CONVERSACIONES DE LA PATERA Y EL CENTRO CANARIO DE EMERGENCIAS

Tres llamadas desde una vana esperanza

Los 20 inmigrantes de la barca que afirman que estuvo dos semanas a la deriva contactaron tres veces con el 112, pero no pudieron precisar su localización

"¡Aló, aló, help us! [ayúdanos] ¡Helicopter, helicopter...!". Esta llamada de socorro se recibió en el Centro Coordinador de Emergencias de Seguridad 112 de Canarias a las 23.01 del viernes 7 de febrero. Fue la primera de las tres conversaciones que mantuvieron, a través de un teléfono móvil, con los servicios de rescate de Canarias los 20 náufragos de una patera, la misma que el miércoles fue rescatada por un pesquero gallego a 220 kilómetros al suroeste de Gran Canaria con sólo seis supervivientes a bordo, según éstos. Tres llamadas con la esperanza de un socorro que fue vana para los 14 des...

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"¡Aló, aló, help us! [ayúdanos] ¡Helicopter, helicopter...!". Esta llamada de socorro se recibió en el Centro Coordinador de Emergencias de Seguridad 112 de Canarias a las 23.01 del viernes 7 de febrero. Fue la primera de las tres conversaciones que mantuvieron, a través de un teléfono móvil, con los servicios de rescate de Canarias los 20 náufragos de una patera, la misma que el miércoles fue rescatada por un pesquero gallego a 220 kilómetros al suroeste de Gran Canaria con sólo seis supervivientes a bordo, según éstos. Tres llamadas con la esperanza de un socorro que fue vana para los 14 desaparecidos en el mar.

Poco antes, a las 22.59, de aquel viernes el centro de emergencias había recibido otra llamada de su homólogo en Cataluña. En ella le advirtió de que acababan de conversar con un magrebí que aseguraba haber recibido una llamada desde el móvil de un familiar que se encontraba en una patera a la deriva en aguas de Canarias.

"¿Ves luces de faro?, ¿lighthouse?". "Tres destelleantes. No sé si de casas...".
El lunes 10, después de 72 horas de búsqueda infructuosa, el rastreo terminó
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El centro de Canarias confirmó el dato con la Guardia Civil, que había recibido otra alerta similar desde Almería.

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A las 23.01 sonó el teléfono de nuevo. Apenas se escuchaba una voz que hablaba en inglés, con fuerte ruido de fondo y muchas interferencias. Por eso los operadores tuvieron que repetir muchas veces la misma pregunta. Ésta es la transcripción de esa conversación, que fue mantenida en un cruce de inglés, francés y español.

112. Emergencias, buenas noches ¿dígame?

Náufragos. ¡Aló, aló, ayúdanos! ¡Helicóptero, helicóptero...!

112. ¿Ve algún tipo de luz?

N. ¡Tres luces, tres luces, tres luces!

112. ¿Esas luces se mueven?

La comunicación se cortó. A las 23.38 llamaron de nuevo desde el mismo número. La audición era pésima y lejana.

N. ¡Ayúdenme, ayúdenme!

112. ¿Cuántos van en el barco?

N. Dieciocho y dos mujeres.

112. ¿De dónde?

N. Tres grupos de Ghana, Mali y Costa de Marfil.

112. ¿De dónde salieron?

La comunicación se cortó de nuevo. No hubo más contacto, hasta la madrugada del domingo, cuando los operadores recibieron otra llamada. Dirigieron sus preguntas a determinar dónde se encontraban los náufragos.

N. ¡Ayuda, ayuda!

112. ¿Ves luces?

N. Tres.

112. ¿Cuánta gente va?

N. 18 y dos mujeres.

112. ¿Ves luces de faro?, ¿luces de faro?, ¿faro?

N. Tres destelleantes [sic]. No sé si de casas...

La comunicación se cortó para siempre.

Los operadores intentaron recuperar repetidamente estas llamadas, en intervalos de entre cinco y siete minutos. "Teníamos la esperanza de que siguieran bajo la misma cobertura del momento en que la transmisión se cortaba, pero no era así", explica Luis Santacreu, responsable de tecnología del 112 en Canarias.

Según declara este técnico, la cobertura de los teléfonos móviles en alta mar puede alcanzar más de 25 kilómetros, aunque, por la experiencia que tienen los operadores de Tenerife y de Gran Canaria, "la comunicación con las pateras siempre es muy complicada".

Influyen en ello varios factores: los interlocutores hablan en idiomas y dialectos desconocidos por los operadores (todos instruidos para hablar español, inglés, francés, italiano y alemán), la comunicación es mala y los datos suelen ser imprecisos.

El protocolo de preguntas clave comienza por descubrir de dónde y cuándo salieron los náufragos (para así poder fijar la ruta sobre un mapa), el estado de salud de los pasajeros (para calcular sus condiciones físicas y resistencia mientras los buscan) y algún teléfono en tierra (para, en caso de que se corte la comunicación, averiguar a través de él hacia dónde se dirigían).

"Si están en alta mar les pedimos que identifiquen alguna costa o rocas, o les preguntamos si escuchan los motores de los aviones y helicópteros que colaboran en su búsqueda", señala Santacreu.

En un episodio como el vivido, cuando ya no es posible restablecer el contacto con la patera, "los operadores de demanda se quedan hechos polvo, pensando que en nuestras manos está la vida de esa gente, perdida en alta mar, con condiciones meteorológicas duras, al límite de agua y alimentos y no hemos podido concretar dónde se encuentran. Ese día, toda la sala se queda con muy mal cuerpo".

Tres helicópteros de la Guardia Civil, del Gobierno de Canarias y de Salvamento Marítimo, más un avión del Servicio Aéreo de Rescate, un barco de Salvamento Marítimo y una patrullera de la Guardia Civil peinaron cada milla de costa entre Lanzarote, Fuerteventura y el norte de Gran Canaria, un área total que supera los 100 kilómetros cuadrados, sin resultado. El lunes, día 10, después de 72 horas de búsqueda infructuosa, el rastreo terminó.

En diciembre de 2001, 21 inmigrantes fueron rescatados tras dos días a la deriva. En octubre de 2002 fueron localizados otros 21 africanos que habían estado navegando sin rumbo durante cinco días.

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