Tribuna:LOS PROBLEMAS SECTORIALES

Crisis y revisión del modelo turístico en el litoral español

El autor cree que, al margen de los problemas coyunturales, el turismo debe corregir los desequilibrios y su agotamiento estructural.

El modelo turístico vigente en el litoral durante los últimos cuarenta años sigue dando muestras de un agotamiemto estructural. Las previsiones adelantadas para 2003 por la asociación empresarial de los grandes del sector, Exceltur, vienen a confirmar las preocupantes tendencias ya apuntadas en el año anterior: el número de turistas sigue creciendo, el 2,2%, pero, a la vez, vuelve a reducirse el gasto medio por turista, el 2,6%, mientras que la aportación del sector al crecimiento de la economía española, estimado en el 1,2% para 2003, sigue manifestando una debilidad que se arrastra desde 199...

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El modelo turístico vigente en el litoral durante los últimos cuarenta años sigue dando muestras de un agotamiemto estructural. Las previsiones adelantadas para 2003 por la asociación empresarial de los grandes del sector, Exceltur, vienen a confirmar las preocupantes tendencias ya apuntadas en el año anterior: el número de turistas sigue creciendo, el 2,2%, pero, a la vez, vuelve a reducirse el gasto medio por turista, el 2,6%, mientras que la aportación del sector al crecimiento de la economía española, estimado en el 1,2% para 2003, sigue manifestando una debilidad que se arrastra desde 1999.

Todo indica que estamos ante un problema de fondo y que, aunque la coyuntura se vea sacudida por las incertidumbres económicas o los conflictos internacionales, es importante no confundir ambos procesos y afrontar decididamente el hecho de que el modelo turístico de litoral español, que concentra el 87% de todas las pernoctaciones hoteleras, ha venido acumulando contradicciones y desequilibrios que han acabado por poner en evidencia su insostenibilidad y debilidad estratégica.

El desbordamiento de la capacidad

La pérdida del atractivo turístico del litoral tiene una clave en su diagnóstico: el exceso de urbanización, de presión humana, sobre sus sistemas vitales y el correspondiente desbordamiento de su capacidad de acogida. Esto es lo que apuntan los estudios de campo realizados en destinos maduros de Baleares y Canarias al mostrar que esa pérdida de atractivo sólo es una manifestación más de los procesos de deterioro general de los ecosistemas costeros y que será inútil pensar en una revitalización turística que no se articule con la rehabilitación integral del litoral.

Efectivamente, la concentración de población y turismo en la franja costera en los últimos 40 años ha sido extraordinaria, produciendo un aumento de la presión humana que, en temporada turística, alcanza 900 hab/km² (doce veces la media nacional y seis veces la europea) y, en muchos destinos, 1.200 hab/km². Y cuando la capacidad de carga se desborda, los problemas se multiplican y el conjunto del sistema se desmorona en una espiral de pérdida de calidad integral muy difícil de atajar.

Así, el exceso de urbanización desnaturaliza el paisaje, pero tras esa simple percepción se esconde una profunda alteración medioambiental que conlleva la progresiva modificación de los ciclos biogenéticos que mantienen la vida natural en la costa: la biodiversidad, la flora y la fauna inician procesos recesivos, el sistema hídrico y los acuíferos se deterioran, la línea litoral sufre profundas alteraciones, las dinámicas marinas y terrestres se transforman y el consumo de recursos naturales, suelo, agua..., se dispara. En paralelo, a mayor pérdida de valores naturales, menor atractivo y competitividad turística, reducción de los ingresos globales que se intentan compensar con más visitantes de menor nivel económico, incremento de la presión humana, crecimiento de los procesos de degradación del entorno y... vuelta a empezar en un proceso irreversible de deterioro general imparable.

Los observatorios sobre la sostenibilidad integral de ciertos destinos turísticos representativos ofrecen una información muy significativa: de los veinticinco campos de referencia interpretativos de dichos destinos, sólo el 20% alcanzan un nivel satisfactorio, el 56% ofrecen un balance regular y el 24% se muestran claramente insatisfactorios. Pero lo más preocupante es que cuando se evalúan las tendencias de futuro bajo continuo crecimiento turístico, el 72% de dichos campos de referencia empeoran y sólo el 28% mantienen, a duras penas, sus niveles actuales.

Todo ello indica que mientras no se modifiquen los patrones del desarrollo turístico en la costa, se mantendrán las tendencias de degradación en el litoral y que afrontar su recuperación, exige superar las visiones parcializadas del sistema costero y abordar a fondo el cambio del modelo turístico expansivo por otro orientado hacia la rehabilitación integral del mismo.

