El marido de la candidata asesinada confesó a su hermana que la había matado

Dirigentes del PP instan en el entierro de Patricia Maurel a denunciar la violencia doméstica

A las nueve de la noche del jueves, tres horas y media antes de entregarse a la Policía, José Javier Salvador, de 34 años, confesó a su hermana que acababa de matar a su mujer, Patricia Maurel, de 29 años y candidata por el PP a la alcaldía de La Puebla de Híjar. La madre de Patricia denunció a las 22.45 que su hija estaba amenazada. Patricia fue enterrada ayer en Híjar. Al sepelio acudieron dirigentes del PP, que instaron a denunciar socialmente la violencia doméstica, que en lo que va de año se ha cobrado la vida de al menos 27 mujeres.

Patricia recibió 11 tiros de un rifle de caza de...

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A las nueve de la noche del jueves, tres horas y media antes de entregarse a la Policía, José Javier Salvador, de 34 años, confesó a su hermana que acababa de matar a su mujer, Patricia Maurel, de 29 años y candidata por el PP a la alcaldía de La Puebla de Híjar. La madre de Patricia denunció a las 22.45 que su hija estaba amenazada. Patricia fue enterrada ayer en Híjar. Al sepelio acudieron dirigentes del PP, que instaron a denunciar socialmente la violencia doméstica, que en lo que va de año se ha cobrado la vida de al menos 27 mujeres.

Patricia recibió 11 tiros de un rifle de caza del calibre 22 a hora aún indeterminada de la noche del jueves. Su madre, a las 22.45, denunció por teléfono al cuartel de la Guardia Civil en Híjar que alguien había amenazado de muerte a su hija. José Javier, a las 21.00, había llamado a su propia hermana para decirle que había matado a Patricia.

José Javier, que permanece en la prisión de Teruel, fue asistido en su declaración de cuatro horas, la tarde del viernes, por un abogado de oficio, Alfonso Serrano. Sólo ha trascendido que José Javier habló de celos.

Los vecinos de La Puebla seguían ayer sin dar crédito a lo ocurrido. Las versiones coindicen en que José Javier vivía pendiente de Patricia, de quien hizo el centro de su vida y para quien no escatimaba ni elogios ni regalos. Huérfano desde niño, se crió con unos tíos junto con su hermana Ana. Dicen que de pequeño era un trasto. De mayor se hizo a sí mismo. Todos le recuerdan como albañil, constructor, trabajador, símpático, afable, cariñoso. Patricia, repetía, era su vida. A ella a y a sus tres hijos (de ocho, seis y tres años) les colmaba de caprichos.

Ella era una mujer activa, participaba en la asociación de padres de la escuela, daba clase de deportes a los niños en los ratos libres. Montaba acaballo, hizo parapente, tenía moto. Su último paso fue encabezar la lista del PP en su pueblo. Su marido dijo que la apoyaría.

El jueves, sobre las 20.00, mientras ella estaba con sus compañeros de candidatura en un bar y se disponían a repartir propaganda electoral, él la telefoneó y la recogió. Patricia subió al coche y nunca más la vieron. Mientras esperaban que volviese por folletos, sus compañeros de candidatura hablaron con Juana Barreras, la alcaldesa socialista. "Repartimos hoy por un barrio", le dijeron "y vosotros mañana dais el mitin por otro". Barreras tenía previsto que el PSOE celebrara su acto electoral el viernes. El crimen obligó a suspenderlo. La pista de Patricia se pierde a esa última hora de la tarde del jueves. Su móvil no contestaba a las llamadas de sus compañeros.

José Javier llegó en coche al hospital San José de Teruel. Ensangrentado y en estado de shock, quería entregarse. El personal avisó a la Policía, ante la que José Javier confesó a las 0.30 del viernes. A la 1.50 se localizaba el cuerpo de Patricia en un campo de cultivo cerca de La Puebla.

Esta semana el caso pasará a los juzgados de Alcañiz. Luego lo retomará la Audiencia Provincial. Habrá jurado popular.

Ayer Patricia fue enterrada en Híjar, localidad natal de la víctima. A cuatro kilómetros, en La Puebla habrá dos mesas electorales. La localidad vive sonámbula desde el crimen. Las banderas del Ayuntamiento ondean a media asta. A las 10 la iglesia mayor de Híjar no pudo acoger a la multitud. La familia quiso enterrar a Patricia en la intimidad, pero la asistencia era enorme.

Dirigentes

Entre los congregados, la presidenta del Congreso, Luisa Fernanda Rudi, que no hizo declaraciones: dijo que no era el momento. Sí habló Ana Mato, coordinadora de Participación y Acción Sectorial del PP, que llegó de Madrid con la secretaria ejecutiva para la Educación, Sandra Moneo. Mato instó a terminar con la lacra de la violencia doméstica: "No valen sólo las medidas judiciales y policiales, hay que educar y concienciar a la sociedad, porque se trata de una lucha de todos los ciudadanos. Hay que cambiar la mentalidad de la sociedad". Gustavo Alcalde, presidente del PP aragonés, insistió en que las mujeres deben denunciar la violencia y la sociedad apoyar a las víctimas. Asistió asimismo el alcalde de Teruel, Manuel Blasco.

Mientras, la alcaldesa Barreras decía que hoy el pueblo iría a votar "aunque tengamos el corazón encogido: la víctima es una mujer, otra mujer que se suma a una lista dramática".

El féretro fue trasladado a hombros por jóvenes de Híjar, entre ellos el hermano de Patricia, Cristian.

El féretro de Patricia Maurel es portado ayer por familiares y amigos en Híjar; a la derecha, su hermano Cristian. / EFE

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