Tribuna:Inversión | CONSULTORIO

Tipos y diferenciales

Un efecto habitual de los descensos sostenidos de tipos oficiales, como los que hemos visto en EE UU y Europa, es la preferencia por la financiación a tipo variable. La mayoría de las hipotecas y de los préstamos a empresas y administraciones, se han ido referenciando al Euribor, con diferenciales bastante reducidos en muchos casos, obteniendo resultados muy positivos.

Sin embargo, a medida que los tipos a corto se hacen muy reducidos y no presentan grandes diferencias con los tipos a 10-15 años, la elección entre financiarse a variable o a fijo empieza a no ser clara. Poder cerrar cos...

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Un efecto habitual de los descensos sostenidos de tipos oficiales, como los que hemos visto en EE UU y Europa, es la preferencia por la financiación a tipo variable. La mayoría de las hipotecas y de los préstamos a empresas y administraciones, se han ido referenciando al Euribor, con diferenciales bastante reducidos en muchos casos, obteniendo resultados muy positivos.

Sin embargo, a medida que los tipos a corto se hacen muy reducidos y no presentan grandes diferencias con los tipos a 10-15 años, la elección entre financiarse a variable o a fijo empieza a no ser clara. Poder cerrar costes próximos al 4% a largo plazo es tentador, incluso aunque se contemplen recortes adicionales en los tipos oficiales a corto plazo.

A medida que los tipos a corto se acercan a los tipos a 10-15 años, la elección entre financiación variable o fija empieza a no ser clara

Sin embargo, en momentos de crecimiento económico dañado, como el actual, el otro componente del coste de financiación (el diferencial crediticio que a cada operación debe asignar un inversor) tiende a repuntar, y así sucede en casi todos los sectores. Las empresas lo sufrieron el 2002, aunque se han vuelto a reducir en los últimos meses. Los tipos fijos para hipotecas rebasan el 6% TAE (frente al 4%-4,5% de los bonos del Tesoro a muy largo plazo), mientras que los diferenciales del sector público han comenzado a repuntar ligeramente. El movimiento es lógico en un entorno de debilidad bursátil y búsqueda de valor en bonos de empresas. Como resultado se estrechan (quizás por poco tiempo) las diferencias entre buenos y "malos" riesgos.

Los Estados del área euro y el Tesoro de EE UU han visto cómo las rentabilidades que ofrecen se acercan peligrosamente a las que ofrecen los tipos bancarios (swap spread) aunque las distancias entre unos países y otros son mínimas y apenas recojen las diferencias en sus déficit o en sus calificaciones crediticias. La clarificación de las expectativas, la recuperación de la inversión empresarial y las tendencias que sigan los déficit públicos seguirán facilitando en 2003 la normalización de diferenciales entre bonos de distintos sectores.

R. Buenaventura y G. Sevilla son consultores de Administraciones Públicas (Grupo Analistas) (www.grupoanalistas.com)

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