Columna

Julio

Julio es un mes en el que quien no está de vacaciones está con las prisas por terminar todo lo pendiente para hacer las maletas y largarse: un mes en el que se apagan muchos centros y actos culturales, proliferan las terrazas, se inauguran los cines de verano, las corridas nocturnas y el Alcázar es un lugar delicioso para el festival de danza, los conciertos de cámara y el teatro, con la luna asomando siempre entre las palmeras.

La música no empieza hasta el día 28, pero en la danza ha venido este año Carolyn Carlson con su Writings on water, del que dice que "es un testimonio de...

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Julio es un mes en el que quien no está de vacaciones está con las prisas por terminar todo lo pendiente para hacer las maletas y largarse: un mes en el que se apagan muchos centros y actos culturales, proliferan las terrazas, se inauguran los cines de verano, las corridas nocturnas y el Alcázar es un lugar delicioso para el festival de danza, los conciertos de cámara y el teatro, con la luna asomando siempre entre las palmeras.

La música no empieza hasta el día 28, pero en la danza ha venido este año Carolyn Carlson con su Writings on water, del que dice que "es un testimonio de la memoria que atesoramos en el fondo de nuestra mente". Sigue siendo magnífica bailando, con un vestuario espectacular y unas manos maravillosamente precisas y expresivas. Es fácil que la danza contemporánea, quizá por ignorar su dificultad, resulte repetitiva; igual que puede ocurrir, en realidad, con la clásica, pero Carolyn Carlson es la Sarah Bernhardt de la actualidad. No sé si habrá algo de improvisación en su actuación, pero las imágenes que crea sola en el escenario son bellísimas. Me pregunto si Sarah Bernhardt se aprendería los pasos frente a un espejo.

En el teatro, la compañía La Imperdible, que cada año tiene más público, ha representado Isabel la Católica, semblanza de una reina, en cuya música sobresale la voz de Gabriel Díaz. Del texto, de Gabriel Lario de Blas, copio unas frases del catálogo sobre las recomendaciones de Isabel a su hija Juana para ser reina: "Juana, corazón sin cabeza late. Que tus ojos no reflejen. Que tus manos no cojan... ni se escondan, ni se muestren. Ni se alcen arriba del pecho... Guardándote quieta... esquiva a la compañía. Ruda y torre. No es empleo de corazón desmandar lo que manda la cabeza en ojos, en manos, en boca. Brilla y con cabeza late". Entre los escenarios que conocemos éste no es de los mejores y la obra se hace corta porque en poco tiempo se cuentan demasiadas cosas y demasiado deprisa; cosas positivas y negativas, claro: la coronación, la elección de Fernando, la toma de Granada, la Inquisición, la expulsión de los judíos, el trato con Colón, una leve pasada por los sabidos celos e infidelidades, la fundación del Archivo de Indias, la religiosidad, la muerte y su hija Juana, que es otro personaje tan triste como interesante.

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