Reportaje:

Lecciones de naturaleza

Caixa Catalunya abre en el Pirineo un centro de educación medioambiental

¿Cómo andamos los españoles de educación ambiental? "Muy mal, aunque últimamente vamos mejorando", responde Jordi Sargatal, director de la Fundación Territorio y Paisaje de Caixa Catalunya. La entidad de ahorro ha construido en Les Planes de Son (Pallars Sobirà), a 1.650 metros de altitud, un complejo bioclimático y sostenible que permitirá a pequeños y mayores adquirir hábitos y conocimientos relacionados con el respeto y preservación de la naturaleza.

Fomentar la educación ambiental entre los escolares, colectivos y entidades de toda índole, familias y público adulto es el principal o...

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¿Cómo andamos los españoles de educación ambiental? "Muy mal, aunque últimamente vamos mejorando", responde Jordi Sargatal, director de la Fundación Territorio y Paisaje de Caixa Catalunya. La entidad de ahorro ha construido en Les Planes de Son (Pallars Sobirà), a 1.650 metros de altitud, un complejo bioclimático y sostenible que permitirá a pequeños y mayores adquirir hábitos y conocimientos relacionados con el respeto y preservación de la naturaleza.

Fomentar la educación ambiental entre los escolares, colectivos y entidades de toda índole, familias y público adulto es el principal objetivo del Centro de Naturaleza y Desarrollo Sostenible de los Pirineos, en pleno funcionamiento desde el pasado mes de junio. Este equipamiento, pionero en Europa en su clase, está situado en un marco de gran belleza natural, a las puertas del Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici. Sus responsables esperan que cada año participen de sus actividades educativas, ocio e investigación ambiental alrededor de 10.000 personas de todas las edades.

El centro está situado a 1.650 metros de altitud, a las puertas del Parque Nacional de Aigüestortes

Ni que decir tiene que el centro nace con vocación de ser un referente en la materia. "La misión es hacer educación y seducción ambiental, de manera que nuestros clientes salgan de aquí más concienciados, con un plus de conocimientos y con argumentos para amar cada día más la naturaleza y salvar el planeta", explica Sargatal con gran entusiasmo.

Uno de los principales atractivos para sus usuarios, además de las características arquitectónicas del edificio, es su privilegiada ubicación, en un valle de tipología glaciar, rodeado de frondosos bosques de pinos, avellanos, abedules y abetos centenarios.

No muy lejos se encuentra La Mata de Valencia, uno de los mayores bosques de abetos de todo el Pirineo, con árboles que superan los 50 metros de altura y los dos siglos de vida. Sin duda, un lugar idílico que invita al reposo y muy apropiado para los urbanitas de vida ajetreada que necesitan huir del trasiego de la ciudad y volver el lunes al trabajo con las pilas cargadas. Es ideal para pasar un fin de semana con la familia o los amigos en contacto con la naturaleza más pura.

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Uno de los detalles más chocantes es la ausencia de aparatos de televisión en todo el complejo. "Aquí se viene a desconectar y a aprender a interpretar el paisaje, que es algo vivo y dinámico. En un futuro sólo habrá televisión por cable, que emitirá documentales y programas relacionados con la naturaleza", explica el director del centro, Daniel Cruz.

El centro de Les Planes de Son, en cuya construcción se invirtieron más de ocho millones de euros, es un ejemplo de sostenibilidad medioambiental que funciona con criterios bioclimáticos y de autosuficiencia energética. Los materiales de construcción son el granito de Galicia y la madera de roble americano y de haya. El centro funciona con una tecnología experimental que permite, mediante un programa informático, optimizar la gestión de los recursos energéticos y crear la temperatura adecuada en cada espacio. La calefacción y el agua caliente se obtienen con placas solares y el agua vuelve al río depurada por sistemas biológicos.

Pero lo que lo hace más ecológico es su integración en el paisaje. Francesc Rius, el arquitecto que diseñó el edificio, se inspiró en una cabaña de pastores de las inmediaciones. Para ello soterró la mayor parte de la edificación en la montaña con el fin de minimizar el impacto visual sobre el medio natural, de manera que el tejado es la continuación de una verde pradera natural por la que se puede pasear y en la que incluso pueden pacer las vacas sin apercibirse de que debajo de la hierba se ubica una instalación de 3.000 metros cuadrados.

Los responsables del centro puntualizan que no es un hotel, ni un albergue juvenil, ni un refugio de alta montaña. "Aunque lo parezca, no es nada de todo eso, sino que es un centro activo de educación ambiental para todas las edades y épocas del año, con posibilidades de pernoctar", añade Sargatal.

Las instalaciones, que cuentan con 94 plazas de alojamiento repartidas en habitaciones de dos, tres y cuatro camas, están abiertas a colegios, familias, empresas, universidades y entidades de toda índole. El centro está equipado con cafetería, cocina, comedor de 100 plazas, dos aulas con material informático, laboratorio, un auditorio con 200 butacas, ludoteca, un centro de documentación, mediateca y biblioteca especializada, planetario y un observatorio astronómico. Dos empresas privadas gestionan la zona de alojamiento y proporcionan los monitores que ofrecen para todas las edades un amplio abanico de actividades relacionadas con la naturaleza, tanto en invierno como en verano.

También cuenta con un centro de fauna salvaje de cuatro hectáreas donde se recuperarán, en régimen de semilibertad, especies autóctonas en peligro de extinción (tejón, zorro, gineta, garduña, marta, corzo, rebeco, lince y urogallo) y no se descarta que en el futuro el recinto acoja osos y lobos, dos animales que prácticamente han desaparecido de las montañas del Pirineo.

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