Telefónica devuelve a Terra a sus orígenes

La operadora asegura rentabilidad a su filial de Internet, pero la reorganiza como una división a su servicio

Era octubre de 1999. Un veterano consultor español, especializado en tecnologías de la información, analizaba el folleto de salida a Bolsa de Terra Networks y aseguraba: "Esto es un cascarón". Han pasado tres años y medio que parecen décadas, con compras millonarias, acuerdos con las mayores empresas del mundo (Bertelsmann o BBVA), valoraciones bursátiles estratosféricas, cambios de modelo de negocio (del acceso a la publicidad, y vuelta al acceso) y fugas de directivos. Ahora, Terra vuelve a casa. El acuerdo firmado con Telefónica la semana pasada convierte al portal, según fuentes int...

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Era octubre de 1999. Un veterano consultor español, especializado en tecnologías de la información, analizaba el folleto de salida a Bolsa de Terra Networks y aseguraba: "Esto es un cascarón". Han pasado tres años y medio que parecen décadas, con compras millonarias, acuerdos con las mayores empresas del mundo (Bertelsmann o BBVA), valoraciones bursátiles estratosféricas, cambios de modelo de negocio (del acceso a la publicidad, y vuelta al acceso) y fugas de directivos. Ahora, Terra vuelve a casa. El acuerdo firmado con Telefónica la semana pasada convierte al portal, según fuentes internas "en la compañía especializada en Internet del Grupo Telefónica". Precisamente, lo que era Telefónica Interactiva en 1998, antes del apogeo de la burbuja.com.

Terra se va a convertir en proveedor de acceso y servicios de Telefónica, ofreciendo correo electrónico, vídeo bajo demanda o consultoría
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Este acuerdo tiene dos partes, una financiera y otra estratégica. La mayor parte de los analistas y expertos del sector consideran que la primera parte es, en esencia, positiva para Terra. Telefónica aportará un mínimo de 471 millones de euros en beneficio bruto operativo (Ebitda) a Terra por seis años. Es decir, no se trata de un tradicional compromiso de ingresos, sino que la operadora garantiza esos fondos por los servicios de Terra, descontados los gastos. El acuerdo, además, dura tres años más de lo previsto en el contrato inicial que firmó Bertelsmann, y que la compañía alemana no ha cumplido.

El mercado, en primera instancia, acogió muy mal este anuncio. El día en que se produjo, el pasado 13 de abril, la acción cayó un 7,38%. Y es que los inversores llevaban tiempo esperando noticias de Terra, pero muy distintas: una OPA de exclusión por parte de Telefónica y el desmembramiento de su filial. Según el consenso de analistas y competidores, la operación tenía mucha lógica: Teléfonica saca de la Bolsa la compañía, utiliza la caja de Terra (cercana a los 1.500 millones de euros) para pagar a los accionistas minoritarios, se queda con el negocio del acceso y traspasa los contenidos del portal a su filial de medios Admira.

Las razones de la OPA

¿Por qué ha optado Telefónica por no realizar la OPA que esperaba el mercado? Los expertos apuntan varias razones. La operadora está sacando buenos réditos financieros de la caja casi intacta de Terra. Además, consigue ganar tiempo para seguir manejando varias posibilidades estratégicas para el portal, incluida una posible venta. Y es que una de las partes más importantes de este acuerdo asegura a Telefónica el tráfico por su red de los clientes de Terra, algo que antes ya gestionaba, pero que ahora está firmado a sangre y fuego por contrato. Eso significa que, en el caso de una hipotética y rumoreada venta de Terra a un tercero, Telefónica continuaría ingresando dinero por el acceso.

Una vez garantizado el futuro financiero de Terra, y comprendido el interés de Telefónica, el significado de este acuerdo para la estrategia del propio portal genera menos entusiasmo. ¿Qué va a hacer Terra a cambio de esa garantía de rentabilidad? Se va a convertir en proveedor de acceso y servicios de Internet del Grupo Telefónica, ofreciendo acceso a la Red, telefonía sobre la red IP, correo electrónico, vídeo bajo demanda o consultoría. La empresa destaca que este acuerdo sólo supone un quinto de sus ingresos, y que seguirá trabajando de forma independiente con otros clientes, pero también confirma que supondrá "un cambio radical" en su modelo de ingresos.

Terra será, así, un calco ampliado -con más países y negocios- de Telefónica Interactiva. Es la culminación de un laberinto, complejo y zigzagueante, que comenzó en 1998, cuando la operadora crea Interactiva para ofrecer servicios de Internet a los mercados soho (trabajadores autónomos y pequeñas empresas) y residencial. Un año después, comenzaba a inflarse la burbuja. A finales de 1999, la industria de Internet valía más que la de la informática.

