Tribuna:

No es lo mismo cambio que recambio

A escasos meses de iniciarse el ciclo electoral, que tendrá como momento álgido las elecciones catalanas, parece evidente que CiU será derrotada y que se va a configurar una nueva mayoría de gobierno en Cataluña. También resulta claro que no habrá mayorías absolutas, ningún partido por su cuenta ganará las próximas elecciones. Será necesario, por tanto, formar coaliciones de gobierno.

En estas circunstancias, las dos cuestiones fundamentales a las que las fuerzas políticas tienen que responder ante la ciudadanía son con quién van a gobernar y para qué. El electorado tiene derecho a sabe...

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A escasos meses de iniciarse el ciclo electoral, que tendrá como momento álgido las elecciones catalanas, parece evidente que CiU será derrotada y que se va a configurar una nueva mayoría de gobierno en Cataluña. También resulta claro que no habrá mayorías absolutas, ningún partido por su cuenta ganará las próximas elecciones. Será necesario, por tanto, formar coaliciones de gobierno.

En estas circunstancias, las dos cuestiones fundamentales a las que las fuerzas políticas tienen que responder ante la ciudadanía son con quién van a gobernar y para qué. El electorado tiene derecho a saber qué es lo que se va hacer con su voto. La indefinición en las alianzas poselectorales es pedir un cheque en blanco al electorado para poder decidir el reparto de poder en función de intereses partidarios, y no de los compromisos programáticos.

La indefinición de las alianzas poselectorales es pedir un cheque en blanco al electorado

La Coalición ICV-EA, formada por ICV, EUiA y las candidaturas municipales de la Entesa de Progrés Municipal, ha reiterado recientemente en su asamblea que no va a apoyar ninguna mayoría de gobierno que cuente con la presencia de CiU. Que CiU pase a la oposición es ya una urgencia democrática, después de 23 años en el poder, con la acumulación de prácticas irregulares y de nepotismo que, no lo olvidemos, también forma parte de la herencia del pujolismo

En las últimas semanas han arreciado los rumores y las especulaciones sobre una posible gran coalición entre CiU y PSC. Sectores con un gran poder económico y social, ligados al negocio de la construcción, a la sanidad privada o a las escuelas privadas, entre otros, ven esta opción como la más favorable para mantener intactos sus intereses. Ante las indefiniciones de socialistas y independentistas, que no han descartado por completo un acuerdo con CiU, el crecimiento electoral de ICV-EA será la garantía de una mayoría nítidamente de izquierdas.

Lo que está en juego en las próximas elecciones es hacia donde se inclina el poder social en Cataluña, qué sectores de la sociedad van a ganar y cuáles pueden ver menguados sus privilegios. En definitiva, se trata de optar entre la Cataluña de los poderosos y la Cataluña popular, entre garantizar los derechos sociales y promover el desarrollo sostenible o favorecer con recursos públicos a sectores pudientes y continuar con la insostenible política del más y más cemento.

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Como la experiencia nos demuestra, ni las siglas ni los liderazgos garantizan por sí mismos un cambio a la izquierda en la orientación del gobierno. Es en el campo de las políticas concretas y de los hechos donde se dirime el carácter que va a tener el cambio político en Cataluña.

En las próximas elecciones no se trata de decidir quién es más buen gestor o más moderno, si Mas o Maragall. Tampoco se trata de conseguir un recambio de personas para que simplemente actualicen las mismas políticas.

Se trata de elegir el modelo de país que queremos para el futuro. Y para definir un modelo propio de país hay que realizar opciones políticas claras. Porque, por poner algunos ejemplos, no es lo mismo promover el acceso a la vivienda con múltiples formas desgravación fiscal, que benefician a los que más tienen sin resolver el problema, que controlar la especulación del suelo, construir vivienda pública y fomentar la de alquiler, como se hace en los países más avanzados de Europa.

No es lo mismo rechazar el Plan Hidrológico Nacional (PHN) pero optar por el trasvase de las cuencas interiores para llevar agua del Ebro a la ciudad de Barcelona o la construcción de innumerables campos de golf, que reivindicar una nueva cultura del agua basada en el ahorro y la reutilización de un bien tan escaso.

No es lo mismo llenarse la boca con la sanidad pública, eso sí, favoreciendo procesos de privatización de ambulatorios, que fortalecer una única red pública sanitaria de asistencia primaria de calidad con los mismos servicios y garantías para toda la ciudadanía.

No es lo mismo hablar de lo importante que es el desarrollo sostenible, al tiempo que se apoya la construcción del túnel de Horta, el eje Vic-Olot por Bracons y el cuarto cinturón, que preservar el patrimonio natural de Cataluña. Y no es lo mismo reiterar que el futuro de Cataluña pasa por una educación de calidad, sin cuestionar los abusivos conciertos que sustentan la escuela privada, que promover la extensión de la red de centros públicos con una oferta para alumnos que abarque de los 0 a 16 años.

La herencia del pujolismo nos deja importantes déficit sociales, ecológicos y de calidad democrática. Sólo con un importante giro electoral a la izquierda será posible realizar un cambio real.

Somos muchos los que creemos que la izquierda y la derecha no son lo mismo, pero también que no es lo mismo llamarse de izquierdas que ser de izquierdas, hablar de ecologismo que ser ecologista.

Joan Saura es diputado en el Congreso y candidato de ICV-EA a la presidencia de la Generalitat

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