OPINIÓN DEL LECTOR

El convenio del campo en Huelva

El Convenio Provincial del Campo en Huelva, caducó el 31 de diciembre de 2002. Como ya viene siendo habitual, los responsables de negociar un nuevo convenio demoran su firma injustificadamente, simplemente para escenificar que están debatiendo y negociando un mejor convenio. Cuando la escenificación haya concluido, saldrán a la luz anunciando su acuerdo que, básicamente, será de subida salarial, marcada ya por sus respectivos jefes en Madrid.

Así viene ocurriendo al menos en la última década. Sería de aplaudir que los negociadores que se dicen representantes de la gente trabajadora del ...

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El Convenio Provincial del Campo en Huelva, caducó el 31 de diciembre de 2002. Como ya viene siendo habitual, los responsables de negociar un nuevo convenio demoran su firma injustificadamente, simplemente para escenificar que están debatiendo y negociando un mejor convenio. Cuando la escenificación haya concluido, saldrán a la luz anunciando su acuerdo que, básicamente, será de subida salarial, marcada ya por sus respectivos jefes en Madrid.

Así viene ocurriendo al menos en la última década. Sería de aplaudir que los negociadores que se dicen representantes de la gente trabajadora del campo, tuvieran la firmeza y la dignidad de no consentir, ni un año más, que la norma que regula los derechos laborales en Huelva sea en términos absolutos la peor de toda Andalucía. No es una afirmación gratuita.

No merecen los trabajadores del campo onubense este convenio. Si nos fijamos en los horarios establecidos para faenas agrícolas determinantes en nuestra provincia, vemos los abusos; sí miramos los salarios, veremos la ridiculez de los mismos; sí examinamos los derechos en materia de viviendas, lo "arreglan" con una declaración de intenciones... y así sucesivamente hasta llevarnos a ese mal convenio.

No cabe la menor duda de que si los que negocian defendieran, hasta las últimas consecuencias, derechos irrenunciables y, además, se lo hicieran llegar a las y los afectados, el convenio provincial del campo mejoraría extraordinariamente. Quizá se podrá argumentar que la patronal de Huelva es muy conservadora y poco amiga a conceder significativas mejoras, sociales o laborales, pero también, en esa nada descartable situación, habría que mantener la cabeza bien alta y no ceder. Es mejor no poner la firma en un convenio injusto que estampar la firma en uno cuyas mejoras sean de risa. Si van a repetir la historia, que firmen ya. Si quieren avanzar y conseguir algo mucho mejor que lo que tenemos, que se apoyen en los trabajadores del campo.

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