Cartas al director

Agresiones miserables

Leo en su diario que el presidente Aznar califica la agresión a Fidalgo por parte de un ex trabajador de Sintel de "miserable". Puede que lo sea.

Las situaciones desesperadas nos hacen cometer actos miserables. Puede que la situación de ese hombre sea desesperada.

No lo sé.

Como tampoco sé por qué no le parece a nuestro presidente igual de miserable el disparo de tanque que mató a José Couso. Quizá el conductor-tirador del tanque también se sentía deseperado, o asustado, sólo en territorio enemigo.

No lo sé.

Tampoco sé por qué no le parece a nuestro president...

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Leo en su diario que el presidente Aznar califica la agresión a Fidalgo por parte de un ex trabajador de Sintel de "miserable". Puede que lo sea.

Las situaciones desesperadas nos hacen cometer actos miserables. Puede que la situación de ese hombre sea desesperada.

No lo sé.

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Como tampoco sé por qué no le parece a nuestro presidente igual de miserable el disparo de tanque que mató a José Couso. Quizá el conductor-tirador del tanque también se sentía deseperado, o asustado, sólo en territorio enemigo.

No lo sé.

Tampoco sé por qué no le parece a nuestro presidente igual de miserable la agresión que sufrió un joven que en un mítin suyo se atrevió a gritar "no a la guerra". Entonces un montón de señores y señoras muy respetables, con una media de edad que impide calificarlos de "gamberros juveniles", le apalearon ante su mirada complaciente, condescendiente, silenciosa y cómplice. Quizá es que también se sintieron desesperados al ver al enemigo en casa.

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