Aznar y Berlusconi pactan promover una Europa con un presidente permanente

Ambos elogian la cooperación antiterrorista pese a las diferencias

España e Italia son los primeros países de la UE que oficialmente se unen en apoyo de una propuesta común para que la Convención sobre la Reforma de la Unión Europea promueva un nuevo modelo de organización que, aun estando lejos de ser federal, incluya la figura de un presidente europeo permanente. El jefe del Gobierno, José María Aznar, y su homólogo italiano, Silvio Berlusconi, anunciaron ayer un acuerdo en ese sentido. Aznar anunció, además, que apoya que el nuevo tratado de la UE se firme en Roma, incluso fuera de plazo.

El acuerdo de Aznar es significativo, sobre todo de cara al P...

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España e Italia son los primeros países de la UE que oficialmente se unen en apoyo de una propuesta común para que la Convención sobre la Reforma de la Unión Europea promueva un nuevo modelo de organización que, aun estando lejos de ser federal, incluya la figura de un presidente europeo permanente. El jefe del Gobierno, José María Aznar, y su homólogo italiano, Silvio Berlusconi, anunciaron ayer un acuerdo en ese sentido. Aznar anunció, además, que apoya que el nuevo tratado de la UE se firme en Roma, incluso fuera de plazo.

El acuerdo de Aznar es significativo, sobre todo de cara al Partido Popular Europeo, que, pese a los intentos de conciliación realizados el mes pasado en Estoril (Portugal), sigue mostrando síntomas de división profunda ante las propuestas de los socios alemanes, orientadas hacia un federalismo avanzado.

El acuerdo aprobado ayer por Aznar y Berlusconi, en línea con los compromisos de Estoril, promueve una Unión que garantice la actuación subsidiaria de la organización frente a los Estados miembros y refuerce el equilibrio entre la Comisión, el Parlamento y un Consejo Europeo reformado bajo la dirección de un presidente permanente que ponga fin al actual sistema de rotación entre los Quince.

La nueva UE tendría plena personalidad jurídica para actuar en todos los terrenos, operaría por mayoría cualificada, "incluso en temas de política exterior o defensa", según precisó Aznar, incorporaría la Carta de Derechos Humanos con carácter vinculante y el concepto de ciudadanía europea como base de una política reforzada de seguridad y justicia.

España, dijo Aznar, apoyará, además, totalmente la idea de Berlusconi de que la Conferencia Intergubernamental que deberá constituir la Europa unida del futuro se celebre en Roma, bajo la próxima presidencia italiana, la primavera de 2003, adelantando la fecha prevista en un semestre. Pero incluso si ese calendario no se cumpliera ni tampoco el de 2004, España apoyará, según Aznar, que el segundo tratado constitutivo de Europa se firme en Roma, como el primero.

Éste fue el principal resultado anunciado al término de una cumbre devaluada en parte por la decisión de recortar a la mitad la presencia ministerial inicialmente prevista. Los ministros de Administraciones Públicas, Trabajo, y Ciencia y Tecnología no viajaron finalmente ayer a Roma. Sólo participaron en la cumbre los de Defensa y Exteriores. El encuentro terminó, además, con media hora de antelación sobre lo programado.

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"Entre amigos"

Todo se desarrolló, sin embargo, "entre amigos", según afirmó Berlusconi, que reconoció: "Debo mucho a Aznar, porque cuando yo estaba en la oposición presenté un programa de reformas liberales que estaba siendo aplicado en España por Aznar, y esa experiencia fue para mí la prueba del nueve de que las recetas que proponía funcionaban".

Tal es la sintonía, que las dos partes niegan cualquier diferencia que les separe, aun cuando se trate de un tema tan sensible como el terrorismo. Italia firmó en 2001 un Tratado de Cooperación Judicial con España, por el que se suprimía prácticamente la extradición. Fue el único país europeo que aceptó suscribir aquel documento, pero nunca lo ratificó. El Parlamento español lo hizo hace año y medio.

Este tratado debería carecer de utilidad a estas alturas, ya que la orden de detención europea, aprobada en el marco de la UE, comenzará a entrar en vigor a partir del próximo enero, al menos en el grupo de cabeza que, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, optaron por acelerar el calendario inicialmente acordado por los Quince. Pero Italia no sólo no está en ese grupo promovido por Aznar, sino que, junto a Austria, es el país que más reservas ha puesto a la euroorden. De hecho, necesitará hacer una reforma de su Constitución antes de que la nueva medida europea se aplique en su territorio. Esa reforma ni siquiera ha comenzado.

Preguntado por el tema, Aznar dijo ayer, sin embargo: "España e Italia cooperan de un modo excelente y los acuerdos que tenemos funcionan muy bien. Recuerdo expresamente la visita que Berlusconi hizo a Bilbao y me consta que ésa es la actitud del Gobierno italiano".

Berluconi, por su parte, confirmó que "la colaboración antiterrorista con España es excelente, tanto en materia de inteligencia como en la policial o el [ámbito] de los jueces", y aseguró que "en un próximo Consejo de Ministros se aprobará la propuesta de reforma de la Constitución" necesaria para que Italia aplique la euroorden.

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