Reportaje:

Risas contra la enfermedad

Un joven enfermo, premiado por su labor de payaso en un hospital

Una enorme sonrisa es siempre el mejor acompañante en la vida, pero en ocasiones, reír y hacer reír es tan necesario como la más eficaz asistencia médica. Diego Gallego Tolbaños, un madrileño de 16 años, lo sabe muy bien. Cuando sólo tenía tres meses, los médicos le diagnosticaron fibrosis quística, una enfermedad genética y degenerativa que causa infecciones y daños irreversibles en los pulmones y otros órganos. Desde entonces, el hospital infantil Niño Jesús, en Madrid, ha sido su segundo hogar. Allí también ha encontrado su vocación: ser payaso y mago para entretener a los demás niños ingre...

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Una enorme sonrisa es siempre el mejor acompañante en la vida, pero en ocasiones, reír y hacer reír es tan necesario como la más eficaz asistencia médica. Diego Gallego Tolbaños, un madrileño de 16 años, lo sabe muy bien. Cuando sólo tenía tres meses, los médicos le diagnosticaron fibrosis quística, una enfermedad genética y degenerativa que causa infecciones y daños irreversibles en los pulmones y otros órganos. Desde entonces, el hospital infantil Niño Jesús, en Madrid, ha sido su segundo hogar. Allí también ha encontrado su vocación: ser payaso y mago para entretener a los demás niños ingresados.

"Me divertía mucho cuando venían a visitarme payasos en el hospital. Luego me enseñaron las parodias y los trucos. Al final me lo pasaba mejor divirtiendo yo a los demás". Lo de "hacer el payaso" le gusta y lo hace bien, según sus padres y los médicos que le atienden. Ahora ha sido premiado por ello. El pasado martes, el chaval recibió en Bilbao la séptima edición del Premio Tonetti, creado en honor de los célebres payasos Hermanos Tonetti y que reconoce acciones humanitarias de especial relevancia.

Diego Gallego recibió en enero un trasplante de los dos pulmones, lo que le ha devuelto la vida, según su padre

El premio reconoce su labor como animador del Niño Jesús. Diego acude tres veces por semana a este hospital para recibir la rehabilitación que precisa. Llega a las 15.30 y, tras 20 minutos de sesión, dedica el resto de la tarde a divertir a los niños ingresados. Lleva tres años haciéndolo, siempre que la enfermedad y su estado de salud se lo han permitido.

"Lo de Diego es encomiable. No sólo sabe llevar con una alegría y una actitud envidiable las incomodidades de la fibrosis, sino que se vuelca de una forma increíble en los demás niños", asegura Mariano Bes, coordinador de actividades culturales en el Niño Jesús.

Las cartas, los nudos, los pañuelos, los discos de colores y las bolas. Ninguna herramiento del baúl de un mago tiene secretos para él. Los maneja a una velocidad endiablada. "Hay que sorprender. Ése es el secreto para hacer reír", afirma con aire experto. Cuando la magia se agota, la peluca, la nariz roja y las telas de colores brillantes del disfraz de payaso hacen el resto.

Es un niño y sabe los que es estar enfermo. Esto le permite entender como nadie a los niños ingresados en el hospital. "Hay que hacerles olvidar que están enfermos. Captar su atención y distraerles. Cuando te siguen, se ríen y bromean, lo has conseguido", añade. Él mismo ha estado en el lugar de quienes ahora divierte. El Niño Jesús es visitado cada año por muchos payasos y magos, lo que le ha permitido aprender de primera mano trucos y parodias.

La franca sonrisa de Diego demuestra que éste ha sido un buen año para él. En enero recibió un trasplante de los dos pulmones en otro hospital madrileño, el Puerta de Hierro, del que se ha recuperado perfectamente. "Ha vuelto a nacer", asegura su padre, Laureano. "A su edad, los enfermos de fibrosis quística empeoran mucho. Mi hijo tenía que estar todo el día tumbado, con el oxígeno puesto. Ya no podía ni subir unas escaleras. Tenía los pulmones muy mal y perdió el curso porque casi no pudo ir a clase", afirma su madre, Conchi. Hace unos días, para sorpresa de compañeros y maestros de él mismo, Diego corrió "durante seis minutos en clase de gimnasia". "Se quedaron con los ojos así", exclama entusiasmado, abriendo las manos. El chaval se ha volcado este año en los estudios que en 2001 tuvo que dejar. "Me encanta el instituto. Mañana [por hoy] tengo examen de matemáticas y tecnología, pero lo tengo controlado. Las mates son mi asignatura favorita", asegura.

La nota amarga del premio que recibió Diego en Bilbao fue el derrame cerebral que ese mismo día sufrió Pepe, uno de los tres Hermanos Tonetti. En otro gesto que demuestra su talante, Diego insiste al periodista antes de despedirse que no se olvide de él: "Quiero que escribas que todos queremos que Pepe se recupere lo antes posible".

Diego Gallego, en su casa de Madrid, con los objetos que usa cuando actúa de payaso.GORKA LEJARCEGI

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