Editorial:

Chirac, héroe en Argel

Nunca soñó Jacques Chirac con ser recibido como un héroe con ocasión de la primera visita oficial de un presidente francés a Argelia desde la independencia. En un país en el que las manifestaciones espontáneas están prohibidas, el régimen le ha preparado un baño de masas colosal. El mensaje de los argelinos ha sido enormemente sencillo: "Visados y veto". Visados para los argelinos que quieren emigrar a Francia, pues los 180.000 que otorga cada año la antigua metrópoli no son suficientes en un país con una población joven y una tasa oficial de paro del 30%, bastante superior en la realidad. Y v...

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Nunca soñó Jacques Chirac con ser recibido como un héroe con ocasión de la primera visita oficial de un presidente francés a Argelia desde la independencia. En un país en el que las manifestaciones espontáneas están prohibidas, el régimen le ha preparado un baño de masas colosal. El mensaje de los argelinos ha sido enormemente sencillo: "Visados y veto". Visados para los argelinos que quieren emigrar a Francia, pues los 180.000 que otorga cada año la antigua metrópoli no son suficientes en un país con una población joven y una tasa oficial de paro del 30%, bastante superior en la realidad. Y veto francés en el Consejo de Seguridad a los planes bélicos de EE UU contra Irak.

Aprovechando que se hallaba en territorio árabe, Chirac insistió en que se opondrá a una segunda resolución del Consejo de Seguridad, pero también pidió que Sadam Husein coopere más con la ONU para el desarme. El viaje del presidente francés a tierra argelina quiere ser un gesto conciliador que desmienta la teoría nefasta del choque de civilizaciones, en un momento de especial tensión entre el mundo islámico y un Occidente donde los musulmanes tienen una presencia y una visibilidad crecientes.

Tras años de distanciamiento, especialmente con la guerra civil que siguió al golpe militar de 1991, la visita lleva el sello de la reconciliación. Que le haya correspondido hacerla a quien participó como joven capitán francés en la primera fase de la guerra contra la independencia de la colonia, refuerza el intento de dejar atrás el pasado. La declaración común de amistad ha marcado un nuevo entendimiento entre Francia y Argelia, con el compromiso de cumbres anuales como las que Francia celebra con varios países europeos y con el vecino Marruecos. Pero ni Chirac ni otros dirigentes deben ignorar que la violencia, aunque ha disminuido, sigue haciendo estragos en una Argelia donde la tortura y otras violaciones de los derechos humanos más básicos siguen estando a la orden del día.

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