El Papa supera con gran esfuerzo en Croacia su viaje número 100

Juan Pablo II recuerda en Zadar el sufrimiento de la guerra balcánica

Zadar se echó ayer a la calle para despedir al Papa, que concluyó en esta agradable ciudad costera su visita de cinco días a Croacia. Sus 60.000 habitantes asistieron en el puerto antiguo al último encuentro con el Pontífice, que aguantó a duras penas una ceremonia celebrada bajo el ardiente sol del mediodía. Juan Pablo II regresó ayer a Roma tras superar con grandes esfuerzos su viaje número 100, marcado por el calor.

El Papa se refirió de nuevo en su último discurso a la guerra de los años noventa que se saldó con la desintegración de Yugoslavia. "Recuerdo vuestros sufrimientos a caus...

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Zadar se echó ayer a la calle para despedir al Papa, que concluyó en esta agradable ciudad costera su visita de cinco días a Croacia. Sus 60.000 habitantes asistieron en el puerto antiguo al último encuentro con el Pontífice, que aguantó a duras penas una ceremonia celebrada bajo el ardiente sol del mediodía. Juan Pablo II regresó ayer a Roma tras superar con grandes esfuerzos su viaje número 100, marcado por el calor.

El Papa se refirió de nuevo en su último discurso a la guerra de los años noventa que se saldó con la desintegración de Yugoslavia. "Recuerdo vuestros sufrimientos a causa de la guerra, que son aún visibles en vuestros rostros y en vuestras vidas. Me siento cercano a los que soportan las trágicas consecuencias de la guerra", dijo el Pontífice a la multitud reunida en una amplia plaza, junto al puerto antiguo de Zadar, bombardeada por el Ejército yugoslavo durante el conflicto. "Conozco vuestra fuerza, vuestro coraje, vuestra fe y estoy seguro de que vuestros esfuerzos perseverantes os permitirán ver días mejores", añadió.

Las calles y plazas de Zadar estaban decoradas con guirnaldas de hojas verdes y con grandes banderas de la Santa Sede y de Croacia. En el puerto, decenas de barcos de pesca y algunos yates hicieron sonar las sirenas al unísono cuando el papamóvil llegó al lugar del encuentro. Fue la acogida más calurosa que han tributado al Papa los croatas en este agotador viaje, en el que ha visitado cinco ciudades, una cada día, entre el 5 y el 9 de junio.

Las autoridades civiles y la jerarquía religiosa croata han interpretado como una deferencia el gesto del Pontífice de dedicar su viaje número 100 a este país, al que el Vaticano ayudó a nacer, apresurándose a reconocer su independencia en 1991. El Papa expresó también en su discurso de llegada, el jueves, un apoyo sin reservas a la solicitud de ingreso en la UE que presentó el Gobierno croata en febrero pasado. Es difícil, sin embargo, que el país consiga cumplir con los requisitos necesarios para la integración en la fecha prevista del año 2007.

Croacia será el único de los países eslavos católicos que permanezca fuera de la Comunidad Europea cuando se produzca la ampliación en 2004. Polonia, la patria del Pontífice, votó el fin de semana a favor de la integración. Una noticia que alegró a Wojtyla, que confía en un reforzamiento del catolicismo en la UE gracias a la influencia polaca.

El Papa ha recordado en casi todos sus discursos, en esta visita, el trágico episodio de las guerras que ensangrentaron los Balcanes en los años noventa. En Osijek, muy cerca de la frontera con Serbia, el Papa pidió el sábado a los católicos croatas (el 80% de la población) un esfuerzo mayor de reconciliación. El calor sofocante (temperaturas por encima de los 38º, con una humedad del 90%) provocó en la misa celebrada ese día, en Osijek, la muerte de dos personas. Los servicios sanitarios tuvieron que emplearse a fondo para atender a centenares de personas que sufrieron desmayos. El Papa ha superado la prueba, pero la expresión de su rostro en la mayoría de los actos denotaba una fatiga extrema.

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