Editorial:

Borrón y cuenta nueva

Estados Unidos se ha salido básicamente con la suya. La Resolución 1.483 que el Consejo de Seguridad aprobó ayer por unanimidad (con la ausencia de Siria) no llega a legitimar retrospectivamente la invasión anglo-norteamericana de Irak, pero pone en manos de EE UU y el Reino Unido, como potencias ocupantes, "la Autoridad" legal para el control temporal del país, incluido el dinero del petróleo (sólo "supervisado" por un comité internacional). Las tropas españolas y de otros países ya no actuarán en un vacío legal, ni tendrán los derechos y obligaciones de una potencia ocupante, sino que se lim...

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Estados Unidos se ha salido básicamente con la suya. La Resolución 1.483 que el Consejo de Seguridad aprobó ayer por unanimidad (con la ausencia de Siria) no llega a legitimar retrospectivamente la invasión anglo-norteamericana de Irak, pero pone en manos de EE UU y el Reino Unido, como potencias ocupantes, "la Autoridad" legal para el control temporal del país, incluido el dinero del petróleo (sólo "supervisado" por un comité internacional). Las tropas españolas y de otros países ya no actuarán en un vacío legal, ni tendrán los derechos y obligaciones de una potencia ocupante, sino que se limitarán a trabajar bajo esa "Autoridad".

Con la excepción de la venta de armas, quedan suspendidas las sanciones económicas impuestas sobre Irak tras su invasión de Kuwait en 1990. El Programa Petróleo por Alimentos desaparecerá en seis meses, y de forma inmediata 1.000 millones de dólares de sus actuales cuentas pasarán a un Fondo de Desarrollo controlado por esa "Autoridad". Era un paso lógico, tras la caída del régimen de Sadam Husein, aunque anteriores resoluciones lo ligaban a la comprobación de que Irak no disponía de unas armas de destrucción masiva que no han aparecido, pese a ser la gran excusa de la invasión. La 1.483 deja una puerta entreabierta a la revisión del mandato de los inspectores.

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Francia, Rusia y China no sólo no han ejercido esta vez su derecho de veto, sino que, como otros países, han buscado, con su capitulación, congraciarse con EE UU y salir del atolladero. Han preferido no hurgar en las heridas abiertas y lograr unas mínimas concesiones para reforzar el papel de la ONU en Irak a través de un representante que cooperará en la puesta en pie de un Gobierno representativo y se ocupará de coordinar la ayuda humanitaria y la reconstrucción. En la línea de castigar a Francia, Powell calificó ayer en París el voto francés de un mero "paso en la buena dirección". La crisis no está aún cerrada.

Como en Kosovo, la ONU legaliza la situación en la posguerra sin entrar en la de la guerra. Sólo que en este caso lo que está en juego tiene una dimensión económica, social y geopolítica mucho mayor. Como consecuencia, la responsabilidad de EE UU y el Reino Unido es enorme.

El caos que reina en Irak pone de manifiesto que la actual "Autoridad" se había preparado para una guerra que resultó ser relámpago, pero no para una compleja posguerra. Y no sabemos si Irak es un caso aislado, o un paso en una campaña militar más amplia de EE UU en la región. Si así fuera, la resolución aprobada ayer crearía un mal precedente. Pues, guste o no, supone un borrón y cuenta nueva.

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