Tribuna:PRODUCTIVIDAD EMPRESARIAL

La experiencia de Repsol YPF en I más D más i

El autor sostiene que sería necesario complementar con más ayuda pública a la I+D empresarial, subvenciones y préstamos favorables a sectores tecnológicos

La inauguración el pasado 19 de noviembre del nuevo Centro de Tecnología de Repsol YPF, por el Presidente del Gobierno, José María Aznar, constituye una buena oportunidad para reflexionar acerca del impulso que el conjunto de la sociedad española debe dar al I+D+i, por su importancia para nuestra definitiva incorporación al conjunto de países más desarrollados.

Estas reflexiones sobre la investigación tecnológica en España se van a apoyar en algunas cifras y datos: la inversión española en I+D representa el 0,97% del PIB, frente al 1,94% del conjunto de la UE y el 2,7% de los Estados Un...

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La inauguración el pasado 19 de noviembre del nuevo Centro de Tecnología de Repsol YPF, por el Presidente del Gobierno, José María Aznar, constituye una buena oportunidad para reflexionar acerca del impulso que el conjunto de la sociedad española debe dar al I+D+i, por su importancia para nuestra definitiva incorporación al conjunto de países más desarrollados.

Estas reflexiones sobre la investigación tecnológica en España se van a apoyar en algunas cifras y datos: la inversión española en I+D representa el 0,97% del PIB, frente al 1,94% del conjunto de la UE y el 2,7% de los Estados Unidos, éste muy próximo ya al objetivo de la UE del 3% para el 2010; sólo el 10% de la financiación pública a la I+D fue a parar a las empresas y éstas contratan con el sector público sólo un 6% de su gasto en I+D.

La inversión española en I+D supone el 0,97% del PIB frente el 1,94% de la Unión Europea
La relación Universidad- Empresa sigue siendo la asignatura pendiente en la sociedad española

Por tanto, aun a riesgo de simplificar excesivamente, se puede resumir la situación actual aseverando que las empresas españolas y el Estado gastan menos que los países de su entorno en I+D, que la financiación pública se dirige minoritariamente al sector privado y que las empresas privadas utilizan poco el sistema público de I+D, lo que dibuja un panorama poco halagüeño. O, en otras palabras, que históricamente el Estado no ha valorado suficientemente el efecto multiplicador de las ayudas financieras directas a la iniciativa privada y las empresas no han confiado en la investigación pública.

Consciente de este problema, el Gobierno ha desarrollado dos iniciativas fundamentales: la creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología, con el objetivo de desarrollar políticas activas en este campo, y la implantación, desde el año 2001, de una política de desgravaciones fiscales a la investigación, desarrollo e innovación que, sin duda, se cuenta entre las más avanzadas del mundo.

En este contexto, procede analizar qué medidas adicionales pueden contribuir a mejorar el panorama. El papel que debe jugar el Estado para corregir los desequilibrios antes apuntados nos parece fundamental. El actual marco fiscal debería preservarse y desarrollarse, facilitando su aplicación y ejerciendo una cierta labor formativa hacia las empresas menos habituadas a los requerimientos organizativos y contables que son necesarios para poder acceder a las desgravaciones fiscales. Este marco se podría complementar con más ayuda pública directa a la I+D empresarial, subvenciones y préstamos en condiciones favorables, dirigida selectivamente a sectores o proyectos prioritarios y a la I+D de mayor riesgo tecnológico. Actualmente se financian demasiados proyectos, con fondos muy limitados, y también se observa una creciente burocratización de las intervenciones administrativas.

Por otro lado, se debería facilitar una mayor utilización del sistema público de I+D por parte de las empresas. En un reciente estudio de la Asociación Europea para la Gestión de la Investigación Industrial (EIRMA), se valoraba positivamente el conocimiento y la calidad científica de los grupos de I+D públicos europeos, pero se echaba en falta una mayor orientación a objetivos y resultados concretos. Desde mi punto de vista existe una excesiva atomización y falta de conexión entre los grupos de I+D de las Universidades y otros centros públicos, debiendo potenciarse los mejores y promoverse redes de excelencia en áreas de conocimiento prioritarias. Se debería también facilitar el acercamiento de los investigadores públicos al mundo industrial, y las Universidades valorarlo suficientemente en sus currícula académicos.

