FALLAS 2003

Malestar entre los comerciantes de la avenida de María Cristina de Valencia por el traslado de un mercadillo

Comerciantes de la avenida de María Cristina, en pleno centro de Valencia, han protestado por el traslado de un mercadillo que el Ayuntamiento les ha colocado delante de sus negocios, quedando ahora tapados y prácticamente sin paso para acceder a ellos.

Una docena de pequeños establecimientos, entre ellos una farmacia, una ferretería, una oficina de loterías y apuestas del Estado, un tienda de ropa clásica y una de ropa hecha a mano con artículos de artesanía, se han visto absolutamente sepultados por el traslado de los puestos del mercadillo de plaza del Mercat, que a consecuencia de l...

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Comerciantes de la avenida de María Cristina, en pleno centro de Valencia, han protestado por el traslado de un mercadillo que el Ayuntamiento les ha colocado delante de sus negocios, quedando ahora tapados y prácticamente sin paso para acceder a ellos.

Una docena de pequeños establecimientos, entre ellos una farmacia, una ferretería, una oficina de loterías y apuestas del Estado, un tienda de ropa clásica y una de ropa hecha a mano con artículos de artesanía, se han visto absolutamente sepultados por el traslado de los puestos del mercadillo de plaza del Mercat, que a consecuencia de la inclusión de un puesto de buñuelos en su espacio de ocupación, dejó fuera, según fuentes vecinales, los puestos ambulantes. El Ayuntamiento fue el que decidió que los puestos del mercadillo se instalaran a lo largo de la calle, en la zona azul de aparcamiento. De tal forma, que han quedado situados en paralelo a los negocios pero justo delante de ellos y sin paso entre los puestos para acceder. "La noche del miércoles vimos cómo colocaban señales y se llevaban algunos coches. Al día siguiente, en la zona de aparcamiento se colocaban, con permiso del Ayuntamiento, los puestos ambulantes justamente delante de nosotros. Fuimos a quejarnos y nos dijeron que les parecía la solución más justa para ambas partes, cuando a nosotros no nos ha preguntado nadie ni antes ni después", explica Eugenia, dueña de uno de los negocios afectados.

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La proliferación de puestos de todo tipo -comidas, ropa, bebidas, churros, recuerdos, bisutería...- estrecha el paso a los viandantes en muchas calles, de por sí llenas de gente con ganas de ver las Fallas y disfrutar del ambiente callejero. Además, el ruido constante que acompaña la fiesta se hace insoportable para una parte de los vecinos a medida que avanza la noche y se acerca la hora de levantarse para ir al trabajo. Según fuentes de la Policía Local de Valencia, en estos días prácticamente la mitad de las llamadas del turno de noche son de ciudadanos que reclaman por el ruido intermitente pero incesante de los petardos, por verbenas con música alta que parecen no terminar, y por grupos de jóvenes, mayormente borrachos, que arman jaleo junto a algún portal.

La Policía Local ha recogido también quejas por el fuerte olor a aceite de puestos de churros y buñuelos, en los que ha tenido que mediar dictando un traslado a un zona de menor influencia

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