Las 34.000 empresas que componen la industria europea crearon 1,68 millones de empleos en 2002

La reforma está encendiendo todas las alarmas en la industria europea por las consecuencias directas e indirectas que puediera tener para el tejido europeo.

En 2002, la mayoría de la producción, unos 331.000 millones de euros, se quedó en la UE y el resto se exportó a terceros mercados. Esto permitió a su vez la creación de 1,68 millones de empleos directos, repartidos en más de 34.000 empresas, en su mayoría pymes. Alemania es la primera potencia europea y la tercera del mundo -detrás de Estados Unidos y Japón-, seguida de Francia, Reino Unido e Italia. Por su estrecha relación con el ...

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La reforma está encendiendo todas las alarmas en la industria europea por las consecuencias directas e indirectas que puediera tener para el tejido europeo.

En 2002, la mayoría de la producción, unos 331.000 millones de euros, se quedó en la UE y el resto se exportó a terceros mercados. Esto permitió a su vez la creación de 1,68 millones de empleos directos, repartidos en más de 34.000 empresas, en su mayoría pymes. Alemania es la primera potencia europea y la tercera del mundo -detrás de Estados Unidos y Japón-, seguida de Francia, Reino Unido e Italia. Por su estrecha relación con el resto de las industrias, la química ha seguido durante los últimos años el mismo ciclo que el resto de los sectores manufactureros.

Pero, a pesar de la crisis, logró mantener una tasa de crecimiento del 2,1% en 2002 y se prevé que llegue al 2,4% en 2003. La media de crecimiento de la industria durante la última década ha sido del 3,2% anual, casi el doble que el conjunto de la industria manufacturera europea. El valor de la producción química creció en España durante los últimos cinco años un 36%, según datos de la patronal española Feique.

A ningún empresario del sector manufacturero europeo se le escapa hoy que para ser competitivos además deben respetarse una serie de normas medioambientales y para la protección de la salud humana muy estrictas. Pero las organizaciones ecologistas insisten que debe aprovecharse la reforma de la política química europea para reforzar aún más este principio. La consulta lanzada por la Comisión Europea pondrá en evidencia que la forma de aplicar el concepto del desarrollo sostenible plantea un dilema entre legisladores, ecologistas e industriales.

"En el desarrollo sostenible estamos todos", reiteró Juan José Nava, "el problema está en cómo se pueden cumplir esos objetivos en una relación coste eficacia suficiente".

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