Tribuna:DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Ni gusano ni mariposa

Me gustaría no tener que escribir este artículo, ni que tuviéramos que conmemorar el Día Internacional de la Mujer, porque significaría que las barreras que impiden la plena igualdad entre mujeres y hombres habrían desaparecido. Siendo Andalucía la comunidad que mayores esfuerzos hace para acabar con estas desigualdades, aún queda mucho camino que recorrer. Pienso que si bien se ha logrado la igualdad formal, la real está lejos de conseguirse y, desde luego, no por falta de esfuerzo de las mujeres. No quiero hablar de los avances del feminismo. Quiero exponer la realidad que viven muchas mujer...

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Me gustaría no tener que escribir este artículo, ni que tuviéramos que conmemorar el Día Internacional de la Mujer, porque significaría que las barreras que impiden la plena igualdad entre mujeres y hombres habrían desaparecido. Siendo Andalucía la comunidad que mayores esfuerzos hace para acabar con estas desigualdades, aún queda mucho camino que recorrer. Pienso que si bien se ha logrado la igualdad formal, la real está lejos de conseguirse y, desde luego, no por falta de esfuerzo de las mujeres. No quiero hablar de los avances del feminismo. Quiero exponer la realidad que viven muchas mujeres.

Tendemos a presentar a las mujeres y su situación uniformemente. Ni todas las mujeres somos iguales, ni iguales nuestros problemas, ni, evidentemente, nuestra situación económica, social y cultural es la misma. Y yo quiero recordar aquí a las mujeres sin voz. A las que sólo aspiran a sobrevivir y a las que vienen de fuera buscando una vida mejor.

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Se nos pretende convencer de que vivimos en la era del fin de las ideologías, de que sólo es posible una forma de gobernar con políticas liberales y que no existe otra alternativa. Este progresivo abandono de las políticas sociales y de redistribución de la riqueza está creando una sociedad dual y afectando muy especialmente a las mujeres. Cada vez los ricos son más ricos y las pobres más y más pobres, y utilizo el género femenino porque las más pobres entre pobres son las mujeres.

El paro y el recorte de los subsidios de desempleo están creando situaciones económico-familiares a las que hacen frente muchas mujeres. Mujeres que, trabajando largas jornadas y en trabajo sumergido, sacan adelante a sus familias y resuelven un gravísimo problema social. Son las mismas que mañana no tendrán derecho a una pensión por falta de cotización; mujeres solas con cargas familiares que no perciben la pensión de sus ex-maridos; mujeres víctimas de explotación sexual; mujeres maltratadas e incapacitadas psicológicamente para defenderse y huir de esa situación. Y, además, la mayoría, realizando la doble o triple jornada laboral. Mujeres, en suma, explotadas social o familiarmente o de ambas formas.

Vivimos en un mundo estructurado con criterios masculinos y es curiosa la facilidad con que han aceptado la incorporación de las mujeres a la vida laboral. Eso sí, en las peores condiciones, incluso cuando se trata de mujeres bien formadas. Se acepta compartir la responsabilidad de los gastos familiares. Es decir, liberar a los hombres de esa responsabilidad. Sin embargo, no están dispuestos a compartir ninguna cuota real de poder, ni dentro ni fuera del hogar. No está, ese poder masculino, dispuesto a dar un carácter político y prioritario a la resolución de los problemas que afectan a las ciudadanas. No se toman medidas serias que afecten a las estructuras sociales. Ni políticas tendentes a cambiar y pluralizar los roles. Ni campañas de sensibilización para fomentar el respeto a las mujeres. Ni se valora, como parte del PIB, el trabajo doméstico. Ni siquiera se toman medidas eficaces para conciliar la vida laboral y familiar.

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Muchas mujeres están luchando en soledad para sobrevivir. Muchas dejándose la piel en el empeño. Muchas tratando, a través del trabajo, de liberarse y mejorar su situación. Muchas, cada vez más, dejando sus países para trabajar en el nuestro y mantener a sus familias.

Sin embargo, no se trata de que volvamos a asumir roles pasados. Esa página pasó y pasada está. Se trata de que cada cual asuma su responsabilidad. Que la mayoría de los hombres no sigan desaparecidos. Se trata en suma de acabar con una situación que comienza afectando a las mujeres, pero que acaba influyendo en la sociedad. Tal vez ése haya sido el mayor error, identificar las aspiraciones de igualdad de las mujeres sólo con la situación de las mismas. Esta llamada revolución silenciosa del siglo XX, el cambio de la posición de la mujer en la sociedad, beneficia tanto a mujeres como hombres. Se trata de feminizar la vida social, política, económica, las esferas de poder. Los valores vinculados a la forma de entender la vida de las mujeres, a la visión del mundo femenina, deben saltar de la esfera de la familia para transformar las estructuras patriarcales. Y no sólo porque ello permitirá el acceso de las mujeres a todos los planos de la vida social, sino porque ello también facilitará el acceso de los hombres a la esfera hasta ahora prohibida de la vida femenina. Solo a través de una auténtica transformación social podremos todas y todos compartir auténticamente la vida.

Finalmente decir que si bien se han logrado muchas cosas, absurdo sería negarlo, también es verdad que aún falta mucho por conseguir. Mucho por conseguir para todas y todos, pero aún más por conseguir para un sector de la población femenina, no necesariamente minoritario, que lucha por la consecución de la igualdad a la vez que sufre las consecuencias de la desigualdad, que sale a trabajar en peores condiciones que los hombres y que al volver a casa tiene que convertirse de nuevo en la tierna y hacendosa ama de casa y madre que se espera que sea. Es la paradoja de la metamorfosis que afecta en mayor medida a las mujeres que parten de peor situación: ni gusano ni mariposa, sino todo lo contrario. Luchemos porque el intervalo de transición acabe cuanto antes, todos lo agradeceremos, mujeres y hombres.

Ah, por cierto, señor Aznar, no a la guerra, no en mi nombre.

Alicia Vañó es presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas de Andalucía.

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