Se evidencia una vez más que la relación Universidad-Empresa sigue siendo una asignatura pendiente en la sociedad española. Por una parte, la Universidad no siente la necesidad imperiosa de captar recursos para su actividad investigadora y por ello no orienta suficientemente su labor a las necesidades de la empresa. En Estados Unidos, por ejemplo, una parte importante de la financiación de las universidades públicas y privadas proceden de las colaboraciones con la industria y ello exige una auténtica política comercial de captación de estas empresas. A su vez, en nuestro país, la industria magnifica el aislamiento de la Universidad en materia de investigación y hace muy poco para evitarlo. Naturalmente, estas apreciaciones no pueden ser generalizadas. Hay algunos casos, tanto en Universidades como en empresas españolas en las que no sucede así, pero puede afirmarse que éstos constituyen la excepción más que la regla.

En resumen, puede afirmarse que, tanto en la Administración Pública, como en la sociedad española, sus investigadores y sus empresas, existe el convencimiento de que el país debe incrementar considerablemente su esfuerzo en I+D+i, pero también que una mejor asignación de los recursos y una mayor coordinación de la investigación privada y pública deberían permitir mejores logros que los actuales. La investigación pública tendría que conocer mejor las demandas de la industria y ésta esforzarse en crear nexos de unión con la investigación pública.

En Repsol YPF estamos convencidos de las ventajas de una estrecha coordinación con la investigación pública a través de la cual canalizamos el 16% de nuestro esfuerzo de I+D, frente al ya citado 6% como media de las empresas españolas.

Respecto a las actividades de Repsol YPF en I+D+i, éstas se realizan en tres planos diferentes: la mejora de los procesos de fabricación y la calidad de nuestros productos, tanto en costes como en lo que se refiere a prestaciones y a la disminución de su impacto medioambiental; el desarrollo de nuevos procesos y productos en aquellas áreas en las que disponer de tecnología es una ventaja competitiva; y, por último, la promoción de proyectos de más largo plazo y riesgo, que nos permitan evaluar el potencial futuro de nuevas tecnologías.

Entre las aportaciones concretas destaca la planta de coproducción de óxido de propileno y estireno construida en Tarragona, desarrollada con tecnología propia, en la que se han invertido más de 500 millones de euros, lo que la convierte en la mayor realización industrial desarrollada en la historia de nuestro país con tecnología española, el desarrollo de tecnologías propias en la producción de cauchos hidrogenados, la posición de liderazgo de Repsol YPF en la fabricación de plásticos de agricultura que han contribuido al espectacular desarrollo de los cultivos de invernadero en España y en otros países del mundo a los que se exporta dos terceras partes de la producción, así como la fabricación de carburantes, combustibles y lubricantes con altas prestaciones técnicas y continua disminución de su impacto medioambiental.

Sin embargo, la progresiva globalización de los mercados y la internacionalización de Repsol YPF hacían necesario incrementar el esfuerzo en tecnología hasta límites equiparables, en términos relativos, al realizado por las grandes empresas multinacionales del sector. Ello determinó que se decidiera abordar la construcción de un nuevo Centro de Tecnología del mejor nivel internacional, capaz para afrontar los nuevos desafíos. Este Centro, ubicado en el municipio de Móstoles (Madrid), y en el que se han invertido 174 millones de euros, tiene unas características que, unidas al excelente equipo humano de que se dispone, van a permitir incrementar nuestro esfuerzo en I+D en la misma medida que lo ha hecho la dimensión de la Empresa.

Para concluir, en Repsol YPF creemos que sólo a través de una apuesta decidida por la investigación tecnológica, tanto por parte de las empresas españolas, especialmente las de mayor tamaño y recursos, como por el conjunto de la sociedad española, será posible afrontar con garantías el reto de la globalización y aprovechar sus oportunidades.

Alfonso Cortina es presidente ejecutivo de Repsol YPF.

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