Nuevo modelo turístico

Desde hace algunos años están apareciendo interesantes experiencias que espontáneamente apuntan al cambio del modelo turístico del litoral, reivindicando su reformulación a partir del nuevo paradigma de la sostenibilidad.

Primero, surgen toda una serie de iniciativas de carácter local en Lanzarote, Calvià, Alcudia, Sitges, Castelldefels, Lloret, Doñana, etcétera, en torno a la necesidad de contener el crecimiento urbanístico, fomentar la rehabilitación integral del destino, promover el esponjamiento y la demolición de hoteles, apostar por la cualificación del parque turístico y otras muchas acciones que han actuado como catalizadores de las nuevas ideas y prácticas sostenibles.

Después, emergen con fuerza dos importantes procesos de redefinición del modelo en las regiones turísticas españolas por excelencia: Baleares y Canarias. En Baleares, el camino se inicia con las Directrices de Ordenación del Territorio y las medidas de limitación del crecimiento turístico, cerrándose este primer ciclo con la elaboración de unos planes insulares que están resultando aún más restrictivos. En Canarias, se acaban de aprobar unas ambiciosas Directrices Generales y del Turismo en las que se reconoce la inviabilidad de los patrones de desarrollo vigente, se sientan los nuevos principios sostenibles del desarrollo regional y se establecen una moratoria turística de tres años, una serie de medidas de desclasificación de planes urbanísticos y toda una gama de orientaciones integrales para la reelaboración de los planes insulares.

Finalmente, también la Administración Central, a pesar de sus escasos recursos y competencias, ha puesto en marcha durante los últimos años programas interesantes en torno a una concepción más integral del desarrollo y la calidad turística: el Plan Integral de Calidad, el Municipio Verde, el Sistema de Calidad Integral de los Municipios Turísticos, etc.

Las nuevas líneas de trabajo

De todo lo dicho cabe extraer algunas líneas de trabajo clave para llevar a la práctica el nuevo modelo turístico en la costa.

1. Consolidar el nuevo paradigma: frente a crecimiento turístico ilimitado, recuperación del litoral bajo la bandera de la sostenibilidad. Sin consolidar un sólido cuerpo conceptual sobre la crisis turística y su recuperación, seguirá confundiéndose lo anecdótico o lo coyuntural con lo estratégico y será muy difícil articular las voluntades e intereses precisos para salir del espiral desvalorizador.

2. Establecer un nuevo compromiso interinstitucional sobre el litoral y preservar los pocos tramos de costa aún sin urbanizar. Es impensable que una costa totalmente urbanizada sea saludable para el turismo o para la preservación de los ecosistemas costeros. Resulta imprescindible rescatar los tramos de costa natural que hoy siguen amenazados por la urbanización.

3. Impulsar pactos locales y Agendas Locales 21 participativas. Las Agendas 21 constituyen excelentes instrumentos para la revitalización integral de los destinos turísticos, articulando tres tipos de acciones: la contención del crecimiento urbanístico, la rehabilitación integral del destino y la inclusión de elementos puntuales de recualificación turística.

4. La calidad integral como factor clave de competitividad. La competitividad estratégica del turismo español se basa más en la capacidad de ofrecer una experiencia general de calidad que en el precio, de la misma forma que la competitividad económica del sector se mide con relación a los ingresos y no por el número de turistas. Se trata de incrementar la calidad y el ingreso por unidad de capacidad de carga, sin desbordar esta.

5. Establecer Observatorios sobre la sostenibilidad turística y local. Hay que dotarse de instrumentos de trabajo que reflejen la complejidad de los factores que condicionan la calidad sostenible de los destinos y ello exige dotarse de observatorios con indicadores capaces de evaluar su estado integral y los rendimientos de los correspondientes planes de acción.

6. Fomentar la innovación y potenciar los recursos del conocimiento. Superar las rutinas de décadas de trabajo exige espíritu innovador, nuevas ideas y orientaciones, y más investigación e inversión en recursos humanos, redes de cooperación y nuevas tecnologías. Es imprescindible ajustar un plan de I+D en el sector y conseguir líneas de cooperación realmente eficaces con las mejores universidades del país.

7. Invertir a fondo en la rehabilitación integral del litoral y sus destinos turísticos. Una revitalización sostenible del litoral requiere reformular y, a la vez, multiplicar el nivel de inversión pública y privada, porque sólo así será posible disponer de los fondos precisos para rehabilitar los destinos e instalaciones turísticas. Ése es un coste menor frente a la paulatina pérdida de valor natural, patrimonial y de competitividad de uno de los espacios y sectores más importantes del país.

Fernando Prats es arquitecto urbanista. Director de la Agenda Local 21 de Calvià, de la Estrategia Lanzarote en la Biosfera y del Esquema Director del Entorno de Doñana.

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