La reforma de la fachada marítima de Tarragona se convierte en una baza electoral para CiU

Joan Miquel Nadal, el único alcalde convergente de una capital de provincia catalana, se permitió el lujo de iniciar ayer la campaña electoral de las municipales en Tarragona lanzando sobre la mesa de juego un póquer de ases que consiste en un nuevo proyecto monumental destinado a transformar la ciudad: la reconversión de la fachada marítima de la mano del arquitecto Ricardo Bofill. La reforma supondrá la creación de nuevos espacios verdes, pisos de último diseño a precios asequibles y edificios con el último grito arquitectónico, todo ello posible por el soterramiento de las vías del tren....

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Joan Miquel Nadal, el único alcalde convergente de una capital de provincia catalana, se permitió el lujo de iniciar ayer la campaña electoral de las municipales en Tarragona lanzando sobre la mesa de juego un póquer de ases que consiste en un nuevo proyecto monumental destinado a transformar la ciudad: la reconversión de la fachada marítima de la mano del arquitecto Ricardo Bofill. La reforma supondrá la creación de nuevos espacios verdes, pisos de último diseño a precios asequibles y edificios con el último grito arquitectónico, todo ello posible por el soterramiento de las vías del tren.

Nadal evitó cualquier acusación de electoralismo al recordar que la reforma de la fachada marítima viene facilitada por el hecho de que en 2001 se decidió llevar fuera de Tarragona el trazado de las líneas férreas prioritarias. El corredor del Mediterráneo que une Valencia y Barcelona y la línea del AVE Madrid-Lleida-Barcelona no tocan Tarragona más que de forma secundaria, dado que su epicentro se ha situado en el aeropuerto de Reus, lo cual ya despertó en su momento las críticas de la oposición por la supuesta dejación de funciones del alcalde a la hora de vindicar a su ciudad como eje viario. La posible pérdida de importancia de la estación de Tarragona fue reconvertida ayer por Nadal en una "oportunidad única" para la ciudad, dado que los proyectos férreos del Ministerio de Fomento se han conjugado con los de la ciudad para reconquistar para el ciudadano un espacio perdido, el de las vías, paralelo al mar, y en la actualidad, una barrera arquitectónica.

El soterramiento de las vías liberará un espacio de 370.000 metros cuadrados propiedad del Ministerio de Fomento, que los cederá a la ciudad. Nadal explicó que sólo 32.000 metros cuadrados se dedicarán a edificaciones y el resto se convertirá en espacio para uso público. El margen de terreno liberado paralelo al mar supondrá, a juicio de Bofill, "la recuperación de una área pública de una grandiosidad enorme que cambiará Tarragona".

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