Reportaje:

Moda de barrio

Un taller de Almanjáyar organiza un pase con vecinos que han diseñado sus propios vestidos

En Almanjáyar, uno de los barrios más deprimidos de la zona norte de Granada, desfilaron ayer por su centro cívico las mejores top models del mundo. Nada que envidiarle a Claudia Schiffer o a Naomi Campbell, pese a tener unos treinta años más que ellas, algún que otro kilito, y llamarse María, Encarnación o Carmela. En lo que se refiere a garbo y saber estar en la pasarela se comportaron igual que las supermodelos. Y no sólo desfilaban, sino que mostraban los vestidos que ellas mismas habían diseñado: eran las vecinas del barrio que habían participado en un taller de costura. Fueron jal...

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En Almanjáyar, uno de los barrios más deprimidos de la zona norte de Granada, desfilaron ayer por su centro cívico las mejores top models del mundo. Nada que envidiarle a Claudia Schiffer o a Naomi Campbell, pese a tener unos treinta años más que ellas, algún que otro kilito, y llamarse María, Encarnación o Carmela. En lo que se refiere a garbo y saber estar en la pasarela se comportaron igual que las supermodelos. Y no sólo desfilaban, sino que mostraban los vestidos que ellas mismas habían diseñado: eran las vecinas del barrio que habían participado en un taller de costura. Fueron jaleadas como si se tratara de Ellen McPherson.

Cuarenta vecinas de Almanjáyar, en su mayoría jubiladas, o mujeres con problemas familiares, se subieron al escenario del Centro Cívico de la Zona Norte y exhibieron sus vestidos y sus andares con bastante humor y mucho estilo entre los aplausos y vítores del público que abarrotaba el recinto. Desfilaron por la pasarela como hacen las profesionales, caminando con soltura, parando donde hay que parar, mano a la cintura, media vuelta levantando el mentón y de vuelta a los camerinos. Para los asistentes resultó todo un espectáculo.

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"La idea de organizar un desfile de modelos con las mujeres que participan en nuestro taller de costura se nos ocurrió hace cinco años", explicaba Luz Linares, responsable del taller y una de las organizadoras del evento. "Si una mujer aprende a diseñar sus propios vestidos ¿por qué no mostrarlos?". La idea hizo que, año tras año, cada vez más mujeres del barrio se apuntasen al taller. Ahora hay ya listas de espera.

Desde septiembre hasta junio, las mujeres aprenden a cortar, a coser, a diseñar patrones, a imaginar vestidos, a realizarlos. "Eso refuerza muchísimo su autoestima", señalaba Linares. "Los talleres, además, a muchas le sirven de terapia para contar sus cosas, sus problemas, para olvidarse de su situación o para pasar el tiempo".

Una de esas mujeres es Carmela Gutiérrez, 70 años, alegre y vivaracha. Ella no sólo participa en el taller de costura. También está metida en el de pintura al óleo, gimnasia, manualidades, costura. "Y baile no, porque no tengo pareja, que si no, también me apuntaba", contaba. "Esto es que nos da mucha vidilla. Y yo, que soy de las que no paran..."

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Junto a ella, Encarnita Rodríguez, asentía. "Yo decidí apuntarme porque lo que no he podido aprender antes lo quiero aprender ahora. Yo, además, soy muy tímida y esto me ayuda mucho a relacionarme con la gente". Pese a ser su primer año, Encarnita Rodríguez desfiló con seguridad y elegancia.

Entre las cuarenta participantes había también un hombre, Antonio Miguel Medina, que paseó el pantalón que él había diseñado mientras su esposa, Elvira González, atravesó la pasarela con otro bonito vestido obra de su marido, de 58 años. "Yo todavía no sé coser", comentaba él. "De modo que le enseño a ella los patrones, corto la tela y ella hace el resto". Los dos están apuntados a un montón de talleres, natación, informática, baile. "Antes tenía un trabajo muy agobiante y esto me ha ayudado mucho a relajarme", decía Medina. "Lo cierto es que a la gente le sirve mucho para realizarse", señalaba por su parte Elena Martín una de las organizadoras en el proyecto, que fue puesto en por el Ayuntamiento de Granada. "Se les ve muy felices ¿verdad?", decía mientras, sobre el escenario, Carmela Gutiérrez levantaba bravos y aplausos. "Es algo que anima a la gente a aprender cosas nuevas, a relacionarse, a comentar sus cosas, a olvidarse de los problemas". A Antonio Medina le sirve de cápsula de descompresión para no pasar de trabajar en exceso a no hacer nada. Y a Carmela Gutiérrez, para atraer a algún otro asistente del público. Naomi Campbell ya puede retirarse.

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