Esta situación animó a Telefónica, presidida entonces por Juan Villalonga, a realizar un primer salto transformista. Arranca Telefónica Interactiva de la matriz, añade las filiales respectivas de cada uno de los grupos latinoamericanos, compra otras compañías como el portal Olé!, y saca el conjunto a Bolsa. El objetivo: liderar la Red de habla hispana.

El salto al parqué, el 11 de noviembre de 1999, fue espectacular. Al final del día, Terra valía 10.193 millones de euros, era la empresa de Internet de mayor capitalización de Europa y hacía, de paso, millonarios a sus directivos.

A pesar de la alegría, algo angustiaba, en privado, a los gestores de Terra. La valoración no se sostenía. Siguiendo la estrategia del intercambio de papeles -el 43% de las fusiones de entonces se hacían sin un euro de por medio- la compañía cierra acuerdos que incrementan aún más el valor aparente de la compañía.

En mayo de 2000, Terra modifica una segunda vez sus ambiciones con la compra de Lycos: ya no es una empresa de acceso y servicios de Internet en el mundo hispano; quiere ser la compañía líder en la Red mundial y jugar en el campo de Yahoo!: la publicidad y el comercio electrónico.

Hacen falta un par de meses para que la burbuja estalle, y los gestores de Terra se asusten de verdad. La empresa pierde casi un 80% de su valor en 2000, mientras que sus ingresos caen porque la publicidad, el supuesto negocio de futuro, no arranca. La compañía retrasa su fecha de entrada en beneficios una y otra vez. La fusión tampoco marcha. Lycos Europa va por libre, y la falta de química entre Joaquim Agut, presidente de Terra, y Bob Davis, responsable de Lycos, es evidente. Terra, finalmente, vuelve a darse al travestismo, y se olvida de los planes de liderar el mercado mundial. Se desprende de activos en Asia -donde Lycos competía mano a mano con Yahoo!- y su falta de interés por Estados Unidos se hace palpable. En el momento de la compra del portal, éste era el número cuatro de EE UU. Ahora es el seis.

La situación en Terra estaba llegando a ser insostenible para sus trabajadores. Por conseguir el objetivo del beneficio operativo, no gasta, pero tampoco ingresa: la facturación cayó un 10% en el tercer trimestre de 2002 respecto al mismo periodo de 2001. La caja es intocable. La desilusión, evidente. Algunos de los mejores directivos se marchan; otros son invitados a marcharse. Es en esta situación cuando papá Telefónica sale al rescate y recupera la idea preburbuja: una empresa de Internet en una compañía de telecomunicaciones.

Este acuerdo, en fin, empieza a gustar a los analistas porque aclara la estrategia y allana el camino a la anhelada rentabilidad. Desde el anuncio, la acción se ha revalorizado algo más de un 2%. Interesa también a los trabajadores, porque despeja las dudas sobre la viabilidad de Terra. Y gusta a muchos accionistas, que ven en este cambio de estrategia una toma del mando por parte de Telefónica, y el cambio de modelo de negocio es interpretado en el sector como una pasarela para la salida de Joaquim Agut.

Hay algunos peros, como el hecho de que ambas empresas seguirán compitiendo en el mercado de la banda ancha, una estrategia que daña al más débil, Terra. La cuestión es si Telefónica dejará a su hija seguir viviendo su propia vida, o terminará absorbiéndola. Los reajustes de plantilla en Estados Unidos y las ventas de las filiales de Lycos en Canadá, Corea y Japón apuntan, según los analistas, a lo segundo.

Terra, por su parte, asegura que no tiene previstas más desinversiones ni modificar su modelo de negocio por este acuerdo. La solución la veremos on line.

Joaquim Agut, presidente de Terra, en una imagen de archivo.ULY MARTÍN

Un saneamiento millonario

Telefónica ha decidido coger el toro de Terra por los cuernos, y de una vez. Además del acuerdo firmado la pasada semana, la operadora ha comunicado a sus principales accionistas que tiene previsto aprovechar las cuentas del cuarto trimestre para amortizar el fondo de comercio de Terra, que ronda los 1.600 millones de euros.
Este fondo de comercio se debe, en su mayor parte, a la compra de Lycos. La adquisición se realizó en octubre de 2000 por un precio de 12.500 millones de dólares. La caída de los valores de Internet en Bolsa ha provocado que la diferencia entre el valor de la compra y el valor en libros se haya disparado.
Será el consejo de Terra del próximo martes el que, previsiblemente y según todos los indicios, aprobará finalmente esta provisión. La consecuencia será un aumento espectacular de las pérdidas de Terra -en 2001 alcanzaron los 556 millones de euros-, aunque la compensación será afrontar el año con el balance saneado.
Falta saber cómo reaccionará el mercado a la noticia del previsible retraso, una vez más, de la compañía en Ebidta positivo, aunque muchos analistas ya lo dan por descontado.

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