El arte se registra en el hotel

El hotel Barceló-Sants abre hasta el domingo 47 habitaciones al arte

Carta blanca a los artistas para que recreen su propio mundo en las habitaciones de un hotel. Ésta es la oferta singular de la feria de arte New-Art, inaugurada ayer con gran afluencia de público y que hasta el próximo domingo se celebrará en la primera planta del hotel Barceló-Sants (estación Renfe de Sants, seis euros). En la séptima edición de este encuentro artístico dominan las instalaciones y las presentaciones de uno o dos artistas. Las sugerencias que puede originar una habitación de hotel tienen plasmaciones artísticas muy diversas. A la mallorquina Mònica Fuster ha trabajado con el ...

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Carta blanca a los artistas para que recreen su propio mundo en las habitaciones de un hotel. Ésta es la oferta singular de la feria de arte New-Art, inaugurada ayer con gran afluencia de público y que hasta el próximo domingo se celebrará en la primera planta del hotel Barceló-Sants (estación Renfe de Sants, seis euros). En la séptima edición de este encuentro artístico dominan las instalaciones y las presentaciones de uno o dos artistas. Las sugerencias que puede originar una habitación de hotel tienen plasmaciones artísticas muy diversas. A la mallorquina Mònica Fuster ha trabajado con el sonido y ha manipulado informáticamente distintos ruidos producidos con el cuerpo. El resultado, presentado en la habitación de la Facultad de Bellas Artes, es un envolvente espacio iluminado tímidamente por neones verdes. En otro extremo mucho más exuberante, se encuentra la intervención de Susanne Höppner en la galería María José Castellví, que recurre con ironía ell kitsch y el pop. La galería Tres punts presenta un cuadrilátero de boxeo, con contenido conceptual titulado Gallos de pelea, a cargo de Anavia.

La calidez del amor es siempre referencia en una habitación de hotel; el italiano Enrico Ferrari proyecta unas imágenes de cuerpos desnudos en la cama que ocupa la habitación de la galería Segovia Isaacs. También proyeccciones emplea Amparo Sard en la galería Ferran Cano, que también presenta a María Silvestre. La Safia, a través del trabajo de Ita Puig y Marta Darder, presenta un espacio para el ensueño: toda la habitación es un inmenso lecho en el que se pueden tumbar los visitantes.

En la habitación de Àmbit se encontraran los antiguos restos ocultos que Roser Oduber ha enterrado en la arena. La galería Alicia Ventura da una nota de simpatía, al plantear un universo de diferentes registros emocionales a través de las pequeñas esculturas antropomórficas de Cesc Riera. El tránsito, el viaje, el turismo es una de las líneas de trabajo de la fotógrafa brasileña Adriana Ferla, que aporta, en la habitación de Ramon Sicart, un cubrecamas de singular factura. En la René Metrás, algo ligado a los hoteles: el pecado. La artista Laura Iniesta invita a hacer un examen de conciencia.

En Trama, Jo Milne expresa un mismo mundo con dos soportes distintos: la pintura y el vídeo. También Francesca Llopis ha tratado de demostrar lo caduco de las fronteras entre soporte. Sus vídeos y sus pinturas se exhiben en la galeria Theredoom. La sala Berini ha modificado el espacio convirtiéndolo en una singular galería de retratos. Los protagonistas son magos inventados de la época de Houdini y los autores, José Ramon Bas y Pepe Ruz. La galería Rrose Selavy presenta un pequeño formato iluminado con obras de Juan Medina y Plácido Romero. Premonitoria es la obra de R. G. Bianchi en Senda: un campo de fútbol, con varias marcas superpuestas, donde 12 desconcertados jugadores con la camiseta del Barça se enfrentan a una docena de otros desconcertados jugadores vestidos de blanco. Sólo falta el cochinillo.

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