Un cambio que alegra a la oposición

Los socialistas no ocultan la satisfacción porque, a su juicio, el cambio de gobierno llevado a cabo por Jordi Pujol a petición de Artur Mas no haya aportado ninguna de las dos ventajas que podía haber conseguido el conseller en cap. 'Ni rejuvenecimiento, ni caras nuevas', dijo ayer el portavoz del PSC-Ciutadans pel Canvi en el Parlament, Joaquim Nadal.

El líder del PSC, Pasqual Maragall, se echó a reír ayer por la tarde cuando un periodista le preguntó por las virtudes de la renovación llevada a cabo por Jordi Pujol. 'Seis crisis de gobierno en tres años son realmente un récord ...

Los socialistas no ocultan la satisfacción porque, a su juicio, el cambio de gobierno llevado a cabo por Jordi Pujol a petición de Artur Mas no haya aportado ninguna de las dos ventajas que podía haber conseguido el conseller en cap. 'Ni rejuvenecimiento, ni caras nuevas', dijo ayer el portavoz del PSC-Ciutadans pel Canvi en el Parlament, Joaquim Nadal.

El líder del PSC, Pasqual Maragall, se echó a reír ayer por la tarde cuando un periodista le preguntó por las virtudes de la renovación llevada a cabo por Jordi Pujol. 'Seis crisis de gobierno en tres años son realmente un récord de renovación', ironizó. Puso el ejemplo de Italia, el país que durante décadas se caracterizó por la inestabilidad de las coaliciones de gobierno. 'Ni en la Italia del rivolcone lo habían conseguido', dijo.

ERC cree que Mas le deja el flanco libre al inclinarse por el sector de CiU proclive al PP

El desenlace de esta crisis ha inutilizado en buena parte uno de los argumentos con los que CiU pretendía adornar a Mas. El de que podía llevar al Gobierno catalán una generación nueva de dirigentes. Esa nueva generación no ha aparecido, a pesar de que Mas haya conseguido que Pujol le formara un Gobierno según sus deseos. Nadal sacó la implacable consecuencia: 'No veo que sea un Gobierno a la medida de Mas, porque si lo es indica, simplemente, que no hay tal medida'.

El frustrado intento de incorporar a un independiente valorado en los medios de la derecha económica, el banquero Carles Tusquets, ha sido interpretado por los socialistas como la prueba de que incluso Mas era consciente de que debe entrar aire nuevo en el Ejecutivo catalán, sobrepasar las fronteras de CiU tras tantos años de estar instalada en el Gobierno.

Algunos socialistas van más allá y sostienen, además, que el impacto mediático de la crisis de gobierno ha sido probablemente negativo para Mas y sus aspiraciones. Seis crisis en tres años envían a los electores el mensaje, señalan, de que CiU no acaba de concentrarse en lo que realmente interesa, la gobernación del país, y anda siempre ocupada en el reparto de carteras, cuotas e influencias de unos u otros.

Otros socialistas, más prudentes, valoran que la idea de cambio de gobierno tiene siempre una acogida positiva entre los electores porque crea la expectativa de mejora. Pero también anotan que, a un año de las elecciones, estas maniobras carecen ya de margen temporal para mejorar realmente nada sustancial. La fusión de departamentos, por ejemplo, es muy compleja y requiere mucho tiempo para ser eficaz.

No sólo los socialistas creen que el cohete lanzado por Mas tenía la pólvora mojada y ha subido menos de lo que se pretendía. ERC cree que Mas le deja ahora el flanco libre al otorgar tanto peso al sector de CiU proclive al pacto con el PP. El republicano Josep Lluís Carod está convencido de que ese es el sentido del nombramiento de Antoni Fernández Teixidó, el ex dirigente en Cataluña del Centro Democrático y Social de Adolfo Suárez. 'Se ha favorecido al flanco conservador del Gobierno y no el más catalanista', explicó ayer Carod.

Maragall enmarcó también la crisis de gobierno en el contexto general español. Las derechas españolas, la del PP y la de CiU, precisó, 'están de mudanzas, porque temen por sus expectativas electorales, y por esto han decidido hacer cambios de Gobierno en el último minuto. Es un error. No les servirá de nada. La gente se dará cuenta, y esto les pasará factura'. Con la prudencia con que siempre trata a Pujol, Maragall criticó que el presidente se autodefiniera como 'telonero' de Artur Mas. 'Irse sin irse no es un buen sistema. Significa que se han perdido las formas, la carta de navegar', dijo.