Reportaje:

Predicar fuera para convencer dentro

El 'lehendakari' Ibarretxe saca al extranjero su plan de libre adhesión para seguir manteniéndolo vivo en el País Vasco

Repetir hasta convencer, aunque sea por agotamiento. Éste parece ser el lema del lehendakari Ibarretxe a la hora de explicar su plan "amable" de libre adhesión de Euskadi a España. Agotado el proceso de presentaciones públicas en la comunidad autónoma, Ibarretxe se ha lanzado con un objetivo inamovible en las últimas semanas a difundir su proyecto en el extranjero, desde Londres a París, pasando por Chile, Argentina y Uruguay. Pero con los altavoces mediáticos siempre orientados en dirección al País Vasco, que es donde su plan soberanista se pone a prueba.

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Repetir hasta convencer, aunque sea por agotamiento. Éste parece ser el lema del lehendakari Ibarretxe a la hora de explicar su plan "amable" de libre adhesión de Euskadi a España. Agotado el proceso de presentaciones públicas en la comunidad autónoma, Ibarretxe se ha lanzado con un objetivo inamovible en las últimas semanas a difundir su proyecto en el extranjero, desde Londres a París, pasando por Chile, Argentina y Uruguay. Pero con los altavoces mediáticos siempre orientados en dirección al País Vasco, que es donde su plan soberanista se pone a prueba.

Una de las claves de comunicación del equipo de Ibarretxe desde que el pasado 27 de septiembre presentó su plan en el Parlamento vasco ha sido y es llegar hasta el ciudadano "sin intermediarios". Sobre todo porque la respuesta de las fuerzas políticas -fuera de los tres partidos del Gobierno- no ha sido nada favorable y se ha encontrado con las reticencias notables de los empresarios, los sindicatos, la universidad pública y otros sectores. De ahí su ronda de conversaciones, sus mítines en las tres capitales vascas y la discutida medida de buzonear su iniciativa, con cargo a los presupuestos públicos, en los 850.000 hogares del País Vasco.

Ibarretxe combina en sus viajes la crítica al "autoritarismo" de Aznar con su propuesta

La última etapa de ese contacto directo con "el ciudadano" es la campaña exterior, aprovechando las salidas al extranjero. Fuentes de la Lehendakaritza niegan cualquier intención oculta de los viajes de Ibarretxe. "Teníamos acordadas unas citas y hablamos de lo que es actualidad. Aunque nos hubiéramos empeñado en no hablar de la propuesta, nos habrían preguntado por ella", señala un portavoz. En todo caso, niega que la motivación primera de las salidas al extranjero realizadas a finales de noviembre, acompañado de medios de comunicación vascos, públicos y privados, sea difundir la propuesta.

De hecho, el viaje a Chile tenía como elemento inicial inaugurar un planta de la empresa lechera vasca Iparlat en este país. Pero, de camino, Ibarretxe hizo una rápida escala en el Reino Unido para intervenir en la London School of Economics de Londres y el Saint Anthony College de Oxford. A ambos lugares acudió por invitación (en el primer caso gestionada por la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza). No tuvo un público excesivamente numeroso, 250 y 100 personas en cada charla, pero allí aprovechó para hablar de la modernidad y el bienestar Euskadi, con el pero del terrorismo de ETA, que calificó de "absurdo, espantoso e inhumano". Y para asegurar lo primero y resolver lo segundo presentó su propuesta, no sin antes calificar de "autoritario" al Gobierno central y comparar la situación de Euskadi en España con la del Tibet en China o la de Chechenia en Rusia.

Los mismos principios se repitieron en las Euskal Etxea (Casa Vasca) de Santiago de Chile, Montevideo (Uruguay) y Buenos Aires (Argentina). Ante un público afín explicó los objetivos de su plan y respondió preguntas.

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En su viaje a Londres y Latinoamérica, Ibarretxe logró entrevistarse con un jefe de Estado, el de Chile, Ricardo Lagos, el pasado 27 de noviembre. Lagos escuchó al lehendakari durante media hora y le recordó que no opinaba en cuestiones internas de España. A cambio, Ibarretxe mantuvo contactos con algunas fuerzas políticas y órganos parlamentarios de los países visitados. En todas sus intervenciones puso el énfasis en la cara más positiva de su plan -lograr para el futuro la paz y "una conviviencia amable" entre Euskadi y España-, obviando los aspectos más cuestionados y la falta de apoyos políticos suficientes para sacarlo adelante.

El mismo discurso de fin de la violencia, bienestar y soberanía compartida es el que mantuvo la pasada semana en París, donde dio una conferencia en el Instituto Católico de París ante algo más de un centenar de personas, El periplo explicativo tuvo el viernes parada en la Casa Gallega de Barakaldo (Vizcaya) y mañana, martes, llegará a Córdoba, por invitación de un foro de debate que dirige Julio Anguita, ex coordinador general de IU.

Con estos viajes, y gracias a la información enviada por los medios de comunicación que le han acompañado -especialmente la amplia cobertura de EITB (la radio televisión pública vasca)-, el lehendakari ha conseguido mantener caliente su propuesta. Y eso que ETA le dio un fuerte golpe a la pata de la paz, cuando en su comunicado posterior al coche bomba de Santander, el día 3 de diciembre, descalificó con dureza la propuesta. Quizá por ello, Ibarretxe reaccionó con presteza y no menor cuntundencia convocando la manifestación del día 22, en Bilbao, con el lema ETA Kanpora.

Mientras tanto, la oposición ha dirigido sus baterías sobre el coste de la difusión del plan, que consideran una iniciativa partidista. Frente a esta tesis, el Gobierno vasco, que el pasado jueves señaló en el Parlamento de Vitoria que ha destinado hasta ahora más de 190.000 euros, señala que se trata de un gasto institucional derivado de un "mandato parlamentario". La cifra de gastos aportada por el Ejecutivo vasco incluye los dos actos públicos de Vitoria y San Sebastián y la carta a los ciudadanos. Sin embargo, no se cuenta lo gastado el pasado 25 de octubre en el pabellón de La Casilla de Bilbao, los gastos de distribución de la carta en los hogares vascos y los viajes al extranjero, tal y como quiere la oposición.

El lehendakari Ibarretxe, el 21 de noviembre en Londres.JON BERNÁRDEZ

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