Crítica:

Entre ciencia y filosofía

También en filosofía, por lo que respecta, al menos, al hardware, a la ferretería o al material de base, las cosas están cambiando, a mejor desde luego, en España, con muy cuidadas ediciones, traducciones, monografías y diccionarios. Éste es un ejemplo paradigmático de ello. No sigue la moda de esos diccionarios de autor, por llamarlos así, que han salido últimamente en varios campos y que no sirven de casi nada, porque no reflejan casi nada más que el despliegue narcisista del famoso talento que los escribió. Desde luego, ejemplos de objetividad no son, como sí lo es éste o cualquiera ...

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También en filosofía, por lo que respecta, al menos, al hardware, a la ferretería o al material de base, las cosas están cambiando, a mejor desde luego, en España, con muy cuidadas ediciones, traducciones, monografías y diccionarios. Éste es un ejemplo paradigmático de ello. No sigue la moda de esos diccionarios de autor, por llamarlos así, que han salido últimamente en varios campos y que no sirven de casi nada, porque no reflejan casi nada más que el despliegue narcisista del famoso talento que los escribió. Desde luego, ejemplos de objetividad no son, como sí lo es éste o cualquiera que se precie.

Escrito por dos conocidos especialistas en esa materia filosófica tan híbrida como la lógica y filosofía de la ciencia -dos pero una, una pero tres-, este diccionario es un complejo entrecruce y mixtura filosófica -como su materia- de lógica, matemática, física, cosmología, biología, y todas, o casi todas, las grandes teorías que estas ciencias supremas, más avanzadas, conllevan: conjuntos, modelos, recursión, metamatemática, mecánica, electrodinámica, relatividad, cuántica, partículas, evolución, genética, etcétera. Desde luego significa un esfuerzo de recapitulación y una muestra de erudición básica impresionantes. No parece, además, que exista un diccionario así en ningún otro idioma. Quizá es que nadie se haya atrevido a esa aventura por no correr el mismo riesgo en que muchas veces naufraga esta disciplina: los filósofos no la entienden, sobre todo no entienden para qué sirve, y los científicos la menosprecian, por lo mismo aunque por diferentes razones de lo mismo.

DICCIONARIO DE LÓGICA Y FILOSOFÍA DE LA CIENCIA

Jesús Mosterín y Roberto Torretti Alianza. Madrid, 2002 670 páginas. 39 euros

Y, sin embargo, es verdad que en el límite entre ciencia y filosofía se plantean "muchas de las cuestiones más fascinantes del pensamiento actual". Pero, por desgracia, las que interesan a todos suelen ser siempre metafísicas o religiosas. Es de agradecer que este diccionario, a saltos, nos insinúe otras, más bien epistemológicas, más bien académicas. Y que intente, a la vez, una difícil labor de divulgación científica (otra empresa filosófica -si lo es- tan importante como indefinida) entre lectores curiosos, estudiantes y docentes de la tradición científica de la filosofía, o filosófica de la ciencia, buscando para todos ellos una "mínima comprensión" de "cuestiones fundamentales", "líneas generales" y "nociones básicas" de la ciencia. Y de la filosofía. O de la filosofía.

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