Editorial:

Pimentel se va del PP

Hace tiempo que era evidente el desencuentro entre un hombre de explícitas ideas centristas como el ex ministro de Trabajo Manuel Pimentel y el actual PP, inclinado a marchas forzadas, de la mano de su líder, José María Aznar, hacia posiciones políticas involutivas en muchos ámbitos hasta llegar a embarcarse en una guerra ilegal y arbitraria como la de Irak. Su baja en las filas del PP aclara de manera meridiana el distinto y contradictorio itinerario político que han seguido el antiguo ministro de Trabajo de Aznar y el partido con el que obtuvo su primera acta de diputado autonómico andaluz e...

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Hace tiempo que era evidente el desencuentro entre un hombre de explícitas ideas centristas como el ex ministro de Trabajo Manuel Pimentel y el actual PP, inclinado a marchas forzadas, de la mano de su líder, José María Aznar, hacia posiciones políticas involutivas en muchos ámbitos hasta llegar a embarcarse en una guerra ilegal y arbitraria como la de Irak. Su baja en las filas del PP aclara de manera meridiana el distinto y contradictorio itinerario político que han seguido el antiguo ministro de Trabajo de Aznar y el partido con el que obtuvo su primera acta de diputado autonómico andaluz en 1990. Y deja al descubierto, por si hacía falta, el fuerte componente propagandístico del "viaje al centro" protagonizado por Aznar al frente de su partido.

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La gota que ha colmado el vaso del desencuentro entre Pimentel y el PP ha sido precisamente su radical discrepancia sobre la guerra de Irak, que el antiguo ministro de Aznar considera "ilícita" y "un error histórico", en sintonía con el conjunto de las fuerzas políticas de oposición y la inmensa mayoría de los españoles. La de Pimentel no es la única baja producida en el PP por causa de la guerra, pero es, sin duda, la más relevante. A pesar de la férrea unidad de que hace gala el PP y del silencio espeso que se mantiene entre sus dirigentes y militantes sobre la opción belicista del Gobierno, cinco de sus concejales han dado el paso de dimitir de sus cargos por desacuerdo con esta política.

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Esta ruptura hace más visible la soledad política y el aislamiento social del Gobierno en su opción por la guerra. Y evidencia también el estilo personalista y autoritario que rige en un partido en el que, según Pimentel, "o se estaba al cien por cien de acuerdo con lo que decía Aznar o se estaba contra él, y de paso, contra el PP y contra España". El estilo conciliador de Pimentel, bien demostrado en su paso por el Ministerio de Trabajo, desentonaba desde hace tiempo con el vigente en el Gobierno del PP, como se puso de manifiesto en su actitud ante la Ley de Extranjería y los problemas de fondo de la inmigración. Su dimisión como ministro, por las irregularidades de un colaborador cercano, reveló un estilo nada común de comportamiento público que ahora no hace sino confirmar su salida del PP por su radical disconformidad con la política belicista del Gobierno.

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