Garbancito, Juan sin Miedo y Blancaflor

La Navidad es un buen momento para sentarse al calor de unos leños y contar cuentos. Para contarlos hay que conocerlos -algo cada vez más raro hoy- y proveerse de la facundia y los elocuentes ademanes que permitan desgranar las peripecias de Juan sin Miedo, Blancaflor o Garbancito.

Cuentos populares españoles, de Antonio Rodríguez Almodóvar, puede ayudar a solventar este déficit de conocimiento. La edición de Anaya tiene, además, el encanto del libro bien hecho: páginas grandes, buen papel e ilustraciones de una belleza inesquivable. Javier Serrano, Ana Juan, Ana G. Lartitegui, C...

La Navidad es un buen momento para sentarse al calor de unos leños y contar cuentos. Para contarlos hay que conocerlos -algo cada vez más raro hoy- y proveerse de la facundia y los elocuentes ademanes que permitan desgranar las peripecias de Juan sin Miedo, Blancaflor o Garbancito.

Cuentos populares españoles, de Antonio Rodríguez Almodóvar, puede ayudar a solventar este déficit de conocimiento. La edición de Anaya tiene, además, el encanto del libro bien hecho: páginas grandes, buen papel e ilustraciones de una belleza inesquivable. Javier Serrano, Ana Juan, Ana G. Lartitegui, Carmen Segovia, Xosé Cobas, Pablo Auladell y Ramón Muro contribuyen con sus dibujos a acrecentar la magia del libro.

Rodríguez Almodóvar (Alcalá de Guadaíra, Sevilla, 1941) ha entresacado está colección de sus célebres Cuentos al amor de la lumbre. Rodríguez Almodóvar, doctor en Filología y catedrático de instituto de Lengua y Literatura Española, ha rastreado la rica tradición oral española para hacer una selección que incluye medio centenar largo de cuentos.

La princesa que nunca se reía, El zurrón que cantaba, La flauta que hacía a todos bailar, Los siete cuervos, Las tres preguntas, Los animales inútiles, Los dos compadres, El sermón de San Roque, El borracho y la calavera, Las bodas del tío Perico y El tragaldabas son algunos de los sugestivos títulos de esta colección de cuentos. El escritor José María Merino resume las características del libro en el prólogo: "Naturalidad, concisión, equilibrio estético entre lo popular y lo literario, voluntad de completar al máximo los textos y, como sustrato que lo impregna todo, humor, mucho desenfado, y ningún edulcoramiento. Todo lo que, en fin, resulta clave y paradigma del buen contar".