OPINIÓN DEL LECTOR

La misma impotencia

El pasado viernes 7 de febrero me llamó una persona para que acudiera a la Comisaría de Irún, porque estaban deportando a un colombiano, familiar o amigo suyo. Fui para interesarme por el caso y me dijeron en la policía que esa persona ya tenía su orden de expulsión desde hace siete años.

Hablé con su mujer, que estaba acompañada de una amiga y de su hija pequeña, a quien había llevado a comisaría para que pudiera despedirse de su padre. Esta persona tenía trabajo y su mujer también; además, está a punto de tramitar la segunda tarjeta de residencia.

Ella habló con el abogado, qu...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El pasado viernes 7 de febrero me llamó una persona para que acudiera a la Comisaría de Irún, porque estaban deportando a un colombiano, familiar o amigo suyo. Fui para interesarme por el caso y me dijeron en la policía que esa persona ya tenía su orden de expulsión desde hace siete años.

Hablé con su mujer, que estaba acompañada de una amiga y de su hija pequeña, a quien había llevado a comisaría para que pudiera despedirse de su padre. Esta persona tenía trabajo y su mujer también; además, está a punto de tramitar la segunda tarjeta de residencia.

Ella habló con el abogado, quien le explicó que no había nada que hacer. La mujer, angustiada, me expresaba su impotencia y desesperación por no saber cómo actuar.

Conozco bien esa sensación, porque muchas veces yo misma, como presidenta de una asociación de inmigrantes y como persona, me veo con la misma impotencia para poder ya no consolarles o aminorar sus temores, sino por lo menos intentar buscar soluciones mínimas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En