Reportaje:

La resurrección tanguera de un teatro

Un empresario argentino invierte 15 millones de euros en la reforma del Alcalá Palace, que llevaba 14 años cerrado

Los aires porteños han resultado vivificadores para un teatro que llevaba 14 años olvidado en el barrio de Salamanca. El antiguo Alcalá Palace se ha desperezado de su letargo gracias al aliento económico de un empresario argentino, Alejandro Romay, que se ha gastado 15 millones de euros en que el teatro vuelva a lucir como nuevo. El próximo día 29, el Nuevo Teatro Alcalá, en el número 62 de Jorge Juan, se sacudirá el eco de los aplausos de antaño para recibir ovaciones renovadas con el espectáculo Tanguera como plato de estreno, que las raíces pesan.

"Después de 20 meses de obras...

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Los aires porteños han resultado vivificadores para un teatro que llevaba 14 años olvidado en el barrio de Salamanca. El antiguo Alcalá Palace se ha desperezado de su letargo gracias al aliento económico de un empresario argentino, Alejandro Romay, que se ha gastado 15 millones de euros en que el teatro vuelva a lucir como nuevo. El próximo día 29, el Nuevo Teatro Alcalá, en el número 62 de Jorge Juan, se sacudirá el eco de los aplausos de antaño para recibir ovaciones renovadas con el espectáculo Tanguera como plato de estreno, que las raíces pesan.

"Después de 20 meses de obras y una inversión muy fuerte, hemos conseguido un recinto cómodo y moderno, equipado con la última tecnología, que le convierte en el primero de la lista de los teatros privados", describe el autor y productor del montaje musical de reapertura, Diego Romay. Su padre, Alejandro Romay, lleva medio siglo destacando en el mundo de la cultura y el espectáculo en Argentina. A principios de los años sesenta produjo "uno de los sucesos más rutilantes de la década, la comedia musical My fair lady", como recuerda el hijo. Y a partir de ese momento empezó a comprar teatros, reconstruyó algunos y reabrió aquellos que fueron incendiados por grupos anónimos disconformes con las funciones que satirizaban a las autoridades militares argentinas en 1982.

El éxito ha sido el hada madrina de este empresario, que en 2000 viajó a Madrid para comprar el Alcalá Palace. "Somos un grupo competidor de CIE [Corporación Interamericana de Entretenimiento], la empresa que tiene en la cartelera de Madrid espectáculos musicales como El fantasma de la Ópera o My fair lady y hemos producido grandes obras en Broadway", recalca Romay hijo. La ambición artística y creadora de los Romay es tan arrolladora como la confianza de ambos en los musicales que producen. Y Tanguera no es una excepción, según el productor. "Esta función lleva 11 meses de éxito ininterrumpido en Argentina y cuenta con el apoyo de público y crítica. Estará 12 semanas en el Nuevo Teatro Alcalá y después comenzará una gira española y americana que culminará con su estreno en Broadway", planea Diego Romay.

La fuerza del espectáculo radica, según dice, "en que es único en el mundo". "No hay otra producción musical de tango en ningún sitio donde además el propio relato de la historia se expresa a través de la danza", añade.

Un plantel de 40 artistas sobre el escenario, ocho parejas de tango, un deslumbrante vestuario de 140 trajes de época y un gran despliegue de luces consiguen "una estética cautivante y un espectáculo poético y sensual que enganchará al público", en palabras del productor de la obra.

Las peripecias de Giselle, una joven francesa que emigra a Argentina a principios del siglo XX con promesas de casamiento y que acaba trabajando en un cabaret y luchando por un amor imposible llegarán a través de los pasos y movimientos del tango.

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Este montaje cuenta con las figuras más relevantes de la canción y el baile porteños. El papel protagonista femenino está encarnado por Mora Godoy, la bailarina de tango más importante de Argentina y destacada representante contemporánea de la música de allá, y que ejerce también de directora coreográfica de la pieza. Las letras de las canciones están escritas por la cantautora más popular del país, Eladia Blázquez. "Hay buena música, buen teatro y buen arte, así que estamos seguros de que impactará", vaticina Diego Romay.

De momento, el servicio de venta anticipada está funcionando a buen ritmo gracias a los nostálgicos que antaño frecuentaban el Alcalá Palace. "Mucha gente del barrio ya ha comprado la entrada, más que atraída por el espectáculo, interesada en ver con sus propios ojos cómo ha quedado el recinto por dentro y por fuera. Es un gesto muy cariñoso", agradece el productor de Tanguera.

Tanto los incondicionales como el resto del público van a encontrarse con una fachada que conserva su aspecto tradicional, aunque más limpia y reparada. "Cuando pedimos permiso para rehabilitar el teatro al Ayuntamiento de Madrid, nos hizo mucho hincapié en que no podíamos cambiar la imagen exterior del edificio", rememora Romay.

Al servicio del Nuevo Teatro Alcalá trabaja una treintena de personas de manera estable y alrededor de una docena de forma temporal. En su nueva etapa, este foro artístico pretende dar cabida a creativos españoles y servir de plataforma para el lanzamiento de sus obras fuera de nuestras fronteras.

Con una enorme aspiradora de euros, los responsables del teatro han desempolvado el patio de butacas y han dividido el edificio en dos salas; una especialmente grande rinde tributo a la actriz Lola Membrives, está destinada a espectáculos musicales y tiene capacidad para 1.323 personas; y la otra sala es polivalente, se encuentra en el subsuelo del edificio, tiene 310 asientos y lleva el nombre de María Guerrero. Además, en la segunda planta del edificio está el conservatorio Manuel de Falla. "Es una escuela de danza, música, canto y actuación destinada a formar a los futuros protagonistas de la comedia musical", definen los promotores.

La apoteosis de 'Jesucristo Superstar'

El Nuevo Teatro Alcalá ha tenido casi tantos nombres como espectáculos de relumbrón sobre su escenario.El arquitecto Luis Ferrero diseñó, en 1922, un proyecto que no se hizo realidad hasta un lustro más tarde. En consecuencia, fue en 1927 cuando el barrio de Salamanca estrenó teatro, el Coliseo Pardiñas. Luego cambió el nombre por el de Coliseo Alcalá. La siguiente mutación coincidiría con la época dorada de aquel teatro, que quedó rebautizado como Alcalá Palace. Su escenario fue el templo de dos estilos musicales bien diferenciados: las zarzuelas rutilantes de entonces y las estrellas del flamenco pasaron por él.Pero la fecha histórica que marcó un hito en el mundo del espectáculo en España aún estaba por llegar: el calendario marcaba el 6 de noviembre de 1975 y la cartelera, después de infinitas trabas, estrenaba el musical Jesucristo Superstar. Los nuevos propietarios del inmueble han tomado nota y pretenden repetir éxitos apoteósicos como aquél, que representaron Camilo Sesto y Ángela Carrasco.

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