OPINIÓN DEL LECTOR

El premio a Chris Stewart

Con cierto retraso respecto a la capital, hace unas semanas pudimos por fin asistir al estreno en la Alpujarra de la película, Al Sur de Granada, un acontecimiento social verdaderamente esperado y deseado en la comarca. Todos queríamos comprobar con nuestros propios ojos el grado de autenticidad y veracidad alcanzado por Fernando Colomo, tras escuchar algunas críticas adversas o poco favorables.

Para empezar diré que éramos de los pocos españoles que abarrotaban la sala del Gran Cinema Órgiva -única de la Alpujarra-, el resto lo eran residentes extranjeros, aunque todos devotos y...

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Con cierto retraso respecto a la capital, hace unas semanas pudimos por fin asistir al estreno en la Alpujarra de la película, Al Sur de Granada, un acontecimiento social verdaderamente esperado y deseado en la comarca. Todos queríamos comprobar con nuestros propios ojos el grado de autenticidad y veracidad alcanzado por Fernando Colomo, tras escuchar algunas críticas adversas o poco favorables.

Para empezar diré que éramos de los pocos españoles que abarrotaban la sala del Gran Cinema Órgiva -única de la Alpujarra-, el resto lo eran residentes extranjeros, aunque todos devotos y deudores de Gerald Brenan, responsable directo de un estilo de vida que sólo aquí es posible practicar, la vida libre y sin convencionalismos.

Éramos por tanto un público exigente y conocedor de la materia que se proyectaba, de ahí que a todos la película, nos dejara al principio un tanto fríos, y desconcertados, aunque a la postre contentos y felices por el buen rato pasado, no en balde se trata de una bella historia de amor, que a todos nos llenó de regusto familiar, no sólo por los paisajes tan queridos que mostraba, sino por también por los numerosos extras intervinientes, amigos y conocidos que provocaban sin quererlo el natural regocijo.

Fuera de esto y como crítica solamente decir, que se perdía nuevamente una oportunidad extraordinaria para transmitir al gran público unas sensaciones, al parecer difícilmente de explicar, de ahí la importancia y mérito de Chris Stewart, escritor inglés, afincado en Órgiva, y continuador de la mejor línea de Gerald Brenan, esa que une la literatura con su modo de vida, haciendo auténtico y verdadero todo lo que le pasa, hace, dice o cuenta, con esa naturalidad deliciosa que sólo tienen los hombres libres, los hombres independientes y verdaderos, los hombres sin prisa, acostumbrados a rumiar durante horas sus pensamientos, haciendo de su vida individualista y apartada el mejor reclamo turístico posible para la Alpujarra.

Conocida en todo el mundo, lo es aún más gracias a la publicación de sus dos libros, los cuales han sido traducidos a 12 idiomas (entre ellos el chino y el japonés) próximamente también al castellano, siendo el primero Driving Over Lemons, un auténtico éxito de ventas entre sus paisanos británicos, que lo han convertido de la noche a la mañana en un verdadero icono, como lo demuestra la llegada masiva y constante de extranjeros para quedarse para siempre entre nosotros.

No se tratan de turistas al uso y costumbre que conocemos por estos parajes del sur de España, incluido El Puerto de Santa María, sino de un turismo de un alto nivel cultural y ecológico, que viene a enriquecernos y mejorarnos como pueblo. Son gentes venidas de los sitios más diversos y dispares, atraídos de forma irresistible y poderosa por la lectura de un libro que verdaderamente entusiasma y optimiza a quien lo lee, de ahí su mérito y extraordinario éxito con independencia de la acidez demoledora de algunos comentarios.

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Acidez de la que es víctima no sólo el lugareño de turno sino sobre todo muchos de sus paisanos guiris, sin que nadie se raje las vestiduras por eso. La sociedad orgiveña es para quien no lo sepa o conozca la más libre del planeta, y sabemos bien de sobra distinguir el tocino de la velocidad, de ahí que el Centro Cultural e Internacional La Manzanilla decidiera por unanimidad otorgar su premio anual a nuestro vecino Chris Stewart, por sus indudables méritos en la promoción de la Alpujarra en general y Órgiva en particular. La entrega del premio se hizo en la tarde noche del 20 de junio, en el teatro el Gallinero, entrega efectuada por el pastor de la manzanilla, Miguel Gallegos López, arropado por un numeroso público asistente compuesto de músicos, poetas, pastores, pintores y amigos del arte y la cultura de más de ocho nacionalidades.

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