Columna

Alí

En el caso del periodista marroquí Alí Lmrabet, el clamor internacional contra su encarcelamiento y juicio ha sido sustituido por una angustiosa petición de urgente y real indulto real.

Ante la falta de instrucciones de Bush (no puede estar en todo), nuestro grupo popular ha decidido no interceder porque se trata de un asunto interno. Suele ocurrir. Nuestros Asuntos Exteriores están cada día más saturados de campos de internamiento do yacen los asuntos ajenos. Pero a lo que iba: no queda otra que apelar a la intervención de la monarquía española, de cuya capacidad de compasión te...

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En el caso del periodista marroquí Alí Lmrabet, el clamor internacional contra su encarcelamiento y juicio ha sido sustituido por una angustiosa petición de urgente y real indulto real.

Ante la falta de instrucciones de Bush (no puede estar en todo), nuestro grupo popular ha decidido no interceder porque se trata de un asunto interno. Suele ocurrir. Nuestros Asuntos Exteriores están cada día más saturados de campos de internamiento do yacen los asuntos ajenos. Pero a lo que iba: no queda otra que apelar a la intervención de la monarquía española, de cuya capacidad de compasión tenemos pruebas. Una llamada al hijo del querido Hassan, un toque telefónico tipo:

-Recuerda, Mohamed, que castigar es humano pero perdonar es divino.

No todos los hombres son iguales, y tampoco lo son todos los reyes, pero la diferencia entre los hombres y los reyes es que éstos, aunque no sean iguales, mantienen estrechas relaciones. Un monarca constitucional guarda en su pecho suficiente amor como para querer a uno que dice que desciende del Profeta. Razón de más, pienso, para sugerirle que hasta el Profeta mejoraría su opinión sobre él si no permitiera el encarcelamiento de sus periodistas. Ya puesto, y con el debido respeto (como saben, he vuelto a nacer hace pocos días, esta vez bajo el signo astral de Sinónimus), si yo fuera nuestro soberano le insinuaría a su contemporáneo que tanto ir en andas engorda. ¿No quedaría soberbia, en el despacho de nuestro Rey, la fotografía dedicada de un agradecido Alí Lmrabet? Mucho más que la que tiene el presidente de Perejil (o la de Perejil que tiene el presidente) encima de su atareada mesa.

Esta columna sigue siendo válida aunque hoy mismo se produzca el milagro (inshallah!) de que el Señor ablande el corazón faraónico y el mensajero de verdades ingratas reciba su augusta clemencia.

Habrá que repetirlo: la libertad de expresión no deshonra al que la utiliza, sino a quien la encarcela o pervierte. Cada prisión es un espejo que refleja el rostro cambiante pero simétrico de la tiranía.

Viva Alí Lmrabet, viva Raúl Rivero, vivan todos los periodistas perseguidos, amenazados, agredidos y encarcelados en todos los continentes, islas y penínsulas.

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