Una madrugada tranquila junto a la base de Morón

La del jueves fue una de las madrugadas más tranquilas de las últimas semanas para los vecinos de los pueblos próximos a la base aérea de Morón de la Frontera (Sevilla). Acostumbrados como están a que el ruido de los aviones no les deje dormir, ayer comentaban extrañados que la noche había sido inusualmente silenciosa. "Deben tener ya toda la carga allí", señalaba Loli S. A., vecina de El Coronil, un municipio de poco más de 5.000 habitantes situado en la línea de despegue habitual de los aviones y en cuyo término se ubica parte de la instalación militar.

El alcalde de la localidad, Jos...

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La del jueves fue una de las madrugadas más tranquilas de las últimas semanas para los vecinos de los pueblos próximos a la base aérea de Morón de la Frontera (Sevilla). Acostumbrados como están a que el ruido de los aviones no les deje dormir, ayer comentaban extrañados que la noche había sido inusualmente silenciosa. "Deben tener ya toda la carga allí", señalaba Loli S. A., vecina de El Coronil, un municipio de poco más de 5.000 habitantes situado en la línea de despegue habitual de los aviones y en cuyo término se ubica parte de la instalación militar.

El alcalde de la localidad, José Antonio Núñez (IU), ratificó las impresiones de sus vecinos. "Esta noche no he escuchado ni un solo avión", asegura, "mientras que hace cuatro días no pararon en toda la madrugada".

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Núñez se queja de la falta de información oficial, aunque los vecinos han desarrollado sus propias técnicas para valorar lo que ocurre sobre sus cabezas. Si los aviones van cargados, pasan por el centro de El Coronil; si van vacíos, es más fácil desviarlos y la nave sale por el extrarradio del pueblo. "Me lo explicó un día el coronel de la base", subrayó el alcalde.

Desde que empezaron los preparativos prebélicos, uno de los entretenimientos de los jubilados de El Coronil es contar, sentados en los bancos de la plaza del pueblo, los aviones que salen y entran de la base. Algunos días han llegado a ver una veintena. A lo mismo juegan también últimamente los niños a la hora del recreo.

Ayer, sin embargo, los alumnos de primero a cuarto de ESO aprovecharon este tiempo para dibujar con sus cuerpos el lema No a la guerra en el patio del instituto con la intención de que los vieran desde algunos de los aviones militares. Pasada la media hora de descanso estipulada, los estudiantes se negaron a volver a clase e improvisaron una sonada concentración pacifista.

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"Este pueblo es muy especial. Aquí van todos a una y los chavales han mamado esto toda su vida", aseguraba una profesora, natural de Utrera (Sevilla).

En la base descansaban ayer 21 aeronaves cisternas y seis C5 Galaxy. La actividad fue mínima. Sin embargo, en el pueblo continuaron las movilizaciones. El Ayuntamiento lució las banderas a media hasta.

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