Cartas al director

Consecuencias

La apuesta del señor Aznar, parece ser, es que una guerra rápida y relativamente incruenta le acabe dando la razón en su empecinamiento y limite los daños electorales. Es posible que así sea. El problema es que la brevedad de la guerra preventiva difícilmente paliará sus consecuencias: una ONU malherida, una OTAN liquidada, una UE dinamitada, una opinión mundial irritada... Eso sí, las ventajas para España parecen ser suculentos contratos de reconstrucción de carreteras iraquíes y la patata caliente de quedar encargados del restablecimiento de la paz y de una solución justa entre palestinos e ...

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La apuesta del señor Aznar, parece ser, es que una guerra rápida y relativamente incruenta le acabe dando la razón en su empecinamiento y limite los daños electorales. Es posible que así sea. El problema es que la brevedad de la guerra preventiva difícilmente paliará sus consecuencias: una ONU malherida, una OTAN liquidada, una UE dinamitada, una opinión mundial irritada... Eso sí, las ventajas para España parecen ser suculentos contratos de reconstrucción de carreteras iraquíes y la patata caliente de quedar encargados del restablecimiento de la paz y de una solución justa entre palestinos e israelíes (cosa que nadie ha conseguido ni con el mundo entero, de acuerdo con el momento de la Conferencia de Madrid). ¿Ahora que nuestro crédito en el mundo árabe debe de andar bajo cero?

Para eso, mejor haber desensillado a nuestro dictador Obiang, que tampoco es una amenaza para la paz mundial, que es igual de salvaje que Sadam y que también tiene petróleo.

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