Rechazo a los albergues

Eugenio, un indigente de 65 años que duerme en un soportal del barrio de Salamanca, rechaza acudir a los albergues. La última vez que se negó a ello fue el miércoles, cuando una vecina, ante las bajas temperaturas, avisó al Samur-Protección Civil para que le atendiera. No es el único. Los servicios sociales de emergencia, que recorren las calles para llevar a los refugios a las personas sin hogar, se encontraron ayer con otras seis negativas.

Portavoces municipales aseguran que nadie que busque cobijo se quedará sin él. Pero los refugios están al borde de la saturación. Esta noche la oc...

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Eugenio, un indigente de 65 años que duerme en un soportal del barrio de Salamanca, rechaza acudir a los albergues. La última vez que se negó a ello fue el miércoles, cuando una vecina, ante las bajas temperaturas, avisó al Samur-Protección Civil para que le atendiera. No es el único. Los servicios sociales de emergencia, que recorren las calles para llevar a los refugios a las personas sin hogar, se encontraron ayer con otras seis negativas.

Portavoces municipales aseguran que nadie que busque cobijo se quedará sin él. Pero los refugios están al borde de la saturación. Esta noche la ocupación fue del 90% en el albergue de Mayorales, del 98% en de San Isidro, del 92% en el de San Juan de Dios y hubo lleno total en la Casa del Pobre y San Martín de Porres. Sólo hay sitio suficiente en el metro de Atocha, donde, desde ayer, los indigentes pueden dormir en un pasillo.

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