OPINIÓN DEL LECTOR

Espacios públicos, noticias privadas

Los fieles y tenaces usuarios de los transportes públicos sabíamos tiempo atrás de la existencia de publicidad no siempre sofisticada en paredes de metros o autobuses. Por no parecer descorteses o quisquillosos, no habíamos osado abrir la boca (ni enseñar la lengua) sobre este asunto. Pero he aquí que hace algunos años algún genio del departamento de diseño y publicidad posmoderno de alguna transnacional (o afín) ha querido girar el tal vez un pelín exagerado motivo sesentayochista de hacer público lo privado y se ha puesto, mano sobre mano y euro o dólar sobre yen, a hacer que lo públi...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Los fieles y tenaces usuarios de los transportes públicos sabíamos tiempo atrás de la existencia de publicidad no siempre sofisticada en paredes de metros o autobuses. Por no parecer descorteses o quisquillosos, no habíamos osado abrir la boca (ni enseñar la lengua) sobre este asunto. Pero he aquí que hace algunos años algún genio del departamento de diseño y publicidad posmoderno de alguna transnacional (o afín) ha querido girar el tal vez un pelín exagerado motivo sesentayochista de hacer público lo privado y se ha puesto, mano sobre mano y euro o dólar sobre yen, a hacer que lo público devenga un espacio estrictamente privado. Cuando uno observa que entradas, paredes, vagones, fondos y espacios interiores de metros o autobuses se convierten en vallas publicitarias, le invade la nostalgia de aquellos tiempos en los que la ciudadaía pensaba que uno de los aspectos más abyectos del sistema era precisamene ése, la publicidad desaforada. ¿Es acaso una exageración enloquecida manifestar, con toda la cortesía posible, que los usuarios del transporte público no queremos entrar en espacios públicos reconvertidos en agencias publicitarias sin que, desde luego, haya mediado consulta alguna para la toma de tal decisión?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En