimas elecciones francesas había obtenido hasta 900 votos, ni más ni menos en Iparralde, y, que se sospecha que tiene alguna relación con ETA. Estas podrían ser -con algún añadido sin mayor maldad- las palabras del lehendakari de Euskadi dichas en París.

La candidez de este hombre que debier...

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Es increíble. ¿Cómo es posible que esa gente insensible "no pueda ver con tranquilidad" todo lo relacionado con la situación de Euskalherria. Después de todo, el Tour tan sólo quería "respetar la personalidad del Pueblo Vasco" al firmar un convenio con una organización, Batasuna, que en las últimas elecciones francesas había obtenido hasta 900 votos, ni más ni menos en Iparralde, y, que se sospecha que tiene alguna relación con ETA. Estas podrían ser -con algún añadido sin mayor maldad- las palabras del lehendakari de Euskadi dichas en París.

La candidez de este hombre que debiera representarnos es infinita. Y la convicción sobre su misión, inquebrantable ¿Quién puede ver con tranquilidad la situación de un territorio que vive sojuzgado por el terror y a la deriva por la irresponsabilidad de sus gobernantes? Nadie, en una Europa democrática. Menos aún por nosotros que la padecemos en vivo y en directo. Y, mientras tanto, el lehendakari ejerciendo de personaje naïf

Claro que la sal gorda ya la pone el señor consejero de Justicia. Para él, el Ejecutivo de Madrid se dedica a "perseguir no sólo las ideas sino también la cultura y los idiomas". Vascos, claro está. En fin, si ocupara tanto tiempo en preocuparse desde su departamento de los vasquitos de a pie y del peligro que corren con sus vidas, o en no sembrar sectarismo a calderadas, estaría bastante bien. Y, además, cumpliría con las que son sus obligaciones. Que no le pagamos para que sea un predicador tronante sino para que realice tareas en el Gobierno de todos. De todos.

En el País Vasco francés funcionan varios partidos nacionalistas. El más importante, Abertzaleen Batasuna. Una especie de Aralar a la francesa: independentismo y condena de la violencia, por abreviar. Votos obtenidos, unos 7.000 en un territorio de unos 200.000 habitantes. Batasuna se escindió de aquellos en su día, por lo que todos sabemos. Votos de Batasuna, en torno a los 900. En fin, no parece que Leblanc anduviera muy fino a la hora de elegir las organizaciones con las que firmar sus convenios referidos a un territorio y a un ámbito cultural ciertamente diferenciado (aunque políticamente, muy francés).

Todo lo anterior resulta tan evidente, que es hasta embarazoso escribirlo de nuevo. Quisiera, sin embargo, detenerme brevemente en algo más delicado y que está generando no poco malestar y malentendido. El amasijo -cuando menos en la imagen de las cosas- que se está produciendo entre abertzalismo y euskera. O, peor, entre el euskera y ETA.

El tema resulta complejo. Porque, contra lo que dice Azkarraga o Bernardo Atxaga, el euskera pasa por su mejor momento en toda su historia. Y, que yo sepa, no está siendo agredida por nadie relevante (otra cosa son casos pintorescos, que sí los hay). Otra cosa es que necesite ser promovida, y que deba haber organizaciones civiles altruistas que traten de potenciarla para rescatarla de su actual situación aún minorizada.

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Sin embargo, últimamente se está actuando con poca finezza en relación al tema. El cierre fulminante de Egunkaria, a pesar del sectarismo visceral de su director o su origen algo oscuro, creo que fue un error. Ahondó en la idea de que lo que se perseguía era al propio periódico euskaldun. Ahí están las manifestaciones de aquellos días.

También en esta ocasión podía la organización del Tour, creo, haber roto con Batasuna, por razones obvias, pero haber mantenido los actos, apoyado por la segunda entidad firmante. También podía haber sido distinta la actuación del Gobierno español, apoyando esos actos tras la ruptura del acuerdo con Batasuna. Sea como fuere, hacer algo por desligar visualmente ante el gran público la persecución de una organización que explica el asesinato, de los actos e instituciones de apoyo y soporte del euskera. Creo que, con ello, se serviría de modo concreto a la libertad y al euskera. A ambos.

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