Tribuna:

Aquellos polvos...

Lo malo de realizar políticas a corto plazo es que el tiempo pasa, el corto plazo termina y el toro termina pillando a quien ha sacrificado todo a la obtención de un éxito inmediato, pero siempre pasajero. O como en el refrán, siempre aquellos polvos terminan trayendo estos lodos. La reflexión viene que ni pintada para aplicarla a lo que le está sucediendo al Partido Popular, cuya política se caracteriza por preocuparse exclusivamente de la obtención del éxito inmediato, olvidándose de cuanto puede venir después.

Y si ese éxito sirve para sus maniobras propagandísticas, mejor que mejor....

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Lo malo de realizar políticas a corto plazo es que el tiempo pasa, el corto plazo termina y el toro termina pillando a quien ha sacrificado todo a la obtención de un éxito inmediato, pero siempre pasajero. O como en el refrán, siempre aquellos polvos terminan trayendo estos lodos. La reflexión viene que ni pintada para aplicarla a lo que le está sucediendo al Partido Popular, cuya política se caracteriza por preocuparse exclusivamente de la obtención del éxito inmediato, olvidándose de cuanto puede venir después.

Y si ese éxito sirve para sus maniobras propagandísticas, mejor que mejor. Hay otras características de la actuación de los populares, como las de creerse que sus actuaciones son intocables, y que cualquiera que las critique merece ser condenado a las penas del infierno Pero ésa es otra historia, aunque venga muy a cuento con la historia del Prestige.

En eso de la propaganda hubo un tiempo en el que las cosas les funcionaban, pero cuando el tiempo pasa, y se comprueba que la propaganda no responde a la realidad, se termina produciendo rechazo hacia quien realiza esa política virtual. Ejemplos hay para empezar y no acabar. Véase si no lo que ocurre con el AVE a la Comunidad Valenciana. Estoy seguro que a muchos de ustedes les ha ocurrido lo que a mí, que alguien les ha felicitado por tener un tren que nos acerca a Madrid en dos horas. Y es que a fuerza de anunciar tanto el tren de alta velocidad, han hecho creer a muchos ciudadanos que ya tenemos esa maravilla ferroviaria, o que la tendremos en breve plazo, cuando la realidad es que ni los más sensatos se atreven a asegurar que tengamos AVE antes de diez años. ¿Quieren Vds. saber por qué? Porque todo lleva su tiempo, y hay otras prioridades: terminación de la conexión con Barcelona, Valladolid (?), la Y vasca... Por cierto, que hace aproximadamente 12 años, el proyecto del AVE a Barcelona estaba más adelantado que lo que está en la actualidad el nuestro, y todavía falta tiempo para que catalanes y madrileños estén conectados por el tren de alta velocidad. Pero eso no supone ningún obstáculo para que anuncien a bombo y platillo cualquier contratación de un estudio de unos pocos kilómetros de línea, o para que Aznar se apresure a inaugurar un simple movimiento de tierras, si es que todo ello sirve para hacer creer que es realidad lo que no es más que agitación y propaganda. Y hablando del AVE no se pierdan ustedes una perla del ínclito Aznar que declaraba en el año 1990: "El AVE es simplemente un lujo y un delirio de grandeza de Felipe González". Pues lo que en su momento era objeto de tal desprecio, ahora se convierte en la perla de la política del PP en materia de infraestructuras. Cosas veredes...

Pero las letras vencen y el tiempo se encarga de poner las cosas en su sitio, lo cual es especialmente cierto en el campo económico. Sin ir más lejos, y por poner simplemente un ejemplo, en el año 1996, la política del PP en el campo energético consistía en fijar como máximo -y casi único- objetivo la rebaja de tarifas. Cuando el tiempo ha pasado, se ha observado lo irreal de esa política, y la realidad es que ahora vamos a tener que pagar un concepto llamado eufemísticamente "déficit de tarifa", que significa, ni más ni menos, que en el futuro vamos a tener que pagar lo que en el pasado no hemos pagado. Y todo para que el PP se pusiera la medalla de haber bajado las tarifas eléctricas tan pronto como llegó al poder.

Tal vez porque son conscientes de que en el futuro no van a poder seguir con esa política virtual, en el PP intentan crear redes de seguridad. Y para ello no se les ocurre más que extender una red mediática para que queden difuminadas las consecuencias de su política. Así, piensan ellos, se sentirán a salvo, porque los ciudadanos no podrán percibir cuáles son las consecuencias de sus desmanes, si no hay medios de comunicación que se hagan eco de ellos. Ahora se ha descubierto la red que Zaplana creó en estas tierras para asegurarse unos medios de comunicación que no le dedicaran más que alabanzas, lo cual se ha convertido en un escándalo de alcance nacional.

No voy a romper una lanza por Zaplana, pero no termino de entender los aspavientos que se han producido por el descubrimiento del Zaplanagate. Al fin y al cabo, lo que el anterior presidente de la Generalitat intentó crear, es algo parecido a lo que el presidente del Gobierno ha creado, es decir, un grupo mediático afín al Partido Popular. Simplemente Zaplana intentó poner a Aguas de Valencia donde Aznar puso a Telefónica, y por lo tanto no parece que haya mucha novedad creativa en la invención ahora descubierta. Es cierto que, en este caso, la invitación a la participación estuvo aparentemente ligada a la celebración de un contrato, y ello da una apariencia de contraprestación muy poco correcta, pero siempre habrá quien considere que eso no tiene importancia. También es cierto que aquí hay elementos, como los avales y la intervención de un banco controlado indirectamente por la Generalitat, que hacen más chocante la operación, pero también Telefónica era un monopolio recién privatizado, lo cual significa que era sospechosa de recibir favores públicos, y nadie parecía escandalizarse por ello.

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Al fin y al cabo, no se a qué viene tanta extrañeza. Los que vivimos en estas tierras ya sabemos de las prácticas del PP valenciano, y, por lo tanto, que ahora se vayan desvelando, no nos descubre nada nuevo. Hace algún tiempo Miguel Ángel Aguilar publicó que cada vez era mayor la distancia entre lo que se sabía de Zaplana y lo que se publicaba. Ya era hora de que esa distancia se acortara.

Luis Berenguer es eurodiputado socialista.

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